Mi gran noche

David me había invitado al cine y acepté gustosa, el chico realmente me gustaba, como había hecho mucho calor durante el día decidí ponerme algo fresco, una minifalda blanca, con una blusa de gasa había sido mi elección, las alpargatas anudadas en mi pantorrilla daban el toque final, según yo me veía muy bien al admirarme en el espejo, mi madre que se arreglaba para irse al hospital me dijo que estaba muy hermosa, y me preguntó a quien iba a ver, cuando sonó el timbre y sonriendo pícaramente le dije que a David y que ya estaba en la puerta. También David me encontró hermosa ya que lo constaté cuando lo vi babeando mientras me comía con la mirada de pies a cabeza; me causo risa ver la cara que puso y solo acertó a decir que me veía muy bien. Por el cristal polarizado del coche me di cuenta que David, que venía detrás de mí, no perdía de vista mis caderas, creo que ese efecto lo provocaba la tanga que me había puesto, como todo caballero me abrió la puerta del coche y yo disimuladamente le dejé ver gran parte de mis muslos al sentarme en mi asiento, aunque evitó verme directamente, si lo hizo de reojo. Se subió al coche y me preguntó a donde quería ir, y cuando sugestivamente le dije que a donde él quisiera, corrigió la pregunta diciéndome que si cual película quería ver. A mí me daba igual cual fuera siempre y cuando la viéramos acostados en el cuarto de un motel, pero solo le dije que cualquiera, así que no dijo nada mas y me llevo derechito al cine; ¡que desilusión!, por las miradas que me echaba pensé que me propondría algo, o por lo menos que me tomaría de la pierna, pero no, ni siquiera me tomó la mano. En el estacionamiento al cruzar al cine unos muchachos en un coche ultimo modelo nos dieron el paso, pero me dio la impresión que solo para verme a sus anchas, así que caminé un poco más lento para que babearan a gusto, y David ni en cuenta, mientras hacíamos la cola para comprar los boletos, llegó una pareja después, la chica era muy guapa y con un cuerpo perfecto, pero podía sentir como su pareja me desnudaba con la mirada, y se las ingenió para poder rozarme las nalgas sin que su novia se diera cuenta, cuando nos dirigimos a la dulcería voltee a verlo y me sonrió con una picardía que me agradó, al parecer todos los hombres se daban cuenta que desbordaba feromónas por doquier, todos excepto David.

Ya en la sala, platicábamos de trivialidades mientras apagaban las luces, cuando vi que los chicos del estacionamiento se sentaban justo detrás de nosotros, y entre ellos platicaban de lo linda que era la chica que habían visto hace rato, al oírlos pensé que se trataba de mí, así que decidí cerciorarme, al tiempo que me paraba y me inclinaba para decirle a David que iría al baño y que el cuidara los lugares, mis admiradores suspiraron profundamente, haciéndome caso David se levantó para que yo pudiera pasar bien y aunque había espacio más que suficiente para pasar, me restregué contra él, y por fin David reaccionó, me tomó firme de la cintura y bajó un poco sus manos hacia mis caderas, no quería que me soltara pero lo hizo, y tuve que seguir con mi plan de la ida al baño; para mi sorpresa dos de los muchachos se levantaron y me siguieron, al tratar de abrir la puerta de la sala unas señoras que entraban la abrieron de pronto golpeándome, me eché hacia atrás y mis admiradores me atraparon, sentí sus manos en espalda y cadera, mientras que uno de ellos me frotó en el trasero su duro garrote y me preguntó casi en el oído si estaba bien, asentí con la cabeza y le di las gracias por evitar que me cayera, aunque también le quería agradecer el manoseo y la rica frotada que me dieron, que me había endurecido los pezones. En el baño aproveché para secarme un poco y de paso darme una rica dedeada recordando el duro miembro que se estrelló en mis nalgas. Cuando regresé a mi lugar le pasé el trasero frente a David, dándoselo a desear a él y a los tres de atrás. Le dije a David que me habían golpeado la rodilla con la puerta y sin pensarlo me la talló en el preciso momento que se apagaban las luces, me acurruqué en su pecho y él me abrazó sin soltar mi rodilla, eso me alegró, ya que poco a poco, comenzaba a acariciarme algo más que la rodilla, voltee a verlo y me di cuenta que estaba extasiado con tenerme en sus brazos, le di un beso en el mentón y otro más en el cuello, buscó mi boca y me beso apasionadamente, nuestras lenguas se acariciaban y mis dedos dentro de su camisa jugaban con sus bellos, mis ya erectos pezones amenazaron reventar mi sostén cuando David comenzó a jalar del tirante, y poco a poco bajó la mano hasta que atrapó por completo mi seno derecho sobre la blusa, suavemente pero con firmeza lo apretaba y masajeaba, yo estaba que hervía sobre todo porque ya no solo atacaba mi seno, su mano izquierda se paseaba de la rodilla hasta mi entrepierna, yo facilitaba el acceso separando levemente las piernas disfrutando de sus manos. Solo fueron unos minutos ya que al poco tiempo sólo se conformó con abrazarme, y se limitaba a darme besos en la mejilla de cuando en cuando. Ya casi al final de la película cuando se acercó a darme otro casto beso, le ofrecí mi boca, y resultó ser un beso supercandente, sus manos para mi fortuna volvieron a la carga, pero ahora más atrevidas que hace rato, ahora buscó entrar en mi blusa y poco a poco fue haciendo a un lado el sostén hasta que logró pellizcar mi pezón arrancándome pequeños suspiros, mientras con la otra mano acariciaba mis labios vaginales por el borde de la tanga, tanta dicha tenía que ser correspondida, así que acaricie la cabeza de su duro pene por encima del pantalón, y le dije al oído que estaba tan caliente que haría lo que quisiera, en respuesta solo se retorció en su butaca y sentí que una conocida humedad se filtraba a través de su pantalón, por unos segundos más siguió tocándome, pero la película llegaba al final y pronto encenderían las luces, así que nos separamos y nos acomodamos la ropa, salimos del cine sin decir palabra, ahora los tres chicos de atrás miraban a David con verdadera envidia, y eso me hizo sentir más cachonda todavía, uno de ellos se tomó el paquete y se dio un par de jalones mientras me sonreía como ofreciéndomelo, con todo el descaro y cinismo del mundo, observando lo abultado que estaba, me lamí la comisura de los labios y le sonreí mientras lo hacia tragar saliva.
Cuando subimos al coche mi sangre hervía en mis venas y deseaba que David calmará mis ansias, así que aprovechando la poca luz de afuera y los cristales polarizados, me arrojé sobre David antes que encendiera el motor, nos besamos y no tardó en atacar mis dos senos, en un instante que se separaron nuestras bocas, le murmuré que me los besara, y separándome por completo me desabotoné la blusa, el solo fue espectador hasta que me desabroché el sostén dejando al desnudo mis tetas, apoyé mis brazos en el toldo del coche y fue hasta entonces que se aproximó y los sopesó, acarició y pellizcó los pezones, por fin acercó su boca, pero solo le daba besos a uno y otro con cierta timidez, tomé su cabeza con mis manos y lo apreté contra mis tetas, la respuesta no se hizo esperar, succionó con fuerza provocándome un poco de dolor que acepté valientemente, ya que sus manos también actuaban enrollándome la falda en la cintura, apretaba mis nalgas y jalaba con fuerza de la tira de la tanga separándome los labios vaginales y haciendo que mojara aun más la prenda, de pronto un mordisco en los pezones me hizo saltar, en seguida se separó, y me eché hacia atrás y abrí más las piernas, titubeó en lanzarse sobre mi sexo y tuve que ayudarle, jale de lado la tira de la tanga y el como hipnotizado acercó su mano, frotó con la torpeza propia de un principiante, nada que ver con el David que asediaba a cuanta muchacha pasara por delante, después de dos o tres lastimeros roces, preferí mamársela y sin decirle nada, me levanté y acaricié por encima del pantalón, él cerró los ojos y se dejo llevar, cuando logré abrir el cierre del pantalón vi que su trusa estaba completamente mojada, se había venido mínimo un par de veces, apenas logré sacar su juvenil tronco, este estalló sobre mi mano, como tocado por un rayo me separó diciéndome que se tenía que ir. ¿Qué cosa?, estaba dispuesta a coger hasta saciarnos y él se tenía que ir, en mis ovarios ya sentía ese dolorcito que indica que ya no puedes aguantar más y necesitas ser penetrada, mientras él apresuradamente se cerraba el pantalón. No me quedó más remedio que acomodar mis ropas y tragarme el coraje. Solo abrió la boca para preguntarme si me dejaba en mi casa, le respondí que no, que me dejará en el centro, y en silencio condujo las próximas cuatro cuadras, en el parque central le pedí que me dejara, y deteniendo el coche me dijo que luego me hablaba, la verdad me importaba poco si lo hacia o no, estaba totalmente desilusionada y con muchas ganas de ser cogida.

Author: tiburon

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