10 pm. Y el calor ya escala el deseoso cuerpo de Sara. Satiros y Ninfas la observan desde aquel cuadro, incitantes, en su lucha genital pero ciegos. El viento susurra a los jazmines dormidos y el grillo busca su escondite secreto. Oscuro. mientras sus tiernos dedos, se van plegando en sus delgados labios vaginales de perra. Sus tetillas quieren reclamarle una caricia perdida. Pero la puta no hace caso mientras sus dedos toquen los suaves acordes de un Mozart y un Schubert. De cuclillas, frente al gran espejo rectangular, con sus piernas abiertas a medio compas, Sara observa su vagina que parece contarle algo que solo el silencio entendera. Hacia arriba y luego lentamente hacia abajo columpia su cadera con un sexo babeante, el ritual de las doncellas y las virgenes. Cierra los ojos Sara y entonces podras recordar!. Recordar el grueso miembro de Mario penetrando tu soledad, alisando los arrugados contornos de tu amor. El temblor de su vientre, la vibración de su carne, el palpitante musculo erecto y el dulce sabor de su nocturna miel. Que chupas como el jugo de la mas madura fruta. Insaciable. Sara sigue mamando de hambre y amor. Y vendra la claridad. Mario se disipa, Schubert desentona, los jazmines despiertan y el grillo indiferente, sueña con una mujer llamada Sara.