Relato erotico enviado originalmente por Pedro el 14 de Agosto del 2000
Esta es la historia de un hombre dedicado al mar y a todo lo que lo rodea, esta se situa en un paradisiaco puerto en algun lugar del mundo.
Todo comenzó un día comun y corriente en la vida de nuestro protagonista, el verano estaba en todo su apogéo, el calor era inmenso e inmesurables gotas de calido sudor escurrían sobre el musculoso pecho de Anibal, que solo portaba un pantalón blanco que era parte de su uniforme de la marina.
El trabajaba arduamente reparando el yate de Argelia, una joven millonaria, que estaba sola en este mundo y necesitaba la compañia de un hombre que le diera lo que ella necesitaba.Ese día despues de una larga jornada de trabajo, Anibal entró silenciosamente al yate sin provocar ningun sonido, sin adveritir de su presencia a nadie, de repente ella estaba ahi, su desnudez despertó los deseos de Anibal, mientras miraba como ella preparaba un platillo de frutas, y tarareaba una melodia con una dulce voz capaz de envolver de amor a cualquier hombre.
Las curvas de su cuerpo y ese tono bronceado en su piel hicierón que Anibal tuviera la mas excitante fantasía que jamas había experimentado, de repente un pequeño movimiento sacudió el yate y una uva cayó al piso llegando a los pies de Anibal que a su vez la tomó y se aproximó hasta Argelia y con una voz grave pero susurrandole al oido le dijo: “Creo que se te cayó esto”, ella volteó un tanto sorpendida pero al verlo a él, también semidesnudo, justo ahi frente a ella, sintió confianza y miró sus labios secos, sedientos.
Anibal colocó la uva en la boca de Argelia, pero ella no la comió sino que unió sus labios a los de Anibal y juntos exprimierón el jugo, mientras sus lenguas jugueteban, ella se prensó del cuello de Anibal, que desprendía un aroma que la atraía y la incitaba.
Anibal recorría suavemente la espalda de Argelia, sus manos descendían hasta acariciar con gran pasión los atributos de esa mujer, los pezones de Argelia se fueron endureciendo, su rostro se fué ruborizando y su respiración agitada que pedía mas, sus manos desabrocharón el pantalón de Anibal que tenía su miembro mas duro que una piedra.
La boca de Argelia parecía querer comerse el pene de Anibal, lo mojaba una y otra vez con su saliva y él sentia ese placer tan especial que unos buenos labios pueden provocar, los dos estaban desnudos, ella quería sentir la penetración, pero Anibal la hizo esperar un poco mientras la recostaba sobre la mesa y derramaba un poco de miel sobre sus pechos, la miel se deslizaba lentamente hasta llegar a su vientre y despues a sus genitales que ardían de deseo.
Anibal probó el sabor de la miel en ese cuerpo tan suave, la sensación de sentir como Anibal le quitaba la miel a sus genitales saboreando hasta lo ultimo era nueva para Argelia, un calor interno que casi la quemaba la hizo gemir, Anibal tambien utilizó sus dedos y ella se desbordó de placer.
Entonces el introdujo su pene, dentro de Argelia, la cargó, ella le pidió que no se saliera y la llevó al dormitorio, la recostó sobre la cama cuyas sabanas eran de satín, las luces eran muy tenues, casi nulas, había una vela que aromatizaba el ambiente, Argelia dijo: “No te detengas”, y Anibal comenzó con un ir y venir, sus movimientos al principio eran lentos pero subitamente comenzó a hacerla vibrar más y más fuerte, ella gritaba y apretaba fuertemente sus musculos pero sus piernas abiertas dejaban entrar y salir una y otra vez a ese miembro que le proporcionaba tanto placer, el climax estaba por llegar y entonces la culminación se produjo, Argelia obtuvo el orgasmo largo de toda su vida, la sonrisa en su rostro lo reflejaba, Anibal dejo ir todo el esperma con gran fuerza mientras besaba desefrenadamente los labios de Argelia.
í?l se salió lentamente de Argelia, la miro fijamente, Argelia tambien observó a su amante, y una nueva erección se produjo en Anibal al verla frente a él, “desnuda”, hicieron el amor una y otra vez y a la mañana siguiente Argelia despertó y habia una rosa roja junto a ella y una nota que decía: “Gracias”.