Mis vacaciones en Puerto Vallarta – 1


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Pues mira, te voy a contar de mis últimas vacaciones, me fui a Puerto Vallarta con una de mis mejores amigas y compañera de parranda, Gaby. Todo el viaje estuvo muy rico y con mucho sexo y diversión. Literalmente no dejé títere con cabeza… me comí todas las que pude jajaja.

La segunda noche

La segunda noche nos pusimos muy guapas para salir a un antro. Yo estaba vestida con una minifaldita negra, con una blusita morada muy escotada y con unos zapatos de plataforma altísimos, estaba toda muy sexy y enseñando mucha pierna. Cuando llegamos al antro llamé muchísimo la atención, imagínate mido 1.70 más quince centímetros de plataforma, sobresalía por mucho de la media de las viejas que había en el lugar.

Estuvimos tomando, bailando y echando mucho desmadre. Te he de confesar que a mí lo que más me prende es ver como un hombre se va excitado y calentando con mis coqueteos e insinuaciones y si hay adrenalina de por medio me puedo poner a 1000. Así que a los tipos que me sacaban, más que bailar los provocaba con el contoneo de mis nalgas y mi cuerpo, rozando muy suavemente mis senos en su pecho, acercándoles mi boca y cuando estaban muy cerquita se las retiraba. Conforme se iban excitando me volvía más agresiva y me divertía verlos con una erección enorme cuando les daba las gracias como si nada y me iba a sentar o a bailar con otro güey.

Con cada uno de estos bailes me fui poniendo más y más cachonda, tenía los pezones erectos y mi conchita ya estaba húmeda. Fue entonces, mientras caminaba de la pista de baile hacia la mesa, que llegó un tipo enorme que sin decir palabra me abrazó por detrás, rodeando mi cintura con sus brazos y jalándome de nuevo hacia la pista de baile. Se me pegó por detrás moviendo la cintura al ritmo de la música, bailaba tan pegado que podía sentir como crecía su miembro de una manera increíble, estaba enorme y bien duro, tanto que podía sentirlo palpitar aún atreves de su pantalón. Siguió frotando su verga contra mis nalgas mientras besaba mi cuello.

Se acercó a mi oído y comenzó a decirme que estaba muy buena y que le gustaban mucho mis nalgas y mis piernas. Me preguntó si estaba buscando tener buen sexo y yo asentí, me dijo que quería cogerme y que le mamara la verga y así continuó diciéndome todas las cochinadas que le gustaría hacerme y que me excitaron todavía más.

Me puso muy cachonda y tan caliente que hizo despertar todos mis instintos y ya sin pena le agarré de la verga por sobre el pantalón, eso lo tomó por sorpresa, pero después de un segundo de titubeo tomó la iniciativa y me propuso que fuéramos a su oficina, el tipo resultó ser el gerente del antro, y me condujo de la mano a través de la gente. Apenas cerró la puerta comenzó a besarme el cuello mientras se llenaba las manos con mis nalgas, sobándolas y apretándolas desesperadamente. Me quitó la blusa y el sostén haciendo que mis tetas saltaran a su encuentro, comenzó a chupar mis pezones mientras seguía sopesando mis nalgas con sus manos.

Chupaba tan rico mis pezones que me hizo perder la cabeza por completo, tú bien sabes lo que me encanta que se coman mis tetas y que me puedo venir solo de imaginarlo, lo hacía tan bien que con cada chupada me fui calentando al grado que dejé de razonar y lo único que quería era comerme su verga. Me puse en cuclillas mientras él se desvestía apresuradamente, colocó su enorme verga frente a mi cara y comenzó a golpearme como si fuera un mazo. Como pude me la metí a la boca y comencé a chupársela riquísimo.

Se la recorrí con mi lengua a todo lo largo, desde la base de los huevos hasta la punta del glande, en la que me esmeraba en darle una atención especial con mi lengua, para luego meterla completa en mi boca, primero poco a poco, pero después con un mete saca constante que creo que le encantó porque se le puso todavía más dura y más grande y no dejaba de gemir. La piel de su glande parecía que estaba a punto de reventar. Él gemía mientras me decía que no dejara de chupársela, que nadie se la había mamado tan rico y que quería venirse en mi boca.

Cuando pensé que estaba por correrse y que llenaría mi boca, me jalo hasta un sillón, me puso en 4 patas, levantó mi falda, hizo de lado mi tanguita y me ensarto por mi coñito que ya estaba babeando por la excitación. Después de 4 o 5 mete saca se quedó quieto y era yo quien lo embestía como loca moviéndome para adelante y para atrás haciendo que con cada embestida llegara su verga hasta el fondo de mi vagina y que sus huevos golpetearan en mis nalgas. Me tenía sujeta con ambas manos de mi cadera modulando mis embestidas para que no perdieran el ritmo frenético que habían alcanzado.

Pensé que yo solita me iba a partir en dos de tan profundo que podía sentir su miembro dentro de mi cuerpo. Ya no pude aguantar más y me apreté todo lo que pude contra su verga mientras me venía, gritando como loca por la excitación. Él entendió y también empujo todo lo que pudo su verga dentro de mí, llenándome con su leche caliente y recibiendo todos mis jugos mientas caíamos desvanecidos en el sillón todavía unidos por su verga.

Cuando me la sacó, estaba toda babosa, todavía parada y palpitante. Me acerqué y volví a recorrerla toda de arriba a abajo con mi lengua, lamiéndola suavemente para dejársela muy limpia de la mezcla de mis jugos y su leche. También limpié sus ingles, sus huevos y hasta su ano mientras frotaba su verga con mis manos. Me dijo que nunca le habían mamado el culo y creo que eso lo excitó al límite porque mientras se lo penetraba y lamía con mi lengua traviesa, su verga recobró en mis manos todo su volumen.

Sentir su verga de nuevo lista para la batalla hizo que se me antojara volverla a probar en mi conchita. Así que lo agarré por su miembro y lo llevé hasta el sillón para que se sentara. Me subí en su miembro y comencé a cabalgarlo, primero de frente y después de un rato dándole la espalda. Durante un buen rato estuve rebotando sobre su miembro introduciéndolo por completo en mi vagina.

Estaba tan caliente y su verga tan rica que se me ocurrió tener sexo por mi culo, porque hacía ya varias semanas que nadie lo exploraba. Pero primero decidí provocarlo más, así que me acomodé en el suelo en posición de perrito para darle una perspectiva completa de mis nalgas bien abiertas y bien paradas mostrando sin pena toda la entrada de mi culo. Volteé a verlo y con mi voz más sexy le dije que quería que me la metiera por el culo. Se levantó rápidamente y apuntó con su miembro en la entrada de mi culo. Por un momento me dio miedo y quise arrepentirme, pero ya era tarde. Él me tomó por mis nalgas y comenzó a jalarlas hacia él, mientras empujaba con fuerza su miembro. Mi culo se fue abriendo poco a poco tragando toda la longitud de su miembro.

Comenzó a culearme muy rico, con embestidas muy rápidas que me dejaban sin aliento, yo quería gritar, pero no podía, apenas y salían gemidos ahogados de mi garganta. Durante algunos minutos me la estuvo metiendo en esa posición, mientras me decía que le encantaba ver como se abría mi culo para recibir toda su verga.

Cambió el ritmo y ahora sacaba lentamente todo su miembro de mi culo para metérmelo completo de un solo golpe. Mis nalgas retumbaban con cada una de sus embestidas, esos movimientos me volvieron loca y comencé a rotar mis nalgas para ayudar a que su miembro llegara más profundo en mi recto. Así, comencé a venirme a chorros y a pedirle no parara y que me la diera más duro. Él, muy obediente, me siguió dando sexo e hizo lo que se le dio la gana con mi culo llenándolo hasta que se cansó, me culeó en todas las posiciones que se le ocurrieron, de perrito, paradita, sentada, acostada, de frente, de espalda. Me provocó más de 10 orgasmos de lo rico que me estaba culeando.

Agotado, por fin me sacó su miembro y se volvió a recostar en el sillón, yo me acerqué y comencé a atender su miembro alternativamente con mis manos y mi boca, después de un par de minutos comenzó a chorrear llenando mis manos y su abdomen con leche a borbotones. Mientras me decía lo puta que era y lo bien que la había pasado volví a limpiarle la verga sacando con mis chupadas hasta la última gota de su leche. Por último, lamí la leche que había en su estómago y dándole un ligero beso a su miembro le pedí su baño para lavarme y arreglarme un poco.

Al salir me dijo que podía regresar cuando quisiera y siempre mi consumo sería por cuenta de la casa, que se lo había pasado de puta madre, que había tenido el mejor sexo en mucho tiempo y que esperaba repetirlo pronto. Le dije que estaba de vacaciones y que seguro regresaría por más. Me dio su tarjeta y salí de la oficina.

De regreso a la mesa me encontré con Gaby que ya me estaba buscando, me preguntó que donde me había metido y yo le contesté que más bien a quién me había metido jajaja. Nos sentamos y mientras nos tomamos una copa le platiqué que había conocido al gerente del lugar y algunos de los pormenores de la sesión de sexo duro que me dieron. Me quiso reclamar por dejarla sola, pero le dije que era la primera noche de parranda. Nos fuimos a dormir a eso de la 4:00 am.

Fueron unas de las mejores vacaciones en mi vida, una semana de mucho sexo y calentura, y les seguiré contando lo que pasó los siguientes días, si les gusta este relato y así me lo piden.

ClauM.


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Author: ClauM

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