Los viajes permiten siempre conocer nuevas personas y cuando uno tiene la oportunidad de conocer a una mujer bella que viajara con uno, es lo máximo del placer.
La broma de llamar primita a esa desconocida en el aeropuerto, desembocó en que el viaje y luego al regreso a nuestra ciudad, mantuviermos sesiones de placer de tal magnitud, que no lo hubiera imaginado al comienzo.Viajes de Ejecutivos
Con motivo de mi trabajo, debo viajar bastante y la mayor parte de las veces, por las distancias lo hago por avión.
Esto que voy a relatar, me sucedió un día en que viajaba desde mi ciudad hacia la Capital, para luego de unas reuniones, seguir viaje a otra ciudad del interior.
Me encontraba haciendo el check-in en el mostrador de la aerolíneas, cuando observo que se acerca una señorita, con una cara angelical y un cuerpo hermoso, unas tetas bien paradas, un culito que se marcaba muy bien en el trajecito que llevaba, lo que hacía que todos los hombres del aeropuerto la miraran con admiración, y que estaba luchando con su maleta, la que por esas cosas de esos utensilios, tienen la maldita costumbre de que siempre una de sus ruedas, se traba y es difícil hacerla correr, más si van algo pesadas.
Como todavía no habían terminado conmigo, me acerque a la niña y la ayudé con su maleta, acercándola hasta el final de la cola de pasajeros.
Me dio las gracias, pero lo más hermoso fue su sonrisa al hacerlo, lo que hizo que se le iluminaran sus ojos verdes.
Volví al mostrador y ahí se me ocurrió una idea, sobre como poder sentarme al lado de dicha preciosura.
–“Vea señorita ”, le dije a la empleada que me atendía, “la señorita que acabo de ayudar, es mi prima, que llegó demorada y no quiere pasar delante de los demás pasajeros para atenderse junto a mí, por lo que le puede reservar el asiento junto al mío, para así poder viajar juntos?”
La empleada se fijó y me dijo: Señor el asiento que le di tiene el del al lado ya asignado, le importa si lo cambio de lugar?
Por supuesto que acepte, no importa donde me mandara, con tal de poder viajar junto a esa hermosa mujer.
Me terminó de atender y me retire del mostrador, quedándome cerca para que ver que pasaba.
Cuando le toco ser atendida, veo que en un momento, la empleada me señala, ella se da vuelta y me mira sorprendida, pero no dijo nada y terminó su despacho.
Se volvió hacia mí, y al acercarse me dijo con un sonrisa, “Así que somos, primos?”, no te había reconocido”, mientras se largaba a reír.
Conversamos un momento, pero llamaron a embarcar y fuimos ingresando al avión, le di a elegir si quería ventanilla o pasillo y ella eligió ventanilla.
Durante el viaje intente seducirla, pero ella no se dejaba, hablamos bastante, pero ella había instalado como una barrera, que detenía cada uno de mis avances.
Al llegar a destino, cosa que me pareció más rápido que de costumbre, ya sabía que ella también viajaría hacia mi destino final, en unos días, así que nos intercambiamos los celulares, para ver si podíamos combinar para viajar juntos, ya que ni ella, ni yo sabíamos cuanto tiempo nos demoraríamos en nuestras ocupaciones.
La llevé con mi taxi hasta su hotel, y al descender, con una sonrisa que le iluminó su rostro, se despidió diciendo. “ espero tu llamada, primito, para combinar”.
Ese día tuve que participar de varias reuniones en la central de mi empresa, pero llegadas las 6 de la tarde, todo el mundo se fue retirando, y como yo, todavía debía tener una reunión más por la mañana siguiente, decidí llamarla a Mirta, porque ese era el nombre de la niña de ensueño para ver como podíamos combinar.
Como sabía en que hotel se alojaba, procedí a llamarla, pero no la hallé, así que deje el recado, diciendo que luego me comunicaría.
A la hora, y mientras me encontraba duchando, suena mi celular, y era ella, la que me decía que también se debía quedar hasta el mediodía por una reunión con un cliente y que a partir de allí, podría viajar, por lo que me ofrecí para hacer las reservas y comunicarle a que hora volaríamos, aprovechando para invitarla a cenar esa noche, a lo que se negó, por tener que cenar con un grupo de clientes que la habían invitado, pero agregando algo que me sorprendió, “no te preocupes, que cuando estemos en destino, primito…., tendrás oportunidad de desayunar, almorzar y cenar conmigo, jajajaja”.
Dicho echo, me deseo buenas noches y cortó.
Procedí a hacer las reservas para los dos, en un vuelo de las tres e la tarde, pedí asientos contiguos, y le deje el mensaje en su hotel.
Por supuesto que lo dicho, me daba vueltas en mi cabeza, y no sabía interpretar que sentido le había dado ella a la insinuación, por lo que durante la cena, solo estuve pensando en eso.
Por la mañana, al estar en las oficinas de mi empresa, todavía seguía pensando en lo mismo, tal es así que en un momento dado, el presidente de la misma, me preguntó si mi estado se debía a que estaba imaginando un nuevo plan para la compañía, sin pensar, en que nuevo plan yo estaba pensando.
Terminadas las reuniones, pasé por mi hotel, retire mis cosas y me dirigí hacia el aeropuerto, a pesar de que eran recién la una de la tarde, pero era tanto el deseo de encontrarla que no me importó.
Alrededor de media hora después, le veo llegar, otra vez luchando con su maleta, procediendo a darle un beso en la mejilla, y ayudarla para llegar al mostrador.
Terminados los trámites, le propuse ir a almorzar, a lo que aceptó y nos dirigimos hacia el restaurante del lugar.
Mientras esperábamos el servicio, ella me dijo directamente. “ ayer habrás notado que note dejé avanzar cuando me tirabas indirectas, sucede que me conozco y sabía que si las aceptaba, me podía poner muy cachonda en el avión, y como soy bastante conocida en la ciudad donde vivimos los dos, y en el avión viajaban varios conocidos, no querían que me vieran en alguna situación comprometida, fue por eso, primito, me dijo sonriendo, que no te deje avanzar, pero ahora es distinto, y ya verás cuanto lo es.”
Lo dicho por Mirta, me auguró una estadía placentera, pero nunca, ni con mi imaginación más febril, podría haber imaginado cuanto iba hacerlo.
Ya almorzados, y sabiendo los dos que éramos casados, nos acercamos al embarque y ella me propuso, esperar a que subieran los demás pasajeros, para poder comprobar, si en ese vuelo viajaba alguien conocido.
Fuimos de los últimos en subir, y nos acomodamos en nuestros asientos, aprovechando yo al dejarla pasar hacia la ventanilla, en nuestro asiento de 2, a meterle mano en su culo, que lo tenía de película, ya que estaba tapado por los otros asientos y si bien ella dio un repingo al sentir mi mano, me miro y se sonrió.
Comenzado el vuelo, le tome su mano y comencé a acariciarla, mientras que la miraba a los ojos, ella asomó la punta de su lengua por entre sus dientes y acercándose a mi me dio un suave beso, que hizo que mi miembro se disparara, lo que al observarlo, Mirta como al descuido, dejó caer su mano sobre mi regazo, y con lentos movimientos, de arriba hacia abajo, me lo empezó a acariciar.
Paramos porque vimos venir al personal de abordo, ofreciendo café, y cuando se retiraron, nos dimos un jugoso beso de lengua que a los dos nos dejo con la respiración bastante entrecortada.
Así continuamos los 45 minutos que duró el vuelo, aprovechando yo en un momento, a meter mi mano debajo de su falda, momento en el que ella, abrió más sus piernas para dejarme trabajar, comprobando que tenía todo su sexo húmedo, humedad que se había trasmitido a su ropa interior.
Mis dedos, se introdujeron entre su ingle y el elástico de su tanga, y alcance a sentir, que tenía su concha depilada, llegando a meterle un dedo dentro de ella, respondiendo Mirta con un suspiro y cerrando los ojos, mientras que con las manos, se aferraba fuerte a los apoya brazos del asiento.
Esto duró solo un instante, ya que había algunos pasajeros que se dirigían al toillette del avión, por lo que saqué mi mano, y ella con una sonrisa cómplice, me dijo al oído. “que lástima que no seguiste, estaba disfrutando una enormidad…”, pero se sonrió más cuando vio que yo con mucho descaro, me metía mis dedos en la boca, y me los sorbía para poder gustar de sus juguitos.
Al descender en nuestro destino, me pareció que la entrega de maletas duraba una enormidad, pero cuando nos reunimos con ellas, salimos apurados a tomar un taxi que nos llevar a nuestro hotel, al que llegamos rápidamente y donde al registrarnos, pedimos nos dieran habitaciones en el mismo piso y mediante una seña y propina mediante, al conserje, linderas.
El mismo nos acompañó junto al botones a nuestros cuartos y luego de dejar a Mirta en el suyo, para que se desempacara el equipaje, me acompaño al mío que estaba al lado, y cuando el botones se retiró, guiñando un ojo, me dijo: “señor, aquí se encuentra la llave de esta puerta que comunica con el cuarto de al lado, donde se aloja su prima.”
Esto le mereció una propina adicional, ya que ese detalle, me evitaría, el tener que andar por el pasillo, entrando o saliendo del otro cuarto.
Coloque en forma rápida mis ropas en el placard, me quite el saco y la corbata, y procedí con cautela a hacer girar la llave para entrar al otro cuarto, ingresando al mismo, y observando que Mirta, se había despojado de su trajecito y estaba sacando su ropa de la maleta.
Como el piso estaba alfombrado, no me oyó llegar, por lo que la pude agarrar desde atrás por su cintura, a lo que dio un respingo, pero al mirarme y ver quien era, y sentir mi miembro bien duro apoyado sobre la raya de su culo, se dejó estar, y se recostó mas intensamente sobre mí.
La hice dar vuelta, y al hacerlo observe que su tanga era un diminuto triángulo que apenas cubría su sexo, mientras que en la cola, era un hilo que se le introducía en los cachetes, dejando su hermoso culo todo a la vista.
Nos abrazamos con mucha pasión, y ella se apretaba de su cintura para abajo, para que mi pene se restregara con su concha.
Su corpiño apenas podía contener esas dos tetas tan duras, y siendo de un material muy fino, permitían comprobar que sus pezones estaban bien parados y desafiantes.
Sus manos comenzaron a desabrochar mi camisa, y una vez echo esto, comenzó a acariciar mi pecho, jugando con la mata de pelo que lo cubre, deteniéndose en mis pezones, a los que acariciaba con movimientos circulares, y con pequeños pellizcos, que me producían una descargas como de electricidad que iban desde mi cerebro hasta la cabeza de mi pene, haciendo que este quisiera salir de su encierro, dentro del pantalón.
Mientras nos seguíamos besando y tocando, Mirta dándose vuelta y retirando su diminuta tangita, me dijo, “me gusta que me hagas la cola, no sabes cuanto placer me da, saberme bien empalada por alli”.
“Bueno respondí, vamos a gozar los dos con tu culito”, y haciéndola poner al borde de la cama con su hermoso culo apuntando hacia mí, comencé a besárselo lentamente, lubricándolo, mientras que con mis dedos, se los introducía en su concha, la que ya estaba rebosante de jugos vaginales, también le pasaba mis dedos y se los introducía en su culo.
También me puse algo de esos jugos en el glande de mi pene, y cuando vi que el culito de Mirta disponía de suficiente dilatación, acerque mi miembro al mismo y una vez que entro su cabeza, de un solo empellón, lo mandé hasta el fondo de su ano, golpeando con mis huevos la entrada del mismo.
Mirta y yo comenzamos una danza de mete y saca, mientras ella me decía: “ Así, seguí así que me gusta, metela bien adentro, seguí que me gusta sentirte dentro mío, cuanto placer, dame más, papito, seguí, vamos dale, no pares, que ya me vengo, Siiiiiii, que rico, como me gusta como me coges mi culo, seguí, dame más…….”
Mientras yo también le decía, “te gusta como te la pongo?, la sentís bien adentro, me vas a dar todo el placer con tu culito, ”, aprovechando también para darle una ligeras palmadas en su cola, lo que pareció gustarle más.
Mientras ella con sus dedos, se acariciaba el clítoris, y yo que la tenía tomada de su cintura, seguía empujando hasta el fondo mi verga, la que sentía como era apretada por el esfínter de Mirta, produciéndome un dulce dolor, pero compensado por oleadas de placer.
En un momento más, sentí como ella aceleraba su ritmo, y dejando escapar un gritito, exclamó. “ Ya te acabo, Ricardo, dame tu lechitaaaaa , toma toda la míaaaaa, que bonito, como gozo, dame maaaaaaaas, ya me vengo, seguí, por favor seguí, papito, no te detengas, Siiiiiiiii, Ay cuanto placer me estás dando, cuantas veces me vine, pero este es el mejor de todos, que hermoso.”
Tras lo cual, se desplomó sobre la cama, todavía con mi verga dentro suyo, y diciendo:”dejámela un ratito adentro corazón, quiero sentir esa vergota tuya dentro de mí, ya que tanto placer me has brindado.
Pasado un rato de estar sobre ella, con mi verga inflamada todavía, se la saqué y me coloqué junto a ella, aprovechando para hacerle círculos con mis dedos en sus pezones, los que seguían estando bien duros, y pasando luego a besarlos con fruición.
Decidimos ducharnos y bajar a cenar algo rápido, para poder volver al cuarto y continuar con nuestra sesión de sexo, así que nos dirigimos al baño, donde mientras nos duchamos, aprovechamos para hacer el amor de parados, mientras el agua nos caía, secándonos mutuamente y quedando en encontrarnos en el hall del hotel en media hora.
Cenamos en un restaurante a la vuelta del hotel, para estar cerca y regresar, mientras lo hacíamos, Mirta me confió que su esposo, un alto ejecutivo de una multinacional, viajaba muy a menudo y trabajaba mucho, lo que le hacía suponer, que tenía otra u otras mujeres, y que cuando estaba con ella, solo la cogía por cumplir, sin importarle, los juegos previos, ni cumplir alguna de sus fantasías, o sea que era un sexo mecánico.
“ Que imbécil debe ser, ya que teniendo en casa una criatura tan hermosa y tan ardiente, no le presta atención ”, le dije.
“Gracias ” me dijo ella, “es por eso que siendo una mujer muy caliente, aprovecho mis viajes para tener sexo con aquellos hombres que me parecen interesantes.”
Por eso me explico: “ como a mí me gustan que me cojan bien cogida por el culo, lo primero que te pedí es que lo hicieras por allí, y no sabes papito cuanto me has hecho gozar”.
Mientras eso me decía, y como estábamos frente a frente en la mesa, y el lugar , que tenía una luz muy tenue, y sus mesas eran pequeñas para hacer más intima la cena, siento que su pié, del que se había sacado sus zapatos, me restregaba la verga muy suavemente, a lo que yo respondí quitándome mi mocasín y colocando mi pié entre sus piernas, notando que ella no se había puesto nada debajo de su falda, lo que casi me decide a suspender la cena y partir para el hotel.
Con una sonrisa me dijo: “ te diste cuenta, no, corazón? ”, “me puse así para ti y para no perder tiempo al llegar al hotel…..”.
Nos trajeron el pedido, la comida estaba deliciosa, pero nosotros estábamos más interesados en tocarnos con nuestros pies, así que luego de tomarnos una botella de vino, no pedimos postre, pero si la cuenta y calzando de nuevo nuestros zapatos, iniciamos el regreso al hotel, tomados de la cintura.
Con nuestras respectivas llaves en nuestro poder, tomamos uno de los ascensores y ni bien cerraron sus puertas, nos apretamos y besamos ardientemente, apretando mi sexo contra el suyo y acariciando las dos masas de sus glúteos, mientras que también aproveché para acariciar sus desnudas intimidades, las que ya presentaban una lubricación excelente.
Por las dudas al llegar a nuestro piso, hicimos la ceremonia de despedirnos en la puerta de ella, y yo presuroso, entre a mi habitación, y luego de desvestirme, procedí a abrir la puerta de comunicación y pasa al cuarto de Mirta.
Ella apareció desde el baño, con solo un camisolín totalmente transparente, y sin nada abajo, por lo que se podía admirar en toda su majestuosidad la belleza de ese cuerpo y su conchita bien depilada.
Nos abrazamos con ardor y comenzamos a besarnos apasionadamente, mientras nuestros sexos se refregaban uno contra el otro, y yo comencé a besar su cuello y decirle palabras bonitas al oído.
Deslicé su camisón de sus hombros y comencé a besar primero su espalda descendiendo por su columna vertebral hasta sus nalgas, separando las mismas con mis manos, y besando también ese culito que ya había sido mío, y la conchita, que a estas alturas se veía inflamada y esperando ser penetrada.
A todo esto, Mirta emitía unos pequeños gemidos, cada vez que mis labios y mi lengua tocaban alguna zona sensible, en especial cuando me detuve a la entrada de su ano y luego al seguir con sus labios vaginales.
La alcé en brazos y la deposité en su cama, comenzando a efectuarle un masaje por su cuerpo, usando para ello, una crema que encontré en la mesa de luz.
Le fui masajeando sus hombros, baje hasta sus pechos y allí comencé a masajearlos y acariciarlos, haciendo círculos con mis dedos.
Luego bajé por su plano abdomen, y llegué a la puerta de su concha, la que ya presentaba una muy buena lubricación, efectuando allí suaves masajes circulares sobre el botón rosado de su clítoris.
Ella seguía con sus ojos entrecerrados y entre pequeños suspiros y gemidos me decía: “seguí papito, que buenos son tus masajes, continua así, que tengo sensaciones que ya había olvidado, seguí, masajéame bien mi clítoris, para que se ponga a mil y te pueda dar toda mi leche, sigue, sigue….. ”.
Como yo a esas horas también estaba muy caliente, comencé a introducir mis dedos dentro de esa cuevita caliente que era su conchita, y cuando ella comenzó a efectuar movimientos con su pelvis, sacándome el calzoncillo, procedí a introducir de un solo envión mi verga dentro suyo, sintiendo de inmediato como los músculos de su vagina me aprisionaban mi verga y me descargaban como una corriente eléctrica.
Mirta colocó sus piernas alrededor de mi cintura para que pudiera llegar más adentro de su concha, dimos inicio a un baile, donde nuestras cinturas se adelantaban y retiraban al compás de nuestras embestidas.
“Dame todo tu verga, la quiero toda dentro mío, cogeme con ganas, que yo te voy a dar todo el gusto que vos quieras, así, papa, seguí así que te siento dentro mío, te gusta tu putita, amor? que rico…., seguí, me volvés loca, quiero que me cojas toda la noche, papi, damela toda, UHHHHH, que bonito, SIIIIIIIIIIIIII, ya estoy por venirme, cuanta leche tengo para vos, dame la tuya, papito, acábame adentro que quiero sentir tu lechita caliente ”, cuando en ese momento, sentí que ya próximo a eyacular, ella se abrazo con mayor fuerza a mí y casi parándose, comenzó una serie de convulsiones, durante las cuales, yo sentía como acababa y su leche rebozaba su sexo.
“ Me haces acabar como una yegua, papito, que lindo que me coges, sentí cuanta leche tengo para vos, Hay, que rico lo que siento, me muero de placer, sentí como vibra mi concha, y yo siento tu verga que me destroza, pero que placeeeeeeerrrrrrrrrr ……….. hay corazóooooonnnnnnn ”.
Con lo cual, luego de tan tremenda acabada, me desplomé sobre ella, sin sacar mi pene de su interior, y ante eso, Mirta me hizo dar vuelta, poniéndome boca arriba, y se sentó con mi verga dentro suyo, moviendo sus caderas, para ir palpitando como iba disminuyendo su tamaño, pero queriendo disfrutarlo hasta el final.
Cuando se hubo calmado, se cambio de posición, y comenzó a chuparme el pene de una manera, que en pocos momentos lo limpió de todo rastro de leche mía y suya.
Nos servimos una copa de champagne de la provisión del frigobar del cuarto y brindamos por el habernos conocido, a lo que ella agregó con una sonrisa pícara. “ lo que más placer me da, es el hacer el amor con este primo que he encontrado, y sin tener ningún remordimiento de que fuéramos parientes, este primito mío, me ha dejado tan satisfecha en este día, que ni mi marido en cinco años lo podría hacer…. ”
La coloqué sobre mi pecho, mirando hacia mí, y con mucha delicadeza al principio, comencé a saborear su conejito, y para que pudiera disfrutas mejor de mi trabajo, ella se reclinó hacia atrás, apoyándose en sus brazos, para entregármelo todo a mi deleite.
Mi lengua se introducía entre sus labios y penetraba todo lo que podía en el interior, mientras ella me iba calentando cada vez más, al decir: “no solos me coges por el culo y por la concha de una manera maravillosa, papito, como me chupas….., como sabías que me enloquece que me la chupen….?, es maravilloso, seguí, mordéme allí, comete toda mi conchita, hay, que placer, me haces acabar como nunca, dale, no pares, seguí así”, dicho lo cual, se colocó dada vuelta y mientras yo seguía libando de su sexo, ella me dijo: “ no es justo que tu verga se quede sin ser besada, así te gusta papito’ ”
Y se puso a mamarme de tal manera que fui yo el que ahora, entre chupada y chupada a su sexo le decía: “ así se chupa una verga, Mirta de mi vida, me llevas al paraíso, tragate todo mi mástil, corazón, sácame toda la leche que me queda, así podemos acabar los dos juntos, que rico la chupas, así, si, así, así, no pares… ”.
Nos vinimos los dos casi juntos, y mi boca se lleno de todos los jugos que destilo el sexo de Mirta, mientras que ella recibió en su boca toda la leche que mi verga le lanzó, aprovechando para tragarse una gran parte, y con el resto, se la puso en sus manos y se la esparció por sus senos.
Luego de eso, nos bañamos y desnudos como estábamos nos quedamos dormidos, hasta que desde la recepción nos despertaron, y fue en ese momento que aproveche para hacer el amor ni bien nos despertamos, con tanta o más energía que lo echo por la noche, alcanzado los dos los máximos estadios del placer.
Cada uno se fue a cumplir con sus obligaciones, pero nos encontramos todos días a la siesta y cada uno de ellos fueron de intenso juegos de amor, los que reiteramos por las noches.
Convenimos que al regresar a nuestra ciudad, nos veríamos y ya verán ustedes en un próximo relato como este primo, deja contenta a su prima, sin que el marido sospeche nada al respecto y además me lo agradezca por hacerle compañía.
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