Por culpa de una sencilla prenda de vestir tuve muchas peripecias y una experiencia sexualEse domingo hubiera sido normal, de no ser porque a mi querido jefe se le ocurrió que teníamos que ir a trabajar para que el se parara el cuello con los dueños de la empresa al día siguiente.
Desde el principio todo empezó mal, pues no escuché el despertador y cuando me desperté ya eran las 8:15, y yo tenía que entrar a las 8:30; me tenía que bañar, arreglar, desayunar y llegar a la oficina en 15 minutos, cuando el solo trayecto es de 30.
Me levanté lo más rápido que pude, puse la cafetera y me metí a bañar. Salí lo más rápido que pude: 8:22, me sequé lo mejor que pude vestí con una blusa blanca y un short blanco también, el cual según yo debería quedarme bien, pero estaba muy justo; sin tiempo de pensar, me puse unos tenis y apagué la cafetera que hacía un ruido ensordecedor, me serví café e intenté tomarlo, pero estaba excesivamente caliente, dejé la taza y me serví agua fría, al tomármela por la prisa derramé agua en mi blusa; miré el reloj: 8:40. Sin tiempo para nada, tomé mi bolsa y mis llaves y salí corriendo del departamento, llamé al elevador mientras cerraba la puerta con llave, no esperé mucho y llegó el elevador, en él iban dos chicos vecinos míos del piso de arriba, me saludaron cordialmente sin dejar de ver mis senos que se transparentaban en la blusa mojada, los saludé y me volteé para evitar que me siguieran viendo los senos, por el reflejo del vidrio del elevador noté que ambos no dejaban de verme las nalgas, iba a reclamarles, pero el elevador llegó a la planta baja y descendí para apurarme a llegar a la calle, salí a buscar un taxi, la calle estaba casi vacía; me paré en la esquina, ningún taxi me hacía parada, aún estando libres; de repente se detiene un auto blanco lujoso y el conductor baja la ventanilla y me dice: “¿Cuánto cobras muñeca?”; no le hice caso y seguí buscando taxi, cuando otro auto se detuvo y tres jóvenes me preguntaron lo mismo, me di cuenta que por mi forma de vestir y por estar en la esquina me estaban confundiendo con una prostituta; por lo que mejor me retiré a ver si conseguía un autobús o un taxi en otro lado, vi mi reloj: 8:57, mi jefe me va a matar, pensé.
Eché a andar hacia la parada del autobús, unos chicos parados en la esquina al verme pasar me dijeron muchas vulgaridades, apuré el paso para no tener que escucharlos; di vuelta a la esquina y llegué a la parada del autobús en el momento justo en que uno se iba; no podía ser mas mala mi suerte.
Vi el reloj: 9:05; corrí a la estación del metro más cercana, iba bajando las escaleras cuando escuché el sonido que anuncia que el tren cierra las puertas, sigo corriendo para ver si es el tren de mi lado o del contrario; mala suerte, era el de mi lado.
Decidí esperar en el andén el siguiente tren, en días normales tarda de dos a tres minutos en pasar, pero en domingo a veces tarda 15; el andén está vacío, del en el andén del otro lado un policía me mira con morbosidad, hago como que no me doy cuenta y camino hacia la parte de atrás del andén.
9:14; el tren no llega, el policía se fue y por el pasillo que lleva al andén escucho voces de jóvenes que vienen maldiciendo e insultándose entre ellos; cuando llegan al anden veo que son cuatro chicos punk, dos de ellos rapados con los cabellos de en medio parados en picos, uno de color verde y el otro rojo; otro rapado también, pero con una colita de caballo en la parte de atrás y el último rapado de la mitad de la cabeza y la mitad largo hasta el hombro; todos vestidos estrafalariamente, tatuados y con la cara pintada en colores oscuros. Mi mirada se cruzó con la de ellos, los vi sonreír y caminar hacia donde yo estaba; ocupaban todo el ancho del andén, no había por donde escapar.
Me hice la loca esperando que no me molestaran o que llegara el tren. En el momento exacto en que ellos empiezan a decirme algo, llega el tren, se detiene y abre las puertas, me subo y me siento aliviada de ver una pareja de viejitos en el vagón; los punk suben también sin dejar de verme las nalgas.
Me siento en un asiento individual y ellos se sientan en los cuatro asientos contiguos al mío, no me dicen nada, pero los dos que me tienen de frente no dejan de verme; se secretean; lo bueno que solo son tres estaciones, pensé, el tren avanza y llegamos a la siguiente estación, los viejitos de repente se paran y se bajan, cuando el tren ya cerraba las puertas; los veo por la ventana como se quedan esperando el siguiente tren, seguramente por miedo a los punk; estos últimos se levantan y pienso que se van a bajar en la siguiente estación; cada uno se para en una puerta diferente de las cuatro que tiene el vagón.
Llegamos a la siguiente estación, veo que un muchacho va a subir, el punk de esa puerta no lo deja diciéndole: “Este vagón es privado”; nos vamos y me levanto de mi asiento para descender en la siguiente estación; me acerco a la puerta del vagón y le digo al punk que me de permiso de pasar, el me ve a los ojos y sonríe burlonamente; me dice que no podré bajar por esa puerta, que busque otra, me voy a la siguiente y el punk que estaba ahí me dice lo mismo, voy caminado hacia la siguiente puerta cuando de repente se detiene el tren intempestivamente, haciéndome caer; al ver a la puerta, me doy cuenta que el punk jaló la palanca de emergencia.
Trato de incorporarme y siento como alguien me detiene de los hombros; dos de los punk están atrás de mi y dos adelante, me miran con morbo y me empiezan a decir que tengo lindas piernas y que les gusta mi short, me dicen también que tengo bellos senos y que les gusto; empiezo a temblar de miedo, les digo que me dejen levantar, que debo llegar al trabajo; se ríen de mi y me dicen que primero “trabajaré” con ellos y luego me iré a mi esquina; les aclaro que no soy prostituta, pero a ellos eso ya no les importa, se bajan los pantalones dejándome ver sus tremendos penes erectos, intento incorporarme pero me vuelven a detener; mientras uno me detiene las manos el otro empieza a desabotonarme la blusa; suelto un grito y recibo un fuerte golpe con el puño, me ordenan callar; el sonido del tren solicita que se indique en que vagón se jaló la palanca de emergencia; el punk soba mis senos y los chupa; les suplico que me dejen ir, pero no me escuchan.
Otro de los punk me empieza a bajar el short y la pantaleta; me dejan solo con los tenis puestos y la blusa abierta; se burlan de mi diciendo que no soy rubia, que tengo los vellos púbicos negros; les pido que me dejen y empiezo a llorar; el punk que me chupa los senos se mueve para quedar entre mis piernas y me obliga a abrirlas; siento su pene en la entrada de mi vagina; le pido que no lo haga por favor, otro punk me aprieta las mejillas para hacerme abrir la boca; cuando lo logra, mete el pequeño short hecho bola en ella impidiéndome hablar.
El punk empieza a penetrarme, provocándome un dolor increíble; me quejo mientras íšl me chupa y me pellizca los senos, moviéndose dentro de mí, haciéndome suya a la fuerza; otro de ellos le dice que me voltee; con un rápido movimiento, el se voltea, haciéndome quedar boca abajo, encima de él mientras sigue moviéndose dentro de mí; su amigo me sigue deteniendo los brazos y siento que alguien me levanta la blusa por atrás y coloca su pene en la entrada de mi ano; volteo desesperada para pedirle que no lo haga, pero el short me impide decir algo; con sus manos abre mis nalgas y empieza a empalarme poco a poco, siento un dolor más intenso que con el primero y de repente se detiene; en ese momento se apagan las luces del vagón y solo quedan unas tenues luces de emergencia; ellos siguen moviéndose dentro de mi sin importarle mi dolor.
El que me detenía los brazos me suelta, el que me viola por el ano me los detiene por detrás obligándome a cruzarlos; otro me quita las agujetas de los tenis y me atan los brazos con ellas.
Los dos terminan casi al mismo tiempo dentro de mi; grito, pero no se escuchan mas que quejidos; se salen y me embarran las nalgas de semen. Me voltean boca arriba y los otros dos toman el lugar de los primeros, haciendo la misma operación, primero me penetra uno por delante, luego me hacen voltearme y entonces el otro me penetra por detrás, aunque el dolor es menos intenso, sigue doliéndome, así que sigo quejándome; el tren empieza a avanzar un poco, pero se detiene de nuevo, ellos siguen penetrándome por ambos lados y se escucha una voz que dice que el tren avanzará muy lentamente; ellos se apuran a terminar y poco antes de que lleguemos a la siguiente estación terminan dentro de mí también; se salen y me embarran el pelo con su semen.
Al llegar la estación, se suben los pantalones rápidamente y al abrirse las puertas salen corriendo del vagón; de nuevo se escucha la voz que solicita que se indique en que vagón se activó la palanca de emergencia; grito pero no salen sonidos de mi boca; desesperada, trato de arrastrarme a la puerta, casi llego cuando entran un policía y el conductor del vagón. Desactivan la alarma y me sacan entre los dos al andén sin desatarme los muy estúpidos; allí hay señores, señoras y niños que me ven, unos con curiosidad y otros con morbo, el conductor se va y el policía se dirige al teléfono que está al final de la estación a llamar a la ambulancia supongo; el tren toca para irse, pero la gente no se sube, me siguen viendo atada y desnuda; el convoy se va y hasta que regresa el policía me saca el short de la boca, le pido a gritos que me desate y me de mi ropa, me visto adolorida frente a todo el mundo y me suelto a llorar; algún buen samaritano me da mi bolsa y en eso llegan los camilleros; me llevan al hospital y van autoridades a preguntarme lo sucedido, les conté todo, pero al fin hombres, creo que nadie me creyó.