Ella me gustó desde que la contraté y busqué la manera de hacerlo con ella aunque fuera a la fuerza.Mi nombre es Pablo, tengo un despacho de asesoría administrativa, el cual ha hecho que gane mucho dinero; tengo un socio, dos secretarias y siete asistentes; pero había una que me volvía loco; su nombre era Carolina.
Carolina era una chica morenita, bajita de estatura, bastante delgadita, de senos pequeños; pero nalgas grandes y buena pierna, me gustaba por eso y porque continuamente iba al trabajo con ropa muy ajustada, lo que llamaba mucho mi atención.
Había otra chica llamada Norma que era más atractiva para los demás, ya que era alta y blanca, se pintaba el cabello de rubio y eso llamaba la atención de todos; no voy a negar que también Norma me gustaba, pero Carolina era mi obsesión; no sé si ella se daba cuenta de esto, porque continuamente nos quedábamos solos a trabajar en la noche y yo le decía: â??Ya vete Caro, te han de estar esperandoâ?, y ella me contestaba: â??No se preocupe, no tengo quien me espereâ?; yo le decía: â??Pero has de tener que ver a tu novio o algo, ¿no?â?, esto lo hacía yo para sondear la situación y ella respondía: â??No, licenciado, no tengo novioâ?, eso me hacía feliz, pues tenía yo alguna esperanza de tener â??algoâ? con ella.
Pero luego vino una decepción para mí, pues un día estábamos solos ella y yo en la oficina; yo recibí una llamada de mi esposa donde me daba malas noticias que ahorita no vienen al caso comentar; Carolina se dio cuenta que estaba yo abatido y me preguntó que me pasaba, le comenté la situación y casi se me salen las lágrimas. Impulsivamente y teniéndola tan cerca, se me ocurrió abrazarla para reconfortarme; ella aceptó el abrazo, estuvimos así unos minutos y al sentir su cuerpo tan cerca no resistí más e intenté besarla; pero al juntar mis labios con los suyos, de inmediato ella reaccionó empujándome y diciéndome: â??í?igame, ¿Qué le pasa?, ¿está loco?â?. Me sentí frustrado y le pedí perdón de muchas maneras, le expliqué que fue el momento lo que me hizo comportarme de esa manera; ella me dijo que me perdonaba pero que no volviera a ocurrir; desde ese día las cosas no fueron iguales.
Dentro de mí quedó una espina clavada de rencor por el rechazo y luego me llené de celos cuando me di cuenta de que uno de mis asistentes empezó a llevarse muy bien con ella; era lógico, pues los dos eran más o menos de la misma edad, tenían los mismos gustos y eran de la misma generación, y como yo ya era de una generación anterior, Carolina no platicaba tan a gusto conmigo como con su nuevo â??amigoâ?, además, ya la relación entre Carolina y yo no era igual, ya no bromeaba conmigo como antes, me hablaba solo para lo más necesario y solamente cosas de trabajo, no como antes que me platicaba de su familia y de su escuela.
Yo hacía hasta lo imposible por alejar al muchacho de ella, lo enviaba a empresas lejanas, separé sus lugares de trabajo, les asigné horarios de comida diferentes, etc., pero aún así mi sed de venganza no estaba completa y dentro de mi mente enferma empecé a fraguar un plan maquiavélico para que Carolina fuera mía a como diera lugar.
Planeé todo muy bien, al amigo o novio lo envié a una comisión a una ciudad de provincia durante una semana y media y a Carolina la saturé de trabajo, el jueves por la tarde le encargué varios asuntos para el lunes siguiente, sabiendo de antemano que no los iba a terminar y que tendría que ir el sábado a trabajar, puesto que esa era la política del despacho, las cosas tenían que ser entregadas a tiempo, así tuviéramos que quedarnos en la noche, fines de semana o días festivos; al mismo tiempo, me aseguré que los demás no tuvieran mucho trabajo para que nadie fuera el sábado, mi socio me había comentado que se iría de fin de semana con su esposa y sus hijos a la playa, así que todo me estaba saliendo a la perfección. El mismo jueves en la noche coloqué cuatro cámaras escondidas en diferentes partes estratégicas de la oficina.
El viernes me quedé hasta tarde y Carolina también, al estar solos pensé adelantar mi plan, pero vi que no era conveniente, que sería mejor esperar. Le dije que ya se fuera porque ya era tarde, ella me comentó que iría al día siguiente a terminar; le dije que estaba bien y me ofrecía a llevarla a su casa, ella se rehusó diciendo que llamaría un taxi, pero insistí hasta que la convencí. En el camino a su casa me puse a platicar con ella cosas triviales para que no notara mis nervios. Esa noche casi no pude dormir por los nervios de lo que iba a hacer al día siguiente.
El sábado me levanté muy temprano, desayuné y me acerqué a la oficina; dejé el auto lejos para que Carolina no lo viera y me senté en una banca del parque de enfrente a la oficina; desde ahí se apreciaba perfectamente la entrada, yo suponía que Carolina llegaría a las 10:00 u 11:00 a.m., pero estuve ahí desde las 9:30 más o menos. La vi llegar; llevaba unos pantalones blancos muy ajustados y una blusa negra sin mangas también ajustada; la imaginé desnuda haciéndome el amor, no tardaría en ello.
Unos minutos después me levanté nervioso y entonces vi llegar a la oficina a dos tipos, entraron con el duplicado de llaves que yo mismo les proporcioné con anterioridad y encendí un cigarrillo, si todo iba como lo planeé, en diez minutos tendría que llamar a la oficina.
La mayor dificultad que se me presentó cuando elaboré mi plan fue la de idear como le haría yo para que Carolina no me reconociera cuando la forzara a tener sexo conmigo; primero pensé en encapucharme, pero con el calor y a esas hora de la mañana, todo mundo sospecharía de mí y además Carolina reconocería mi voz cuando le diera órdenes; no podría ponerme la capucha ya que hubiera entrado porque corría el riesgo de que ella me viera antes, después de mucho pensar me acordé de un individuo que yo había conocido hacía mucho al que apodaban el chueco, ya que tenía dificultad para caminar; este tipo era un vago, ladrón y drogadicto de poca monta que por unos cuanto pesos era capaz de vender el alma de su madre; como él acababa de salir de la cárcel, donde había estado preso por asalto violación y asesinato, lo busqué en su barrio, un lugar de lo más sucio y horrible que pueda haber.
Cuando lo encontré, le expliqué mi plan detalladamente y él aceptó gustoso en cuanto oyó las palabras: â??sexoâ?, â??dineroâ? y â??forzarâ?. La única condición que puso era que haría el â??trabajoâ? junto con un amigo suyo; al principio yo no estaba de acuerdo, pues mientras más gente estuviera involucrada, más peligro habría de que el plan fallara, pero el chueco me dejó muy claro que si no participaba su amigo, entonces el no lo haría; así que tuve que aceptar pues no conocía a nadie más que aceptara con tanta facilidad y además ya le había contado todo al chueco y con estos tipos nunca se puede saber si van ir de â??rajonesâ? si no se les da el trabajo.
Después de que el chueco y su cómplice entraron, me dirigí a un teléfono público y marqué el número telefónico del despacho; me contestó una voz femenina, pero para mi sorpresa no era la voz de Carolina:
– Despacho XYZ, buenos días
– Buenos días, ¿quién habla?
– Norma, licenciado (se adivinaba un leve temblor en su voz)
– Ah, hola Norma, ¿cómo estás?
– B…bien, licenciado, gracias
– Oye, quería ver quien estaba ahí, ¿estás sola?
– N…no
– ¿Quién más está?
– Carolina
– ¿Nada más?
– Si
– Bueno, ¿está todo bien?, ¿no ha llamado nadie?, ¿no se ofrece nada?
– No, nadie, si… todo bien, gracias, si, digo, no… no se ofrece nada
– Ok, entonces dile a Carolina que llamé y que me comunico después.
– E…está bien, gracias.
– Adiós
– Adiós.
No sabía yo que pensar, ¿acaso el plan había fallado?, Norma nunca iba los sábados, después supe que solo había ido por unos papeles que necesitaba el lunes temprano y que había llegado muy temprano, como a las 8:00 y al verse sola en la oficina, se había conectado a Internet para chatear un rato; cuando oyó que alguien entraba, de inmediato se desconectó y tomó su bolso para irse, pero vio que era Carolina y se quedó platicando con ella, pobre Norma, sin imaginárselo se había puesto en manos de los vagos.
Esperé otros diez minutos y me acerqué con cautela a la casa donde estaba la oficina; el chueco había dejado un poco abierto para que no se oyera cuando yo entrara, incluso al entrar me quité los zapatos para que nadie notara mi presencia; al llegar al área de trabajo de los asistentes, vi a Carolina y a Norma, las dos estaban sentadas en sillas secretariales, con los brazos hacia atrás, las manos atadas a la altura de las muñecas y las piernas a la altura de los tobillos y ambas tenían vendas en los ojos ; el chueco y el panzón que era su cómplice estaban revolviendo cajones y desordenando todo, pues de acuerdo a lo que habíamos acordado, tenían que fingir que en principio era un asalto y que da ahí derivaría la violación.
Al entrar yo, el chueco me hizo una seña moviendo la cabeza y los ojos, señalándome el cuarto de archivo, lo seguí hacia allá y al llegar me dijo en voz muy baja: â??Dijiste que era una vieja y había dos, casi no las controlábamosâ?. Le expliqué lo sucedido con Norma y me dijo:
– Si cuando hablaste ya las teníamos sometidas y la obligamos a contestarte bien, pero te va a salir un poco más caro.
– ¿Cómo cuanto?
– Bueno, ya ves que nos íbamos a coger a la chaparrita, pues que te parece que nos echemos a las dos y mil pesos más de lo acordado, ¿cómo ves?
– De acuerdo, pero por que no mejor ustedes se quedan solo con la rubia para que me dejen a mi la morena;
– No, si la chaparra también está re buena, como crees que la vamos a desperdiciar, entonces decídete de una vez o rajamos con la tira.
– Está bien, pero yo voy primero como habíamos dicho ¿eh?
– Sale.
Salimos del archivo y vi a las dos chicas espantadas; el panzón estaba sentado junto a Norma acariciándole los pechos por encima de la ropa, ella murmuraba muy bajito: â??no me haga nada, llévese lo que quiera, pero no me haga nada por favorâ?. El panzón se levantó al vernos salir y el chueco comenzó a dar órdenes como habíamos acordado; les dijo: â??A ver par de putas, levántense rápidoâ?; Carolina, molesta le reclamó: â??¡Oiga, no nos trate así!â?, por toda respuesta, el chueco se acercó a ella, le dio una bofetada que le dejó la mejilla muy roja y levantándola de los cabellos le dijo: â??Yo te digo como quiera, pendeja, así que te callas y me obedeces o aquí te mueres, ¿entendiste?â?; esto doblegó a Carolina, que en voz muy baja y escurriéndole lágrimas a través de la venda contestó: â??si señorâ?.
Me sentí un poco mal por lo que pasaba, pues apreciaba a las dos chicas, pero luego recordé el rechazo de Carolina y el amorío con el muchachito este y pensé que esta era mi venganza y que se lo merecía; por la que sentí un poco de pena fue por Norma, pero ya estaba ahí y no podía hacer nada por ayudarla.
Cuando las dos chicas estuvieron de pié, el chueco sacó sus identificaciones de sus respectivas bolsas y les dijo:
– Aquí tengo sus credenciales, de una vez les digo que si no obedecen y hacen todo lo que se les ordene, vamos a ir a sus casas a vengarnos y cuidadito con ir a la policía porque les puede ir peor a ustedes y sus familias, ¿entendieron?
– Si señor, respondieron las dos chicas al unísono
– Estamos armados, así que cualquier movimiento en falso que veamos no vamos a dudar en disparar, ¿de acuerdo?
– Si señor
– Si suena el teléfono se los vamos a pasar para que contesten y deberán decir que todo está bien, cualquier lloriqueo, grito o acusación en el teléfono se mueren de inmediato, ¿escucharon?
– Si señor
– Las vamos a desatar y como ya sabemos sus nombres les vamos a llamar por ellos y ustedes harán lo que les diga, cuidadito con desobedecer o ya saben.
Acto seguido al panzón y el chueco desataron las manos y los tobillos de las chicas, pero no les quitaron las vendas de los ojos, el chueco ordenó:
– A ver Norma, te vamos a poner música y nos vas a hacer un strip-tease, quiero que bailes muy sensual, ¿eh?
– Si señor.
El panzón puso música y Norma comenzó a bailar mientras los demás nos sentábamos alrededor a verla y Carolina se quedaba de pie; el baile de la chica nos excitó mucho, pues sus movimientos eran sensuales y provocativos, se quitó la blusa, luego la minifalda que llevaba, luego sus botas; el chueco y el panzón coreaban: â??Mucha ropa, mucha ropaâ?; Norma se detuvo al quedar en ropa interior, pero el chueco le dijo: â??Quítate todo puta o verásâ?. Norma tuvo que seguir bailando y desvistiéndose, se quitó las medias y luego el sostén, se tapó los pechos con un brazo y suplicó: â??Ya, por favor, ya déjenmeâ?. El chueco se levantó, caminó cojeando hacia Norma, la agarró del cabello y acercó su cara a la de ella, con la otra mano quitó su brazo de los pechos y le pellizcó un pezón: â??Dije que te quitaras todo estúpida, no me hagas enojarâ?. Norma iba a gritar, pero el chueco puso su boca en la de ella, obligándola a besarlo, escuché el lamento de Norma y vi como cerraba sus puños impotente; en cuanto el chueco la soltó, Norma, llorando se despojó lentamente de su tanguita.
Norma desnuda era un espectáculo bastante agradable y apetecible, su blanco cuerpo contrastaba con sus vellos oscuros que ella trataba de esconder, el chueco le dijo: â??Pon las manos atrásâ?, Norma obedeció y la vimos en todo su esplendor, realmente era un monumento de mujer.
El chueco empezó a dar órdenes:
– Norma, siéntate; tu Carolina, híncate.
Las dos chicas obedecieron y me levanté, me acerqué a Carolina y me bajé el pantalón y la trusa y me coloqué frente a ella con la verga parada; el chueco le ordenó abrir la boca y en cuanto ella lo hizo, metí mi verga tomando a Carolina de la cabeza, jalándola y empujándola para que me la mamara; Carolina intentó rehusarse al principio, pero la agarré con fuerza y comprendió que no tenía opción, así que chupó mi pene con cierta repulsión, empecé a disfrutarlo y vi que el panzón y el chueco se acercaban a Norma; el chueco se colocó atrás de la silla de ella y le ató las manos por detrás, mientras el panzón se hincó, obligándola a abrir las piernas y metió su cabeza en medio de ellas, empezó a lamerle la vagina y el clítoris mientras el chueco desde atrás le acariciaba los senos. Norma se mordía los labios y gruesos lagrimones escurrían por debajo de la venda.
El chueco ordenó: â??Carolina, así como estás, empieza a quitarte la ropaâ?. Carolina lo hizo, se quitó primero la blusa, luego el sostén, yo no le daba oportunidad de dejar de chupar, pues mi placer era inmenso, me quedé viendo sus tetitas morenas mientras ella se quitaba los zapatos; en eso sentí como me llegaba un orgasmo y detuve la cabeza de Carolina, ella colocó sus manos sobre mis brazos queriendo separar su cabeza, pero no la dejé y tuvo que tragarse mi descarga de semen, traté de no gemir, pero fue imposible y solo intenté que no me reconociera.
El chueco estaba muy entretenido acariciando las tetas de Norma y besándole el cuello, así que tuve que ir para indicarle que siguiera ordenando; el me vio y dijo: â??Carolina, levántate y desnúdate todaâ?; Carolina obedeció, se quitó el pantalón y por último la pantaleta blanca, yo me acababa de venir, pero al verla desnuda completamente tuve de nuevo una erección tremenda, sin mediar palabra, me abalancé sobre su pequeño cuerpo moreno, que no era tan perfecto como el de Norma, pero estaba bastante apetecible; la abracé y empecé a besarle el cuello y a acariciarla por todos lados, mis manos recorrían sus pechos, cintura, nalgas, entrepierna. Carolina intentó resistirse, así que la tomé del cabello y después de darle un par de bofetadas, la llevé hasta un escritorio, tiré todo lo que estaba encima y obligué a Carolina a acostarse sobre él boca arriba con las piernas colgando a un lado, ya el chueco estaba junto a mí y le hice señas para que le detuviera las manos a Carolina, el entendió y le detuvo los brazos por arriba de su cabeza; Carolina lloraba y suplicaba:
– No , por favor, no me hagan nada, se los suplico, déjenme por lo que más quieran.
Sin importarme sus súplicas la obligué a levantar y abrir las piernas, se las sostuve en alto y me coloqué en medio de ellas, puse mi verga en su vagina y empujé fuerte, metiéndola toda de un empujón; Carolina gritó: â??¡Aaaahhhh nnnooooo aaaahhh por favor nooo, sácalo, duele, noo, no por favor, mmmmnnn!â?; el chueco le tapó la boca con una mano impidiéndole gritar. Deteniéndome de su cadera, empecé a bombearla con fuerza, Carolina lloró e intentó gritar, sin lograrlo; de repente escuchamos otro grito a nuestras espaldas:
– ¡Aaaahhh no, no sea maldito, nooo por favor!
Volteamos y vimos que ya el panzón tenía a Norma tirada en la alfombra del piso con las manos atadas a la espalda y estaba encima de ella, la había obligado a abrir las piernas y le metía toda la verga por su vagina; el panzón le tapó la boca con una mano, mientras con la otra acariciaba su cuerpo y la besaba en los hombros y los pechos.
Yo seguí bombeando a Carolina y empecé a gemir: â??¡Aaahh, mmmm, sssssii, aaaahhh, sssiiii!â?mientras Carolina se quejaba: â??¡¡Mmmmnnn mmmmffff nnnn!!â?; dejé sus piernas en mis hombros y con las manos libres acaricié sus pequeños senos, jugueteando con ellos y dándole ligeros pellizcos en los pezones; bombeé y bombeé, gozando mi venganza, pero tuve aguantarme las ganas de decirle a Carolina que esto le ocurría por haberme rechazado y por haber preferido a un muchachillo, seguí bombeando hasta que sentí que me llegaba el orgasmo y me vine sin salirme de Carolina, ella, desesperada, se retorcía tratando de zafarse de las manos del chueco y tratando de evitar mi venida, pero no pudo con ninguna de las dos cosas, descargué todo mi semen en ella, me salí y me di cuenta que mi verga estaba cubierta de sangre, supuse que era del himen de Carolina, me sentí satisfecho de habérmela cogido primero que su noviecillo; hicimos a Carolina levantarse, el chueco le ordenó hincarse y limpiarme la verga, ella ya no se resistió y con la lengua limpió el semen sobrante de mi pene, parecía que iba a vomitar, pero se aguantó, el chueco le dijo: â??Límpialo bien putitaâ? y ella hizo un buen trabajo mientras yo la contemplaba.
De pronto vi que el chueco ya no estaba junto a mí, vi que estaba ya junto al panzón indicándole que se diera media vuelta; el panzón si soltar a Norma se dio vuelta, quedando debajo de ella y poniéndola con el culo hacia arriba. El chueco se quitó el pantalón y el calzón y se paró detrás de Norma, puso sus manos en las nalgas de ella y colocó la punta de su pene en la entrada de su ano; cabe mencionar que el pene del chueco era de dimensiones impresionantes, tanto de largo como de ancho; lo primero que pensé fue que ese tremendo animalote no cabría en el culo de la chica, porque aunque tenía nalgas enormes, el culo normalmente es muy apretado.
Tomé a Carolina del cabello, la hice levantarse, le até las manos atrás mientras escuchaba los gritos desesperados de Norma, pues el panzón le había destapado la boca:
– ¡¡¡Aaaahhhh noooo, noooo eso nooo por favor, nooo, noooo ayyy duele, duele mucho, no por favor, ya nooo por favoooorrr!!!!
Adiviné que el chueco ya estaría metiéndosela por el culo; me apuré a llevar a Carolina a una silla y la empujé de los hombros para que se sentara, ella me preguntó:
– ¿Porqué nos hacen esto?, ya déjennos en paz por favor, no diremos nada, pero ya no nos hagan nada, se los suplico, señor.
Me di cuenta de que afortunadamente para mi, Carolina no sabía con quien estaba, por toda respuesta le di una bofetada y la obligué a sentarse; la amordacé, le até sus brazos al descansabrazos de la silla y los tobillos al tubo de la misma. La dejé llorando y me acerqué a ver lo que hacían el chueco y el panzón con Norma; aunque yo no había planeado hacerle nada a ella, el espectáculo que se ofrecía a mi vista me levantó de nuevo la verga; así que me hinqué, tomé del cabello a Norma, le levanté la cabeza y, aprovechando que seguía gritando, metí mi verga en su boca, obligándola a chupar; un rato después, me vine en la boca de Norma y la obligué a tragarse mi semen. El chueco y el panzón también se vinieron en ella; amordazamos a Norma y la dejamos ahí derrumbada en el piso, llorando.
Los tres nos acercamos a Carolina, que se retorcía queriendo soltarse de sus ataduras sin conseguirlo; El panzón se hincó frente a la silla donde ella estaba y empezó a lamerle el clítoris; Carolina solo emitía sonidos: â??¡Mmmm nnnn mmmm!â?; el chueco le quitó la mordaza y le preguntó: â??¿Te lo han hecho por el culo?â?; Carolina, espantada y llorosa contestó: â??No, señorâ? y el chueco volvió a preguntar: â??¿Prefieres mamármela o que te la meta por el culo?â?; Carolina desesperada se quejó: â??¡no señor, por favor, ya no me hagan nada, se los suplico, déjenme ir, no diré nada, pero ya, por favor!â?; el chueco le dio tal bofetada que enrojeció su mejilla y me hizo sentir lástima por ella.
â??¡Cállate y abre la boca!â?, dijo el chueco, supongo que Carolina comprendió que sería mejor chuparle el pene que ser violada por detrás, así que obedeció y se tragó el pene del chueco, empezó a chuparlo sin ganas, el chueco la tomó con las dos manos de la cabeza y gemía: â??¡Aaahhh si, así putita, hazme gozar, ah!â?, al mismo tiempo, el panzón empezó a desatar a Carolina de los tobillos y de los brazos; cuando terminó, le colocó los brazos ató los brazos atrás de la espalda y le ató las muñecas; todo esto mientras Carolina seguía mamándosela al chueco; este le detuvo la cabeza y le dijo: â??Mamas muy mal, así que yo creo que te voy a coger por el culoâ?. Carolina gritó: â??¡Nooo, señor, por favor no me haga eso, por lo que mas quiera, nooo!â?, sus ruegos fueron inútiles, ya el chueco la había levantado del cabello y la había colocado frente a un escritorio; la obligó a empinarse con las piernas abiertas y me dijo: â??¡órale cabrón!, ¿qué no se te antoja?, no te vamos a estar esperandoâ?. Yo no había pensado en sodomizar a Carolina, pero ya viéndola con el culo parado, se me antojó demasiado; así que me coloqué detrás de ella, acaricié sus nalgas ansiadas tanto tiempo por mí y puse mi verga en la entrada de su ano; ella suplicaba: â??¡No, señor, por favor, no, se lo ruego, no lo haga; haré lo que quiera, pero eso no por favor!â?; sin hacer caso de sus lamentos empecé a empujar mi verga para clavársela, cuando entró ella gimió: â??¡Aaaarrrggghhh, noooo, aaaaaayyyyy!â?. Metí mi verga despacio hasta que sentí que llegué al fondo, ella no paró de gemir y una vez que la tuve empalada, me detuve unos segundos mientras Carolina aullaba: â??¡Yaaaa sáquemela por favor, por favor, por favor, ya noooo!â?; con mis manos en sus caderas empecé el vaivén adentro y afuera, gozando con aquél culito tan apretado; aguantándome las ganas de gemir para evitar que las chicas me reconocieran, solo pude gemir: â??¡Ah, ah, ah, ffff, mmmjmm!â?.
Estuve cogiéndome a Carolina por el culo un buen rato, gocé cada lamento suyo y al final me vine adentro de su culito recién desvirgado.
Me alejé hacia mi privado mientras vi como el chueco se colocaba en mi lugar y como le clavaba a Carolina también su verga por el ano, oí los gritos de ella suplicando de nuevo: â??¡Noooo, no más, ya nooo por favor, aaaaayyyy noooo!â?.
Me encerré en mi privado desnudo, escuchando el ruido de los niños jugando en el parque de enfrente y los gritos de Carolina por el otro; encendí mi computadora y me conecté a Internet para ver páginas porno; cuando dejé de oir gritos supuse que el chueco había terminado, pero luego escuché de nuevo lamentos, imaginé que el panzón había tomado el lugar del chueco y le hacía lo mismo a Carolina; los gritos cesaron rápido y salí a ver que pasaba.
Efectivamente el panzón se estaba cogiendo a Carolina por el culo, pero ella ya no gritaba porque le habían metido en la boca su propia pantaleta y se la habían fijado con masking tape; la habían colocado en el piso, de tal manera que su cara estaba de lado en el piso, sus rodillas también en el piso y su culo levantado, con la espalda arqueada y los brazos atados atrás, el panzón estaba semi empinado atrás de ella y se la metía con los ojos cerrados, se veía que lo estaba gozando mucho, le decía a Carolina cosas como: â??¡Ay mamacita, si estás bien sabrosa, por eso te nos antojaste, que rico culo chula, lo tienes bien apretado!â?.
El panzón terminó, sacó su verga chorreante y dejó escurrir su semen por la espalda de Carolina; pensé que todo había terminado y que ya dejaríamos a las chicas, pero el chueco me preguntó: â??¿Ahora qué sigue?â?; le hice señas de que ya era todo y el me dijo: â??¿Ya?, ¿tan rápido?, si apenas vamos empezando, no mames, apenas es temprano y estas niñas están bien sabrosas como para dejarlas asíâ?.
Me acerqué al chueco y le pregunté muy bajo: â??¿Qué quieres hacer?â?, y el me respondió que quería seguir cogiéndose a las dos; le dije que podía seguir pero que yo ya no participaría, solo vería. El me dijo: â??Como quierasâ? y se acercó a Norma mientras el panzón se acercaba a Carolina, el chueco le dijo: â??Te apuesto que mi puta chupa mejorâ?, el panzón respondió: â??No, la mía es más puta y chupa más ricoâ?; hicieron una apuesta a ver cual de los dos terminaba primero con las chicas chupándoles las vergas; les quitaron las mordazas, las hicieron hincarse frente a ellos y les ordenaron abrir la boca, las obligaron a chuparles los penes mientras ellos las tenían tomadas de la cabeza.
El chueco se vino primero, obligando a Norma a tragarse su semen; él festejó su triunfo y le cobró al panzón la apuesta, este se enojó y culpó a Carolina de haber perdido, le dio dos bofetadas y la hizo seguir chupando su pene hasta que terminó, obligándola también a tragarse el semen.
El ver lo que estos tipos les hicieron a las chicas volvió a excitarme, mi verga se levantó en toda su extensión y el chueco me dijo: â??Ahí esta, ¿no que no querías?, ándale, aprovecha ahora que puedesâ?. No es justificación, pero cuando un hombre está excitado es pero que un animal salvaje, vi que era mi última oportunidad y me acerqué a Norma, la hice hincarse junto a Carolina, tomé a cada una de los cabellos y el chueco les ordenó abrir la boca; tanto él como el panzón miraban divertidos lo que yo hacía, cuando las chicas abrieron las bocas, metí la verga en la e Norma, la hice darme unas chupadas, luego la saqué e hice que Carolina me lo mamara también, las estuve alternando un buen rato; cuando sentí que me iba a venir, me detuve, las solté, descanse un poco hasta que sentí que ya no me vendría y entonces las hice bajar la cara al suelo, me coloqué detrás de ellas y metí mi verga en la panocha de Norma, mientras ella se quejaba; la bombeé un rato y luego hice lo mismo con Carolina, ella se quejó un poco menos, pero también se quejó; las alterné un rato, pero ya mi verga estaba por estallar, estaba en Carolina cuando me salí para ver si aguantaba, pero ya no pude, chorros de semen salieron de mi verga y llené a Carolina en las nalgas, luego apunté a las de Norma y también la llené de mi leche.
Cuando terminé, el chueco y el panzón ya se estaban vistiendo, hice lo mismo; metimos a las dos chicas al baño, el panzón las desató advirtiéndoles que no hicieran nada durante una hora o las mataría; también las amenazó con que no dijeran nada a la policía porque teníamos sus domicilios y si sabíamos que nos habían denunciado, las visitaríamos en sus casas; luego las desató, salió del baño y trabamos la puerta por fuera, recogimos y limpiamos todo; acomodamos las cosas para que yo no tuviera que levantar una demanda por robo y luego nos fuimos.
Ni Carolina ni Norma fueron a trabajar el lunes, llamé a sus casas fingiéndome preocupado y en ambos lugares me dijeron que las chicas estaban enfermas; Carolina se presentó el martes solo a renunciar; le insistí que tenía que quedarse, pues ella no me daba una buena razón para irse, nunca me dijo lo que yo ya sabía que había sucedido el sábado; después de mucho negociar la convencí de quedarse, todavía trabaja conmigo. Despedí al chico con el que andaba y ya estoy tratando de conquistarla, se que tarde o temprano caerá.
Norma jamás volvió a presentarse a trabajar, hubo quien me indicó que la demandara por abandono de empleo, pero no lo hice, me pareció demasiado canalla de mi parte, si viniera la volvería a contratar a ver que día nos volvemos a divertir.
COMO UNi PERSONi TiN PROFESIONiL COMO UD PUDO HiCERLE iLGO iSI i UNi CHICi QUE iUNQUE NO FUESE INOCENTE IGUiL ERi UNi DiMi TRiBiJiDORi SUYi Y UD LO MiS CINICO CUENTi COMO SE LO HIZO, ELLiS DEBERIiN DE HiBER DEMiNDiDO iUNQUE SUS FiMILIiS ESTUVIESEN EN PELIGRO, LO CUiL NO ERi CIERTO Yi QUE UDS LO QUE HICIERON FUE INTIMIDiRLiS. QUE PENi QUE EXISTiN HOMBRES COMO UD QUE NO ViLEN NiDi,SON UNi PORQUERIi Y NOS PONEN i TODOS EN UNi MiLi IMiGEN, ES CIERTO SOY HOMBRE PERO NO SiLViJE Y TENGO MIS RELiTOS EROTICOS COMO TODi PERSONi NORMiL PERO NUNCi UNi VIOLiCION DE ESE TIPO, SERi QUE UD NO PUEDE CONQUISTiR i UNi MUJER COMO SE DEBE? NO SE SIENTE LO SUFICIENTEMENTE HOMBRE PiRi HiCERLO BIEN?, QUE PENi ME DiS Y iSCO TiMBIEN, PORQUE CON LiS MUJERES CON LiS QUE HE ESTiDO ME HiCEN DE TODO Y HiGO DE TODO PERO PORQUE iMBOS QUEREMOS QUE iSI SEi SIN OBLIGiRNOS i NiDi, PERO CLiRO SOY MUY HOMBRE Y NO UN iNIMiL SiLViJE COMO LO ES UD Y SUS iMIGOS.