Relato enviado por Juan el 14 de Septiembre del 2000
Cuando uno siente la necesidad, no importa lugar ni ocasión, simplemente el sexo se da.
Esta frase la aquilato cada vez que recuerdo esa ocasión, por error entre a una concurrida discoteque a bailar.
Y no es que haya sido realmente un error, simplemente yo no queria entrar ahí, pero la noche era larga y buscaba diversión.
Despues de la obligada solicitud a un mesero de una bebida, me acomode cerca de la baranda que da hacia la pista de baile, aunque el lugar estaba a reventar, podia desde esta posición observar a los cientos de concurrentes que animados bailaban.
Casi imperceptible, un aroma fresco, como a canela invadio mis sentidos, sin haberme dado cuenta, aquella hermosa mujer, entrada en los treinta y tantos estaba a mi lado, a unos 20 centimetros de mi y no la note hasta que su aroma llego a mi.
Con unas formas magnificas, encendio las alarmas de “PELIGRO, PELIGRO” en mi cerebro, un vestido entallado recorria con cierta lujuria su voluptoso cuerpo el cual era, a todas luces, esfuerzo del gimnasio y dietas de alimentación balanceada.
Senti un pequeño escalofrio que recorria mi espalda, al tiempo que ella me miraba de reojo mientras apuraba su trago, del cual resbalo un poco por la comisura de su labio derecho, el cual prontamente recogio con la punta de su lengua, moviendola dulcemente, sintiendo sus labios.
Pronto aterrize nuevamente en este planeta, para convidarla a bailar la canción de ese momento, acepto casi sin verme, y sin soltar la baranda, comenzo a seguir el ritmo de la canción, sin verme adoptaba para si los ritmos y los poseia, llenaba cada estrofa con su cuerpo, su cabello, largo y castaño se movia como llevado por el viento, yo, yo casi no me movia de lo maravillado y embelesado con tal maravilla, de repente, comenzo a observarme, practicamente a desnudarme con su penetrante mirada azul hielo, al tiempo que extendio su mano hacia mi hombro, siguiendo el rito con las caderas.
Senti el mismo escalofrio, solo que en mayor intensidad, la tome por el talle y continuamos la entrega al baile, no me dejaba de ver y yo no podia dejar de mirarla, se mojo los labios, sentia espasmos en mis piernas, le pedi que siguieramos bailando, no dijo nada, me tomo de su mano, y me deje guiar cual cordero manso que va al matadero.
Nos apartamos a una parte oscura del bar, nos acercamos, subio a un escalon, sus turgentes pechos me quedarn debajo de la barbilla, la observe a los ojos, esos ojos como el hielo de la antartida, sin mediar palabra nos besamos, suave, tiernamente, explorando los labios del otro, sintiendo su textura, mientras con su cadera se movia ritmicamente, tallandose delicadamente contra de mi erección que iba cada vez mas en aumento.
Tome su sedoso cabello, y mis manos se regodearon y lo disfrutaron, sentia que nos abservaban, pero no me importo, sentia sus movimientos cada vez mas ritmicos y naturales del deseo contra mi, le pase mis dedos por sus muslos y senti su dureza, que maravillosa sensación.
Me tomo mas fuertemente de mis nalgas, no hablaba, no habia palabra, era como si supieramos todo del uno del otro sin necesidad de decir nada.
Decidido, la toque en a vagina, gimio un poco, me observo lascivamente, la segui tocando, le comenze a levantar el vestido, ella por su psrte, desabrocho mis pantalones y delicadamente me toco el pene, ambos nos tocabamos dulce y tiernamente, como si se tratara de un delicado tesoro que habia que cuidar y tratar con amor.
Comenze a bajar sus pantis, siguiendo el ritmo de la canción, como si bailaramos, me parecio que donde estabamos se habia oscurecido más.
Suavemente pose mis labios en su Vagina, sentia su calor, su lubricación, su aroma de dioses, me atrajo hacia su boca, la comenze a penetrar suavemente, sentia sus uñas en mi espalda, la tome a horcajadas y nos dejamos llevar dulcemente por la musica, gemnia fuerte pero en forma delicada, disfrutando el momento y dejandose llevar sin inhibiciones.
Duro poco, fue el calor y la pasion del momento lo que nos unia, nos dejamos llevar, volar, viajar, solo disfrutar, la musica, las copas, los aromas, la noche, todo esto se junta y se da el paraiso el perfecto lugar.
Sin embargo fuimos sorprendidos, seguridad nos hallo, nos hicieron salir del lugar, no queria que la tocaran, al resistirme, me llevaron aparte de ella, solo atine a ver ese hermoso rostro de mujer angelical al tiempo que se alejaba.
Nunca mas la volvi a ver, a veces en las noche de soledad, salgo a ese lugar, trato de encontrarla y no la puedo hallar, voy a otros lugares, y nunca la encuentro, a veces creo volver a sentir su aroma furtivo en las noches, ese olor a canela que en mi mente no deja de rodar.
Se fue y creo que no la encontrare, si tu mi amigo la encuentras, tratala con suavidad, y nunca, nunca dejes de preguntar a esta rosa cual es su nombre, si no nunca la olvidaras.