Se llama Perla, gordita deseada

Se llama Perla y aunque hace muchos años no se de ella, me dejó un grato sabor de boca… literalmente.

La conocí en un foro de internet, y tiempo después nos contactamos por Messenger. Ella es rubia, ojos verdes, gordita con unas tremendas caderas y unas grandes tetas y sobre todo, cachonda a más no poder.

Platicábamos mucho, hasta que quedamos de vernos en una primera cita, nada fuera de lo común. Fuimos a un Vips y de ahí al cine. No nos volvimos a ver en un tiempo pero ella me llamaba a diario y notaba que mientras hablaba conmigo jadeaba quedito, por lo que deduje que se masturbaba.

Volvimos a coincidir en reuniones con demás amigos pero no pasaba nada. Un día la vi en una fiesta, juro que la reconocí por sus nalgas. Ella estaba sola en un balcón mirando a no sé dónde. Llegué y la tomé por detrás de la cintura, le di un beso en la mejilla y ella simplemente me tomó las manos y las puso en sus pechos, fue un cachondeo increíble. Estuvimos así casi media hora hasta que llegó una amiga de ella a interrumpir y se fueron.

En esa época yo era el dueño de un ciber café, era un viernes y ella se conectó.

–          Qué onda Perlita

–          Qué onda

–          Pues nada, aquí pensando en tus tetas

–          Eres un cachondo

–          ¿Yo? Si tú fuiste la que…

–          Si ya se, estuvo rico

–          ¿Por qué no vienes al ciber? Ándale, vamos a fajar ando cachondo

–          No wey, no voy a ir hasta allá nada más para que me fajes

–          Ándale chiquita para besarte tus tetitas

–          Que no. Vamos a un hotel

–          No puedo, no tengo tanto tiempo. Tengo un compromiso y no puedo quedarme mucho tiempo, ándale ven, me das una mamadita yo se que te gustará.

–          No que hueva, por un faje que hueva, pero si me cojes…

–          ¿Aunque sea en el suelo?

–          Me tienes bien antojada, me vale donde sea

–          Ok ahorita compro condones

–          Yo llevo

–          Así o mas cachonda

–          Te vale madre, vas a ver lo que es bueno

Pasaron 20 minutos y ella llegó. Lo malo fue que había una cliente y tuvimos que esperar a que se fuera, pero no desaprovechaba la oportunidad para meterle un dedito en el culo por encima de su pantalón.



Apenas se fue, ella misma cerró la puerta y me tomó de las manos. Nos fuimos a un cuarto de junto y comenzamos a besarnos.

–          Estas rica Perlita

–          Si te gusto wey

–          Claro que si mira nada más que ricas tetas

–          Pero estoy gorda y creo que soy fea papito

Ella jadeaba como nadie, fue donde me di cuenta que aunque tremendamente cachonda pocas veces había tenido intimidad. La tomé por la espalda y le acaricié sus tetas mientras le aplicaba una que no falla, la acerqué a un espejo y le dije:

–          Tú no eres fea, eres un monumento. Que estés gordita solo hace que tengas mas tetitas y eso me encantas. Mírate en el espejo, en estos momentos eres la mujer más sexy y deseada del mundo.

Me pidió que le besara el cuello, se veía al espejo y relamía sus labios muy cachonda. Sirvió lo que le dije. Se volteó y me besó de lengua como si se fuera a terminar el mundo. Quería tomarla de la cintura pero ella misma agarraba mis manos y se las ponía en las tetas.

–          Oye Perlita, cuando me hablas por teléfono te tocas ¿verdad, cachonda?

–          Si papito, me encanta pensar que me tocas. Casi no salgo con nadie y tu me tratas diferente

–          ¿No me digas que estas enamorada de mi, chiquita?

–          Para nada, pero si me pones bien caliente

Le quité el brasier y salieron a flote sus dos enormes tetas. Ella misma las tomaba para podérselas mamar bien. Era algo incómodo estar parados y luego sentados en el piso. Por no ir a un hotel pero cuando te gana la cachondés se aprovecha donde sea.

–          Dame unas mamaditas mamita

–          No wey, me da asco eso no lo he hecho me da cosa

–          No te apures, la llevamos poco a poco. El sexo oral es delicioso ¿nunca lo has sentido?

Ni la dejé responderme cuando ya le estaba bajando su calzón y me dejó ver su rajita cubierta de mucho vello ya muy mojada por cierto. Le comencé a besar desde los dedos de los pies hasta los muslos y la zorrita se retorcía de placer. Le comencé a dar lengüetazos hasta que se volvió a venir y entonces le metí toda la lengua. Era tanta su excitación que me tomaba la cabeza y la hundía más y más. Le dije que yo me acostaría y que ella se sentara encima de mi cabeza para alcanzarla mejor, pero lo que en realidad hice fue moverla para quedar en un 69, el mejor de mi vida hasta ese momento. Seguí chupándole su panochita y empecé a meterle deditos por donde se pudiera hasta que sentí como de un jalón me comenzó a mamar.

Al principio me lastimó un poco con sus dientes pero no le bastó nada de tiempo para entender el proceso.

–          ¿No que te daba asco perrita?

–          Ya no papito, me encanta tu verguita la quiero toda

Me sacó absolutamente todo, y después de unos minutos a punta de besos volvió a parármela. Le dije que se sentara encima y lo disfrutó como nunca. Se agachaba para que le pudiera lamer sus pezones y ella misma se agarraba las tetas y se las chupaba. Estaba más que excitada y brincaba tan duro que me dolía la espalda pero todo se fue convirtiendo en mucho placer.

–          Por favor papito prométeme que luego vamos a ir a un hotel

–          ¿Te gustó lo que te hice hoy?

–          Si papito hazme lo que quieras

Nos vestimos, se despidió de un beso y cuando iba a abrir la puerta para salir la tomé de las tetas, comencé a sobárselas y metí mi mano en su entre pierna. La masturbé, jugué con su panochita, le di a probar sus líquidos. Ella ya no decía nada simplemente se dejaba llevar. Sirvió que la tomara por sorpresa, no le salían palabras solo gemidos. La tomé de la cabeza y empujándosela la hinqué y me saqué la verga que comenzó a chupar como desesperada. Perlita resultó mejorar en cada movimiento. Me vine en su boca y me la chupó toda dejándomela bien limpia. Se puso de espaldas y pude ver las caderotas tan hermosas, se empinó para subirse el pantalón pero la detuve y se la metí por atrás. Yo ya no tenía ni fuerzas pero Perlita simplemente me calentaba demasiado. Con esas caderas, esas grandes tetas y sus labios mamadores con esos ojos tan inocentes no se podía dejar pasar ninguna oportunidad. Terminamos al mismo tiempo, me dio un beso y me dijo que ya era tarde, y se fue.

Author: gordilover

10 thoughts on “Se llama Perla, gordita deseada

  1. nomas de imaginarme a perlita,me dieron ganas hasta de hacerle el amor,no una vez…si no muchas…me encantan las gorditas por ser muy “hot”…

  2. Siempre me han gustado las llenitas. Son dulces, tiernas y muy cachondas, no tienen tabúes en el sexo, son multiorgásmicas y si son tetonas, peluditas y culonas, que delicia, el mejor manjar para los que lo sabemos apreciar.

  3. Hola johanita si.gustas yo te lo puedo.hacer, con.el paso del tiempo me e.vuelto experto en dar sexo oral alas mujeres te dejo mi num de cel ok si te animas.5535372457

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