La hija del taxista 2

Continuación del relato “la hija del taxista”, podría llamarse: “la otra hija del taxista”Uno de los chavos, cuando se iba a coger a Elizabeth la tomó de un lado y la volteó boca abajo, sus manos quedaron un poco torcidas por las ataduras, pero al muchacho no le importó, se colocó detrás de ella y con las manos le abrió las nalgas, ella desesperada quiso soltarse, se movía como loca y entonces me paré junto a su papá y le dije: â??Quédate quieta o aquí acaba tu papáâ?, el taxista y su esposa también estaban desesperados de lo que sucedía con sus hijas; como yo sabía que tenía problemas con varias personas del rumbo solo le dije: â??Para que te fijes con quien te metes la próxima vezâ?, quería que supiera que era una venganza, pero no le mencioné el dinero, pues me descubriría.

Total, que Elizabeth se tuvo que quedar quieta y aguantar cuando el chavo este empezó a clavar su verga en su estrecho ano, fue evidente que le causó demasiado dolor, pues escurrieron gruesas lágrimas de sus ojos y de no ser por la mordaza sus gritos se hubieran escuchado muy lejos. El joven se la estuvo cogiendo por el culo sin ninguna compasión, haciéndola sufrir cada vez que su vergota entraba en el culito de ella. Yo estaba feliz, mi venganza se había consumado y dejé que los chavos hicieran lo que quisieran. Uno de ellos tuvo una idea, desataron a Rocío y la acercaron ala cama, le ataron las manos a la espalda y cuando el muchacho que se cogió a Elizabeth por el culo terminó, empinaron a Rocío y le ordenaron limpiarle el culo a su hermana, como ella se negó, la volvieron a amenazar con que la cambiarían de lugar con Elizabeth y además de que matarían a su papá o a su mamá. Rocío sin más opción se inclinó y metió su lengua en el culo de su hermana; casi se vomita, pero uno de los chavos la sostuvo del cuello impidiéndole levantarse hasta que limpió bien el culo de su hermana. Cuando levantaron a Rocío esta chilló: â??¿Porqué nos hacen esto, si nosotros no les hicimos nada?â?. Me le acerqué y le pegué una bofetada ordenándole callarse, y le dije que su papá era el culpable de todo, que ellas pagarían por todo el daño que su padre había causado; acto seguido la besé en la boca acariciando su cuerpo por encima de la ropa, ella asustada intentó retroceder, pero ya mis cómplices la sostenían para que no se moviera. La muchachita me mordió un labio y entonces si me enojé, le di otra bofetada y un puñetazo en el estómago que la hizo doblarse de dolor, le dije: â??Ah eso prefieres, bien, vamos a jugar rudo todosâ?, la levanté del cabello y la acerqué a donde estaba el taxista, le solté las manos y le ordené: â??¡Desnúdate!â?, ella vaciló y entonces puse la pistola en la cabeza de su papá; â??¡desnúdate o mato a tu papá, a tu mamá y a tu hermana!â?. Rocío sin más opción empezó a desvestirse, llorando, me dijo que me calmara, que haría lo que yo dijera pero que no lastimara a nadie.

Mientras esto sucedía, Elizabeth estaba siendo cogida por el culo de uno en uno, por lo que no podía hacer nada para defender a su hermana. Rocío terminó de desvestirse y uno de los chavos le ató los brazos en la espalda, aunque era delgada, desnuda se veía muy sabrosa, le dije que estaba menos buena que su hermana, pero que aún así le haríamos el favor; ella alegó algo de que le habíamos prometido no cambiarla con su hermana, yo le dije que efectivamente no la cambiaríamos con su hermana, â??Nos las vamos a coger por separadoâ? le dije y los chavos rieron de mi ocurrencia. Ordené a Rocío que se callara y la tomé del cabello, la obligué a hincarse y la hice chuparme la verga, ella obedeció sin chistar, pero llorando

Después de que me mamó la verga un buen rato, la levanté del cabello y la obligué a caminar hacia fuera de la habitación, le dije â??ven, vamos a divertirnos un rato tu y yoâ?; volteé a ver a mis cómplices y les dije a dos de ellos que me acompañaran, a los otros les dije que se siguieran divirtiendo, que regresaría después.

En el pasillo le pregunté a Rocío que si prefería ser cogida en su recámara, en la recámara de sus papás, en la sala, el comedor, la cocina o el baño; ella llorando me suplicó que la dejara ir, que no haría ni diría nada, pero que no la lastimáramos; le dije que mi paciencia se agotaba y que me respondiera o regresaría a matar a su madre. Ella, asustada se calló, pero no respondió; uno de los chavos que me acompañó me dijo que la lleváramos donde fuera, pero rápido â??que ya me anda por cogérmelaâ? completó.

Sin soltarla del cabello, la amenacé de que si hacía algún ruido su familia moriría, y la llevé a la recámara de sus papás. Le empecé a decir cosas soeces como que se imaginara lo rico que se cogía su papá a su mamá en esa cama, que ahora ella iba a sentir lo mismo que su madre cuando su papá se la clavaba, etc. La aventé sobre la cama boca abajo y le dije: â??escoge, panocha o culoâ?, ella chilló y le dije que si no escogía lo haríamos nosotros, sin remedio ella dijo: â??vaginaâ?; la volteé boca arriba y le abrí las piernas. Le pedí a uno de los muchachos que le vendara los ojos, pues el sudor me escurría por todos lados y me quité el pasamontañas, la besé en la boca, sentí su repugnancia mientras acariciaba sus tetas. Mi verga parada estaba en la entrada de su panocha, ella lloraba y bajito decía: â??no, no por favor ya déjeme, se lo suplicoâ?. Yo cruelmente me reí de ella y le dije: â??¿Tu crees que voy a desaprovechar esta oportunidad, crees que estoy loco?â? y se me ocurrió algo macabro, perverso. Me levanté y le ordené a uno de los chavos que trajera a la mamá de la chava con los ojos vendados. Cuando el salió, amordacé a la chica y le ordené quedarse quieta y callada o su madre lo pagaría, un momento después regresó mi cómplice con la señora con los ojos vendados; le dije a la señora: â??Dice su hija que mejor nos la cojamos a usted, al fin ya está bien cogida, ¿usted que opina?â?; le quité la mordaza a la señora; primero se enojó, pero luego con resignación me dijo que si eso salvaba a su hijita, ella con gusto nos complacería para que las dejáramos en paz. La chavita se retorcía como queriendo decirle a su mamá que no era cierto lo que yo decía, pero estaba bien amarrada y amordazada. Le quité la mordaza y le dije: â??Tu madre se va a sacrificar por ti, ¿qué dices?â?, ella me respondió que dejáramos a su mamá en paz y que nos la cogiéramos a ella, â??cójanme a mí, pero déjenla a ella, no la toquenâ? dijo la señora, la joven decía; â??no, a mí háganme lo que quieran, dejen a mi mamáâ?. Les ordené callarse a las dos y les pregunté a mis cómplices que escogieran a cual de las dos nos cogeríamos. La verdad la mamá no se me antojaba nada, pues era una señora chaparrita y gorda, de rasgos hombrunos; no sé como podía tener dos hijas tan buenotas. Uno de mis compañeros dijo: â??Pues nos cogemos a las dosâ? y se rió, el otro y yo también reímos y les dije a la señora y a Rocío â??¿eso quieren?, ¿nos las cogemos a las dos?â? y ellas volvieron a alegar que se sacrificarían una por la otra. Al final me acerqué a mis cómplices y les dije: â??Ya en serio, ¿a quién se quieren coger?â?, a lo que ellos me respondieron que era lógico que querían cogerse a la chava, pues estaba joven, sabrosa y antojable y la señora ya estaba muy pasada; así que amordazamos a la señora y la metimos a un clóset, la amarramos al tubo del clóset y ahí la dejamos, fuimos por la chavita y le ordené abrir las piernas, ella obedeció sin chistar y ya encaminado, me coloqué entre sus piernas y le clavé la verga sin miramientos, ella aulló de dolor y le dije que no quería gritos o me cogería también a su mamá, Rocío se mordió los labios y evitó gritar, pero no pudo reprimir sus gemidos de dolor; la besé por todos lados mientras me la cogía, duré buen rato hasta que me vine dentro de ella y le cedí mi lugar a uno de los chavos. Este de nuevo se la cogió y el otro le dijo: â??voltéalaâ?, el primero hizo un rápido movimiento y quedó debajo de la chava, el otro se colocó detrás de ella y escupió en su culo, luego le metió un dedo y lo movió como queriendo agrandarle el agujero, Rocío lloraba y gemía, pero evitaba gritar fuerte, el chavo puso su verga en la entrada del culo de ella y la fue metiendo poco a poco, era evidente que Rocío estaba llorando y que le dolía, pero mis cómplices se la cogieron sin miramientos, el que estaba abajo terminó primero y se vino sin salirse de ella, el segundo se vino poco después y también dejó su verga adentro llenándola de semen.

Yo me puse el pasamontañas, salí de la recámara y fui a donde estaba la orgía con Elizabeth, vi que ya todos se la habían cogido y les hice una seña a mis cómplices para que se fueran a la otra recámara, cuando me dejaron solo con Elizabeth y su papá le vendé a ella los ojos, ellos intentaban replicar, pero las mordazas estaban bien puestas; me acerqué al taxista y lo desaté siempre amenazándolo con la pistola, le quité la mordaza y lo obligué a caminar hacia la cama, le ordené desnudarse y lo hizo pues lo amenacé con matar a Elizabeth si no obedecía; ya desnudo, le dije: â??¡Cógetela!â?, el titubeó y negó con la cabeza; â??¡Cógetela o la mato y luego mato a tu mujer y a tu otra hija perro, cógetela ya cabrón!â?. Elizabeth, que se encontraba boca abajo se retorcía e intentaba decir algo, pero no pudo emitir mas que gemidos no entendibles. El Papá llorando, se hincó frente a mí y me pidió que no lo obligara a hacer eso, que era su hija. Yo le dije: â??Bueno, tu lo pediste, he de decirte que antes de matar a tu mujer y a tu otra hija también nos las vamos a coger si tu no te coges a esta; ahora que si tu te la coges, no les haremos nada a las otras, así que escoge que prefieresâ?; desde luego, él no sabía que en la otra recámara estaba la orgía en grande con su otra hija, así que sin más remedio se colocó detrás de su hija llorando; le dijo que lo perdonara por lo que iba a hacer, por lo que yo le ordené que no le hablara, â??¡Solo cógetela!â? dije y el colocó su verga en el culo de su hija; me burlé de él diciéndole que no se hiciera al idiota, pues ya tenía la verga parada, â??si bien que se te antoja tu hijaâ? le dije, â??Es más, que se me hace que ustedes ya se entiendenâ? y me eché a reír el taxista clavó toda su verga en el culo de su hija, que se retorcía del dolor y empezó a bombear, de una maleta previamente preparada, saqué una cámara instantánea y tomé una foto, el taxista volteó a verme y se iba a salir de su hija. Pero mi pistola la tenía encañonada a ella y le dije que siguiera con la violación. El siguió y yo les tomé fotos hasta que se acabó el cartucho, casi al mismo tiempo el taxista anunció su orgasmo y yo le ordené quedarse adentro de ella, â??si te sales la matoâ? amenacé y el se vino dentro del culo de su hija.

Ver como el taxista se cogió a su hija me puso a cien otra vez, como ya algunos de los chavos habían regresado de cogerse a la menor, les ordené atar, amordazar y vendar los ojos al papá; luego les dije: â??Llévenlo a la fiesta y que la disfrute igual que aquí; le puse un cartucho nuevo a la cámara y les pedí que tomaran fotos como las mías, ellos entendieron y se fueron con el papá, me hubiera gustado ver su expresión cuando descubriera que ya nos estábamos cogiendo a su hija; pero yo tenía otro plan; volteé a Elizabeth boca arriba y le quité la mordaza, le dije: â??escoge; boca, vagina o culoâ?, ella estaba callada sin moverse, le pellizqué una teta y le dije: â??escogeâ?, ella se retorció del dolor y gimió, pero siguió sin responder; puse la punta de la pistola en su vagina y repetí la orden, ella dijo muy bajito: â??bocaâ?, tal vez pensó que era lo mejor, no sé, el caso es que me coloqué en posición y ella abrió la boca, antes de metérsela le dije que no se le ocurriera morder o sus familiares lo pagarían, ella movió la cabeza afirmativamente y metí mi verga en su boca; esa cavidad suave y húmeda recibió mi pene erecto, bombeé un rato disfrutando la mamada y cuando sentí que estaba a punto de venirme me detuve y me salí de su boca; me calmé un poco y le dije a Elizabeth: â??Escoge, panocha o anoâ?; ella asombrada me dijo que ya había escogido la boca, por lo que le dije que solo estaba escogiendo el orden; ella me dijo una grosería y quiso gritar, pero un golpe de mi puño lo evitó. La amordacé de nuevo y le dije, â??bueno, yo escogeréâ? y me trepé a la cama, le abrí las piernas, sin ningún cuidado le clavé la verga de golpe, ella arqueó la espalda y gimió, pero no me importó, de nuevo la bombeé durante un buen rato hasta que sentí que estaba a punto de venirme y me volví a salir; la puse boca abajo y le dije riéndome: â??Escoge, culo o culoâ?; le clavé la verga en su ano lo más rápido que pude, sentí un poco de dolor, pero una vez que la clavé, empecé a moverme de nuevo, la violé con saña y me burlé de ella, hasta que sentí que me llegaba el orgasmo y ahora sí me vine dentro de ella; me levanté y le dije que era lo más sabroso que había sentido en mi vida, que a ver si algún día lo repetíamos. Después le dije que ni ella ni su familia hicieran nada por denunciarnos porque regresaríamos a vengarnos. Le até los tobillos a la cama y salí de la recámara para ir a ver que sucedía en la otra.

Los muchachos se estaban cogiendo a Rocío por los dos lados y uno de ellos me enseñó las fotos que le tomaron al taxista en donde se veía que estaba violando a su hija menor; satisfecho, les dije que en cuanto terminaran nos iríamos; todavía nos tardamos un poco, los muchachos estaban fascinados haciendo sufrir a Rocío y disfrutando su cuerpo; cuando terminó el último empezamos a retirarnos despacio, todavía me di el lujo de amenazar al taxista, le dije que si hacía o decía algo de lo ocurrido ahí yo enviaría las fotos donde se ve como el viola a sus hijas y además no viviría para contarlo. El afirmó con la cabeza, dando a entender que comprendía, nos fuimos llevándonos todo lo que pudimos, incluido el taxi.

Ha pasado mucho tiempo y no tuve noticias del taxista ni de sus hijas, incluso un día pasé por la casa y me pareció que estaba abandonada; solo quedó el recuerdo de esa inigualable noche.

Author: animalsex

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