8 de la noche, “hora de mirar”. ya se me hizo costumbre esto de sentarme en el sillón, tomar los binoculares y apuntarlos a la misma ventana, noche tras noche a las 8.
son las 8 y ella parece que llega del trabajo, deja sus cositas sobre la mesa, enciende mecanicamente la tele y se mete en un pasillo que no se identificar. aparece invariablemente, 10 minutos despues, desnuda en su cuarto recostada en la cama con un libro en sus manos.
suelta su mano derecha del libro y la lleva a su pecho, empezando a rascar suavemente las inmediaciones del pezón. sigue con la lectura y abarca todo su seno con la mano, masajeandolo, alternando uno y otro, de tiempo en tiempo. Yo a esa altura ya tengo una erección bastante fuerte, y me tiembla el pulso de excitación. su mano baja y acaricia su pancita, juguetea con el ombligo y baja un poco mas. se detiene donde empiezan los primero pelos de su conchita, extiende los dedos, apuntando hacia abajo y empieza a hacerlos avanzar hacia la entrepierna. hunde el dedo medio entre sus dos piernas cerradas, justo donde se juntan. lo mueve hacia abajo y hacia arriba, despacio. entreabre las piernas y con toda la mano se empieza a frotar la concha, con cierta presión, pero con un ritmo lento. abandona el libro y lleva la otra mano a la zona; con dos dedos abre sus labios mayores y con el dedo medio de la otra mano empieza a buscar el clitoris. se moja el dedo con su saliva y se empieza a acariciar el clitoris con movimientos circulares. suelta los labios mayores y mientras sigue con su mano derecha acariciandose, mete dos dedos en su concha, moviendolos rapido, rítmicamente, y en su cara se nota un orgasmo tranquilo y relajado. queda boca arriba, con sus manos sobre la pancita y los ojos cerrados, y yo con mi pija totalmente dura. son las 9 ya y tengo que ir a lavar ropa. las maquinas están en el subsuelo, hacia allá voy con la bolsa y las fichas en el bolsillo. separo la ropa, pongo una ficha en cada maquina y me preparo a leer mientras la tecnología resuelve mi problema. en eso, aparece una vecina, 10mo 3 pienso, nueva, unos 20 años, rubia, escarbo la memoria para encontrar su nombre, pero su sonrisa me trae a la realidad y me veo obligado a esbozar un “hola”, sin nombre o indicación de confianza. usa el lavarropas que queda libre y tambien se sienta a leer, pero cada tanto tira una mirada hacia mi, que no dejo sin respuesta. que digo? que hago? al final, falta como una hora para que los aparatos terminen. el departamento lo dengo decente, así que la invito a tomar unos mates, y acepta. BIEN! …
llegamos al departamento y me invade una “verguenza” al ver los binoculares sobre el brazo del sillón. ya no puedo hacer nada, ella los ha visto. y me sonrie despues de mirarlos de nuevo. astronomia? pregunta, mas anatomía parece, se responde con una carcajadita y posterior mano en la boca como pidiendo perdon. se sienta en el sillón, agarra los binoculares y me pregunta, mientras apunta hacia mi: “te gusta mirar?”, “a mi tambien” dice antes de esperar mi respuesta. “me encanta mirar” refuerza, apuntando todavia con los binoculares hacia mi entrepierna. abre sus piernas y empieza a acariciarse sobre el pantalon, “mirame”, dice y suelta los binoculares. me siento en la silla del comedor y la miro como sigue masajeandose la concha por sobre el jogging celeste que trae puesto. me desabrocho los pantalones, saco la pija y la empiezo a frotar, totalmente dura. su sonrisa es un dibujo perverso en su carita de muchacha, mientra me mira, totalmente caliente, mete su mano por debajo del jogging y empieza a acariciarse mas fuerte, mientras gime como una gata, despacito. yo ya me estoy masturbando, ella se levanta, se saca el jogging, viene hacia mi, se da media vuelta y me ofrece una cola perfecta. se apoya despacio, así, dandome la espalda, hasta que mi pija encuentra su conchita mojada y se la mete, manejandola con la mano. los dos estamos en llamas, ella se mueve como una serpiente, hacia arriba, hacia abajo, hacia todos lados. estoy a punto de volverme loco cuando ella se levanta, se da vuelta y se mete mi pija en la boca, justo para recibir toda mi leche caliente. “racion doble” dice, “que rico”, y sonrie como niña. nos vestimos y bajamos a buscar la ropa, que justo había terminado de lavarse. quedó en venir a cenar esta noche, “tenemos asuntos pendientes”, dijo, y guiñó el ojo.