Ese fin de semana teníamos planeado disfrutar de un viaje de unas semanas en Valencia unos cuantos amigos en una casa en la playa. Saldríamos al día siguiente con dos coches a primera hora de la madrugada. En uno iría Dani con tres amigas más que vivían en la mismo barrio y en el otro iría con Lidia que éramos de las afueras encontrándonos en un punto de la ciudad. Nosotros deberíamos desviarnos a mitad de camino para recoger unos paquetes para ese fin de semana y otros amigos se unirían durante la semana a nosotros.
Aquel viernes ya teníamos preparadas las maletas y sus padres no estarían, así que me invitó a pasar la tarde noche en su casa para partir juntos al amanecer. Llegue a su casa al medio día con las maletas cargadas en el coche y me recibió con un fuerte abrazo, como de costumbre. Transcurrió la tarde sin gran novedad hasta que comenzada la noche llegó la hora de ducharse.
La ducha
Se hacia de noche y era la hora de ducharse así que me fui primero al baño, un baño pequeño con un gran espejo y gran iluminación pero con una ducha muy pequeña. Me disponía a quitarme la ropa cuando apareció ella sin decir nada. Lidia no era una chica muy agraciada, bajita con unos cuantos quilos de más, no era muy bonita pero con un pecho descomunal. Sus virtudes residían en su gran pecho y en otras dotes ocultas.
Yo seguí a lo mío intentando no dar importancia a que estaba ahí. Ella comenzó a desnudarse lentamente mirando al espejo del baño para que la pudiera ver por delante y por detrás mientras me miraba de reojo. Situado tras ella nos desnudamos mientras le observaba los pechos, notaba que se me endurecía la polla así que decidí acercarme por detrás de ella y comience a envolverla con mis brazos, le acaricié las tetas y rocé sus pezones mientras le restregaba mi polla por su culito.
Acabó de quitarse el tanga finalmente, mientras yo acariciaba sus pezones pero al notarla de nuevo en su culito, se giró repentinamente y se arrodilló, me la agarró y se la introdujo en la boca chupándomela con obsesión. Así hasta que apunto estaba de correrme, en ese momento se detuvo para que no terminara y así quedó la cosa.
“—Aún no es el momento— dijo ella.”
Me metí en la ducha con la polla super dura después de haber acariciado sus tetas y de la impresionante mamada que me acababa de dar, ella entró tras de mí. Se notaba que tenía esa sensación de estar mojada por lo sucedido, estábamos a mil pero no quiso seguir.
La ducha a penas nos dejaba movernos, los dos estábamos calientes pero nos duchamos. En la ducha sus tetas se rozaban conmigo y mi polla se restregaba con ella por el poco espacio que teníamos y lo que ocupaba. Con el movimiento de ducharnos llegó el momento en el que se puso de espalda dejándome su culito mojado delante de mi polla parada, viendo sus nalgas como hacia un rato en el espejo, en ese momento me acerqué con el pretexto del poco espacio que había allí dentro y restregué mi polla dura por su culo pero no aguantaba más así que le agarre de sus pechos y empecé a tocarlos rozando sus pezones y chupándolos como podía.
Estábamos mojados y suaves que hacia el roce más excitante. Al sentir mi lengua y mis manos en sus pechos ella se reclinó hacia delante contra la pared entre abriendo las piernas, ocasión que aproveche para penetrarla. Mientras la penetraba una mano descendió hacia su clítoris y la otra se distribuyó entre sus grandes pechos con esos pezones puntiagudos por la excitación.
Me la empecé a follar, dando empujones contra su culo, sintiendo como mi polla entraba y salía, el calor de su coño, los golpes en su precioso culo. Notaba como la excitación al máximo esta ya al limite y estaba llegando al clímax. Noté como su sexo me apretaba y su cuerpo daba grandes sacudidas y gritos por la descomunal corrida que estaba teniendo.
Ella se quedó respirando profundamente mientras descansaba unos segundos pero aun con fuerzas y con ganas de jugar un poco mas se giró hacia mí y me plantó un beso que no pude rechazar, intenso y húmedo por el agua de la ducha. En ese momento fui recorriendo y bajando su cuerpo mojado y suave hasta encontrar sus pechos. Ella me agarró la cabeza con fuerza contra sus tetas y disfruté de ellas sintiéndolas en mi cara, las chupaba, los lamía y apretaba, pero no me quedé ahí, bajé hasta abajo, hasta encontrar la zona más caliente de su cuerpo.
Me detuve y comencé a lamerle el clítoris, rozar mi lengua por sus labios, chuparlos y apresarlos con los míos mientras gemía de placer hasta que decidió que ya era suficiente, agarrándome me levantó a la vez que comienza ella comenzaba a bajar. Recorriendo con sus labios mi pecho hasta llegar a mi polla, dura y gorda por el deseo y las ganas de descargar mi leche. La empezó a besar y lamer hasta que se la metió en la boca entera, notándola toda dentro, notar el calor y la humedad de su boca, de su garganta.
Empezó a chupármela con placer y con gran deseo de una forma increíble, sin dejarse nada, jugando con su lengua, succionándola toda, notando como entraba y salía de su boca, estaba a punto de estallar y eso hacía que la tuviera más grande y gorda, pero no paraba ella quería más, quería sentirla dentro y sentir mi leche. Por momentos acelera y aminora según mis gemidos denotaban que estaba a punto de llegar, ralentizaba el ritmo para saborearla durante mas rato, yo ya no podía más.
Yo gima de placer mientras me la chupaba y yo la ayudaba penetrando su boca, el vaivén de mi cuerpo follando su boca ardiente. Hasta que ya no pude más, ella me agarró de las nalgas con fuerza mientras yo estallaba y me corría en su boca. Iba dando sacudidas de la corrida y espasmos, mientras de mi polla tensa brotaba el semen que ella recogía en su boca sin derramar nada y se lo trababa gustosamente.
Mi polla se iba relajando por la descarga dentro de su boca y latía con fuerza, mientras terminaba de recoger el semen que había quedado perdido, limpiando con sus labios toda mi polla y lamiendo la punta dándome un último placer. Se limpió los labios relamiéndose a la vez que salimos de la ducha. Ella se sientó a descansar, casi exhausta pero excitada. Yo aproveché para arrodillarme ante ella y le vuelví a comer de nuevo el coño, introduciendo mi lengua y mi dedo, chupando y absorbiendo su coño, acariciándolo hasta que con sus manos me agarra de la cabeza para que no parase y siguiera chupando mientras llegaba al orgasmo nuevamente y noto sus movimientos.
Una vez ya acabados, descansamos y nos pusimos el pijama. Yo unos pantalones cortos y ella un camisón, ambos sin nada debajo, dirigiéndonos al salón para cenar y posteriormente ver la tele tranquilamente.
Viendo la tele
Pasado un rato de aquella esplendida ducha, cenando tranquilamente decidimos ir al sofá a sentarnos a ver la tele, no hacían nada interesante así que se me ocurrió mirarla detenidamente. Ella iba con un camisón liso y fino que dejaba marcar su cuerpo y sus pechos que hacia que me volviera loco. La fui recorriendo con la mirada cuando vi que la parte baja del camisón se había subido y ahora asomaba su sexo. Verla semi-desnuda hacía que me empezase a calentar de nuevo, empiezo a reaccionar y se me empieza a notar bajo el pantalón. En ese instante me miró pícaramente al darse cuenta que la estaba observando y que me estaba calentando por momentos. Ella me miró el pantalón fijamente y vio que bajo mi pantalón algo había crecido. Se notaba como ella también empezaba a calentarse al ver e imaginarse lo que podría pasar nuevamente.
Comenzaba a marcarse mi polla dura y tensa al no tener impedimentos dentro del pantalón e intentaba salir del mismo. Al volver a mirarla noté que su camisón dejaba marcados sus pezones de forma más pronunciada, duros por el repentino calentamiento. Viéndolos marcados, tan grandes pezones en esos descomunales pechos, no resistí la tentación de tocarlos, acariciarlos y estrujarlos. Al sentir que le sobaba las tetas ella se acercó a mi y comenzó a acariciarme el pantalón agarrando lo que había debajo.
Estaba dura de nuevo y muy caliente, ella observaba con cara de lujuria y deseo, yo recordaba las mamadas de la ducha y en ese momento me bajó los pantalones, se reclinó y se la metió en la boca, dándome tanto placer que no sabia donde agarrarme. Cada vez me la iba chupando con mas ímpetu y fuerza, mi polla iba poniéndose mas caliente y gorda. Ya superexcitado, casi a punto de correrme iba parando cuando me veía temblar para que no acabara y volvía a chupar hasta que no podía más.
Llevaba un rato en la labor de chupármela cuando de repente se sentó sobre mi, quedando sus tetas a la altura de mi cara. Yo le quité el camisón para sentirlas en mi cara y poder tocarlas, chuparlas con deseo y placer, para lamer y chupar de nuevo sus pezones duros. Ella mientras yo jugaba con sus pechos se sentó sobre mí. Estaba muy mojada al igual que yo por su mamada, así que mi polla entró con facilidad en su coñito húmedo.
Comenzó a cabalgar dando unos saltos que hacían que entrase y saliese con fuerza, la notaba entrar y salir de su cueva húmeda, ese placer. Debía notarla muy adentro suyo. Ella disfrutaba mientras la penetraba y le comía los pechos, golpeando con mi cara por los saltos que producía al follar. La tensión aumentaba en su vagina por el roce de mi polla hasta que finalmente estalló, el placer que estaba recibiendo y el orgasmo que había alcanzado hizo que me agarrara fuerte mi cara contra sus tetas mientras se estremecía de placer, sintiendo su corrida en mi polla, como apretaba y frotaba, como temblaba.
Pero aun quería algo más, se dio la vuelta y de rodillas se sentó sobre mí, de espaldas para volver a meterse mi polla en su sexo húmedo. La agarré de las tetas nuevamente para sujetarla mientras me volvía a cabalgar de espaldas, sintiendo su culo sobre mi, sintiendo sus nalgas rebotar y sintiendo sus pechos botar en mis manos. Al poco rato, casi exhausta, ya no tenía fuerzas así que la puse sobre el sofá a cuatro patas y la seguí follando, se la fui metiendo golpeando su culo redondito, con fuerza y rapidez, quería correrme. Ella empezó a gemir más deprisa, empezó a volverse loca de placer mientras aceleraba al máximo y pellizcaba con fuerza y delicadeza sus pezones.
Finalmente noto que su coño se contrae, significando que estaba a punto de estallar, eso me ponía más excitado, proporcionándome mas roce y placer. En ese momento me corrí mientras ella se quedaba sin voz y comienza con las contracciones de su segundo orgasmo. Nos corrimos, ella se agarraba con fuerza al sofá mientras yo derramaba mi leche dentro de ella, notando la presión de ambas corridas, notando la humedad de su lubricación y de mi semen.
Finalmente ya con menor tamaño la saqué de su rajita mientras le chorreaba mi semen. Lidia se giró a relamerla y chupármela para limpiar mi polla ya casi flácida. El sabor que había sentido antes en la ducha le había gustado al parecer y volvía a repetirlo. La chupaba ya sin fuerza jugando con ella hasta que exhaustos nos tumbamos en el sofá hasta quedarnos dormidos. Pasó la noche, descansamos hasta la mañana siguiente en que debíamos cargar las maletas y salir de viaje.
Continuará…
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