Existe la remota probalbilidad que mi presencia aqui tenga algún sentido. Por ahora no encuentro ninguno. Sin embargo, algo no cuadra. No sé. Como si hubiese ocurrido un error de continuidad. Como si de improviso me sintiera arrojado dentro de una escena que no reconozco. Todos los actores han sido cambiados y yo no aparezco ni en los créditos. Así me siento. No sé si me explico.
Lo último que recuerdo es el hombro de Michelle. Dormía despreocupadamente de espaldas a mí sin sospechar que yo me dedicaba a mirar su cuerpo perfectamente desnudo, iluminado débilmente desde afuera por las luces de la ciudad que se colaban a través de la persiana de nuestra habitación. Verla dormir así me calmaba, me tenía a punto de vencer mi insomnio crónico y luego esto…aparecer sentado en este oscuro burdel con un frío de mierda que ni los dos vasos de whisky parecen mitigar. Con los oscuros acordes de Rammstein rebotando contra las antiguas paredes de esta sala que parece funcionar a modo de recepción “escoge-la-chica-que-tu-desees-todas-son-increíbles-en-serio”, mezclándose con las débiles luces púrpuras y azulinas de rigor, dando un raro aspecto mezcla de antro moderno encajado en una escenografía europea de país escandinavo suspendido en el tiempo. No esta mal. Quizás si solo supiera como es que llegué hasta acá…
¿Vas a querer algo en especial? -me pregunta una chica en un español arrastrado que marca exageradamente las “k” y las “rr”.
-Acepto sugerencias -le contesto imitando su acento.
-Un sexo oral que no podrás olvidar jamás.
-De eso estoy seguro -agrego notando sus ultra carnosos labios- ¿Que tal incluirle una sesión de bondage?
La chica me mira extrañada, como tratando de definir si soy un enfermo o un idiota, y entonces se ríe. Hubiese preferido que pusiera cara de horror, claro. De rostro no es muy linda, de cuerpo es más bien robusta como de luchadora nórdica, pero en general proyecta una imagen bastante deseable, claro que al menor descuido ella podría hacerte puré. Sin la menor duda. En cambio sus labios se sienten bastante suaves, profesionalmente suaves. Ya de rodillas, ensayadamente inclinada sobre mi miembro, disimulada por la semioscuridad, moviéndose calculadamente, logrando incluso que olvide el intenso frío, consigue que mi semen quede esparcido sobre su rostro de una forma que hasta parece previamente estudiada. Quizás exagero, puede ser, pero considerando la extraña situación no me sorprendería que todo estuviera pensado dentro de una performance que incluye hasta la manera en que la luz incide sobre su rostro. Así de profesional.
-¿Algún comentario? -pregunta mientras limpia su rostro con un kleenex.
-No creo que haya palabras en ningún idioma para…
De pronto soy interrumpido por una serie de silbidos y gritos que se dirigen hacia la escalera que da al segundo piso sin que logre entender muy bien lo que sucede. De modo que me acerco un poco más hasta que consigo verte y, por supuesto…les encuentro toda la razón…no sé como explicarlo bien, pero la forma en que bajas vestida de un minúsculo color negro, sin mirar a nadie, notoriamene incómoda, levemente triste, como si quisieras huir de aquí, me hace sentir atraído de un modo poco usual, algo así como un fuerte golpe de luz directo a la retina que me deja cegado y lo único que atino a pensar es en quién eres, qué haces aquí, de donde saliste, por qué dejas que esa mujer te agarre del brazo y comience a tirarte visiblemente contra tu voluntad…
-¿Necesitas ayuda? -te pregunto acercándome hasta tu lado.
-Ella está bien ¿Cierto mi niña? -se adelanta en contestar la obesa mujer con un tono totalmente falso.
-Si…gracias -me contestas mordiéndote discretamente los labios.
-Cualquier cosa me lo dices ¿ok? Me llamo Pablo.
Y te alejas y por supuesto no te creo y es por eso que te fijo la mirada esperando que me des alguna especie de señal, pero ya estas frente al tipo ese con aspecto de mafioso que te mira con cara de llevar un mes o más sin tirarse a nadie, el mismo que te toma de la cintura y te lleva firmemente tomada hacia las escaleras lo que de verdad me molesta demasiado y me hace intentar acercarme nuevamente hasta tu lado. Pero un imbécil, uno como de dos metros me detiene, que me mantenga
lejos del señor Rigattoni o Ravioli o algo así, que si no soy fuerte que por lo menos sea listo y desaparezca de aquí, y entonces me empuja.
-¿Me vas a pagar o te vas a quedar esperando a que te muelan a golpes por culpa de esa chica nueva? -me dice la walkiria de los labios sintéticos- Si me das a elegir prefiero que antes me pagues.
-¿La conoces? -le pregunto tratando de pararme para ir nuevamente donde tí.
-Te dije que es nueva ¿no? Además existe el rumor que prefiere el beso de una chica. No seas idiota es parte de nuestro trabajo.
No muy convencido le pido que se quede junto a mí, que nos tomemos una cerveza, que me hable todo lo que sepa de tí. Antes me hace un gesto, que mire hacia allá, que me fije en esa chica que va subiendo las escaleras. Me cuenta que llegó contigo y que no se despegan. Para ella es obvio que son pareja aunque no las ha visto en alguna situación que las comprometa, pero si se ha fijado en la forma en que se miran, es que ella es muy perceptiva…Ya no la escucho. No me preocupan en lo más mínimo sus sospechas ni su percepción. Preferiría que me mostrara donde estás en este momento, pero claro no tiene ninguna intención de hacerlo. Entonces me quedo viendo como la chica desaparece en el segundo piso. Pensando que de algún modo extraño ella se parece bastante a tí…
Algo ha pasado. Una chica grita desde el segundo piso. Han cortado la música y todas corren descontroladas, incluso la obesa. Parece que buscan desesperadamente a alguien. Arriba, fuertemente inmovilizada, aparece esa chica, la que subió detrás de tí. La tienen tomada del cabello mientras la gorda le dice algo al tipo grande que me detuvo, algo que lo hace correr en dirección hacia la salida. Por puro reflejo me he levantado y voy tras él. Entonces me tengo que detener de golpe… Parada en la entrada apareces tú, con tu ropa toda salpicada de sangre, toda empapada, muerta de frío, mirando resignadamente a la otra chica. Ahora lo entiendo todo y comienzo a correr más rápido antes que el ex-guardaespaldas del ex-señor Caneloni pueda alcanzarte y entonces le lanzo al hijo de puta un golpe directo al rostro… con desesperación veo como mi puño se hunde traspasándolo si hacerle el menor daño, como si yo no existiera. Lo intento nuevamente y lo mismo. No puedo tocarlo. A cada intento lo traspaso como a una imagen. Entonces me doy la vuelta preocupado por tí. Has comenzado a entrar dirigiéndote directamente, como si fueras una piloto kamikaze, hacia el tipo que quiere alcanzarte. Me pongo en medio, pero es como si no me vieras y te acercas más hasta que te siento traspasar mi cuerpo como si yo fuera un holograma, uno que empieza a desvanecerse, a diluirse arrastrado hacia un lado por una fuerza desconocida, hacia los márgenes, cada vez más afuera, tan atrás que las imágenes se vuelven borrosas, desaparecen y son reemplazadas por un texto en manuscrito. Y sigo hacia atrás, incluso un poco más, deslizándome sobre la tinta hasta el bolígrafo que tienes en tu mano, mano que delicadamentela termina por firmar “Melanie” en la última línea justo en el momento en que paso por encima de tus labios y consigo determe un segundo, solo uno antes de desaparecer por completo.
Ahora que me encuentro nuevamente en la oscuridad, un poco más calmado, totalmente solo, puedo comprender… Llego a la conclusión que hay veces en que atrapado por la fascinante escena de una historia, casi como con la urgente necesidad de estar en movimiento, olvido que soy solo un personaje de ficción y entonces me confundo y pienso que realmente aquello es parte de mi vida. Y sobre todo cuando dentro de esa historia, que es de otro autor, donde aparezco solo como un extra, donde el guión se desarrolla a pesar de lo que haga, me siento inevitablemente enganchado con la protagonista, entonces la confusión es total. Y si es una chica la que me escribe, una como tú, todo se vuelve mil veces más complicado porque es doblemente triste escudriñar dentro de tí y repentinamente despertar y descubrir que esto no ha ocurrido de verdad…aunque es probable que, a esta altura, ya sepas a lo que me refiero.
Largas vacaciones ¿no? Bienvenida…
pablocox@hotmail.com