HAYDEELA BRUJA AGNí?STICA VI. LENA, EL VAMPIRO.
VI-I. Una pieza de artesanía.
Gabriel desnudó a Lena y ella hizo lo propio con Gabriel… liberando los senos que ya estaban hinchados y mucho antes de que empezaran a acariciarse mutuamente. Lena besó el cuello de Gabriel, jugando discretamente con su lengua sobre la yugular de la mujer mientras ella masajeaba lentamente los senos, apretándolos con moderada fuerza pues no hacía falta mucho empeño para ponerlos duros y sensibles. Gabriel buscó la boca entreabierta de Lena y se fundieron en un beso suave justo antes de que la mordiera en el labio inferior, estaba ansiosa por verla brotar… la voluptuosidad por la sangre siempre había estado en ella y Gabriel no tenía nada que ver en eso.
Lena no solo era fuerte, determinada y sensual, también tenía potencial para la carnicería y Gabriel instigaba con toda la frecuencia que le era posible esa “cualidad”. Una nueva mordida regreso a Gabriel a la realidad, en verdad Lena era hermosa y sin duda habría muerto con gusto bajo el brillo de esos dientes manchados de sangre sin embargo la inquisidora mirada de Lena le recordó que había trabajo por hacer. Gabriel se acercó a su oído y murmuró:
-Estas enamorada de mi?…
Lena apenas contuvo la risa que en nada sorprendió a Gabriel y que por el contrario la lleno de satisfacción, la crueldad era inherente en aquella extraña chica.
-Sabes quien soy y lo que quiero…hace años que lo deseo, me vuelve loca… cada noche… estar tan cerca… lo deseo mas que nada, acaso es necesario el amor?
-Claro que no, no hay razón para ello… Contestó Gabriel y acto seguido buscó entre las sabanas liberando un brazalete plateado, mismo que pasaría a ser de su propiedad a partir de ese momento. Se trataba de una fina pieza de artesanía emblemática de su clan, con un par de cuchillas desmontables “para toda ocasión” siendo la mas pequeña y vistosa la reservada para iniciaciones… como la que iba a ocurrir a continuación.
La excitada Lena extendió su brazo ofreciéndolo ansiosa, Gabriel esperó un par de segundos y luego con estudiada precisión hizo un corte pequeño y limpio, apenas perceptible siguiendo la línea de una arteria. Posteriormente y conforme el filo quirúrgico cobraba centímetros sobre la piel inicialmente pálida y luego roja al teñirse vivamente con el flujo de sangre, tuvo que hacer un esfuerzo por contener su excitación pues sintió como no había ocurrido con las antecesoras a Lena que el corazón de aquella empezaba a latir con fuerza, no se trataba de un pulso irregular instigado por el miedo, la duda o la zozobra, por el contrario, los fuertes latidos de su corazón revelaban una absoluta pasión y entrega por el momento, la visión de su brazo lejos de atemorizarla la mantenía en un sopor de excitación.
Lena era una contradicción pues nada en ella que pareciera obvio tenía reflejo en la realidad, esa y no otra, había sido la razón por la cual Gabriel la eligiera para algo mas que alimentación o esparcimiento… era digna de la grandeza que ella iba a otorgarle pero exactamente a que tipo de gloria se refería?. A veces cuando veía en lo que su gente se había convertido, con los sustitutos de sangre, los grupos de autoayuda y ese slogan que circulaba entre los suyos: “La antivida es un compromiso y no una culpa, hazte responsable de tu vampirismo”, se preguntaba si hacía lo correcto, desde luego no era una ortodoxa, no salía a asesinar personas por el gusto de hacerlo escudada en el arcaico concepto de superioridad de especie, pero tampoco había elegido el vegetarianismo hemático de hecho, no concebía la vida sin la prerrogativa de la sangre, verla brotar fuese propia o ajena le daba igual en tanto pudiera saborearla, ese era el principio que pretendía inculcarle a Lena?
Todo eso no importaba de momento ya que su sangre fluía libre por todo su brazo como un río desbordado de vida. Luego y antes de que la chica perdiera el conocimiento por la casi fatal perdida de sangre, atrapó su boca con la suya, saboreando en sus labios el apenas perceptible pulso cardiaco de su amante… reconociendo el momento justo antes de la muerte, mientras el aroma de la sangre se mezclaba con el fragancia de su mutua excitación.
Gabriel sonrió y dirigiendo la cuchilla a su propio brazo realizó el corte complementario, abriendo desde la muñeca hasta casi el codo, en realidad no era necesario cortar mas allá de un par de centímetros pero Gabriel disfrutaba la sensación que le proporcionaba el filo sobre su carne. Momentos después dirigía su brazo hacia la inerte Lena quien imposibilitada para mover un solo músculo se limitaba a tragar el flujo de sangre hasta que Gabriel considerando que había tenido suficiente, lo retiró presionando por encima del corte que rápidamente empezó a cerrar no dejando cicatriz alguna. Entonces y con cierto gesto de cansancio se recostó junto a Lena, cobijándose junto a ella sobre el charco de sangre.
VI-II. El ejercicio de la violencia.
Habían pasado cerca de dos meses desde que Lena se había desangrado en el piso de Gabriel, desde entonces habían salido a cazar prácticamente noche a noche y siempre bajo su supervisión. Sin embargo y debido a los impresionantes progresos de Lena en el ejercicio de su nueva vida vampírica, esa noche sería su primera correría del tipo que no debía incurrir muy a menudo pero que era necesaria aprender de preferencia a solas. O al menos eso era lo que le había dicho ya que Gabriel la vigilaba a una distancia prudente, lo suficientemente lejos como para permitir que Lena se dejara conducir con “libertad” y al mismo tiempo cerca para acudir a ella si se metía en problemas lo que a juzgar por Gabriel no iba a ocurrir ya que actuaba con una magistral soltura.
En esos momentos Lena estaba sentada en el suelo recargada en una jardinera, la luz artificial del alumbrado público lastimaba la vista de la mujer llamada Arale que de pie y frente a ella iba de un lado a otro mezclando su nerviosismo con ansiedad, no sabía exactamente por que la había seguido hasta ahí, luego de que le coqueteara en el bar a unas cuadras de ahí, lo cierto es que ahí estaba, frente al Palacio de mármol blanco majestuosamente iluminado con tonos ámbar, esa mole de las bellas artes que era una especie de imán para gene como ella.
Cuando Lena sostuvo sus piernas aproximándola a ella se olvido de la realidad, de donde se encontraba, quien era, nada importaba… su aliento la excitaba hasta el grado de sentir que la piel le hormigueaba de la nuca hasta los dedos de los pies porque precisamente la cara de la chica llegaba hasta su sexo, bastaría con que se acercase un poco mas y hurgara por sobre el borde de su falda para que ahí y frente a la multitud le comiera el coño… ella nunca había resistido esa fanatisación por las mujeres, dejarse besar y tocar donde fuera por ellas era algo que estaba mas allá de su cordura y que definitivamente la dejaba corta.
Finalmente Lena se adentró en su falda tirando hacia abajo del elástico de las bragas, quitándolas en su totalidad y mirando con delirante quietud el sexo totalmente depilado y con húmedos hilos de flujo saliendo del interior de sus labios vaginales… Lena extendió su lengua probándolos, catando cientos de pequeños sabores diferentes que nunca antes su limitado gusto había sido capaz de percibir en el flujo vaginal y que ahora en su fino sentido vampirico era capaz de diferenciar. Tan pronto profundizo un poco mas, separando los labios con la lengua y haciendo un penetrante contacto con su caliente interior la chica empezó a gemir. Un par de curiosos que transitaban por el lugar prestaron atención a la pareja sin embargo, eso no cortó en nada la inspirada maniobra de Lena que haciendo uso de sus manos metía con fuerza dos dedos en la vagina de Arale, moviéndolos en su interior buscando los puntos de mayor sensibilidad.
Arale perdió la fuerza en sus piernas conforme Lena comenzó a alternar los dedos con la lengua, concentrándose a veces en el exterior chupando solo el clítoris mientras la penetraba con los dedos y otras, frotando con viva intensidad el monte de venus con su pulgar mientras revoloteaba su lengua en el rezumante interior de Arale… Gabriel desde la sombras observaba con inquietud que un pequeño circulo de curiosos empezaba a arremolinarse en las proximidades para disfrutar del improvisado performance y temía que las cosas se salieran de control cuando Arale tuvo un escandaloso orgasmo. Al final y prácticamente llevada en vilo por Lena abandonaron el lugar rápidamente, descansando al cabo de unos metros en una de las bancas de la ciudadela en donde comenzaron a besarse, restregando sus senos por encima de la ropa que de inmediato reaccionaron adquiriendo la dureza de una piedra.
La lengua de Lena se enlazó con la de Arale dentro de su boca con plena conciencia de que ésta probaría el sabor de sus propios genitales mezclado con la saliva de ambas. De esta manera y absorta por completo a las sensaciones placenteras que le provocaban los labios de Lena en su boca, el suave masaje con que atendía sus senos y el palpitar incesante en su vagina por el reciente orgasmo, fue incapaz de atender la afilada hoja metálica que Lena había desprendido de su brazalete plateado y que dirigía hacia su cuello.
Lena mordió con fuerza los labios de Arale impidiéndole gritar justo antes de que el filo quirúrgico describiera una limpia trayectoria sobre su yugular, abriendo el cuello de un lado a otro empapándola de sangre. Excitada hasta la nausea se prendió al cuello cercenado y comenzó a beber el espeso y negro néctar al mismo tiempo que hacía un par de cortes adicionales y totalmente innecesarios por arriba de las muñecas y sobre los muslos… a lo lejos Gabriel sonrió pues no había errado en su vaticinio, no solo era diestra en el arte de la seducción además tenía un talento especial para el tipo de rutinas en las que no eran necesarias las sutilezas y por el contrario se permitía e incitaba el ejercicio de la violencia.
VI-III. Un crimen sin víctima.
Sin nada de trabajo en las últimas semanas, Haydee había vuelto a su poco saludable patrón en el que agobiada por el aburrimiento pasaba la mayor parte del tiempo bebiendo en el bar de BearKing, de hecho el último asiento a la izquierda sobre la barra era prácticamente suyo y el cadaqués la única persona con la que hablaba. La completa introspección que mantenía sobre el vaso de whisky a medio llenar fue la principal razón por la que no percibió que una mujer había entrado al bar y tras echar un rápido vistazo a la concurrencia se aproximaba rápidamente a ella.
-Tenés asuntos por ahora tía?. Preguntó el cadaqués tocándole gentilmente el hombro. Haydee sin levantar la vista de la barra se limitó a contestar:
-No… nada por ahora por que lo preguntas?
-Por nada, solo quería saber si vos asaríais el bar próximamente.
-Asear el bar? Para que diablos querría limpiarlo?…
-Asear no coño¡ asar, achicharrar, calcinar… eso que vos aséis con el tío ese del sol muerto… El cadaqués distinguía de entre su clientela a aquellos elementos con cierto grado de peligrosidad y la mujer a escasos metros de Haydee seguramente significaría problemas.
-Dios muerto del sol… Apuntó Haydee mientras miraba por encima de su hombro cuando ya la mujer tomaba un lugar junto a ella sobre la barra.
-No vas a irte esta vez antes de que pueda invitarte algo cierto?
Aunque no le resultaba familiar fisonómicamente hablando, de inmediato recordó el acento vagamente irlandés, luego y forzando la memoria supo que se trataba de la chica de pupilentes amarillo-vampiro de peluche que la había abordado aquella vez en el centro (Haydee I Alex), solo que a diferencia de la ocasión precedente esta vez el toque ámbar en sus ojos y la palidez cadavérica de su piel eran reales.
Por otro lado, el vestido de terciopelo púrpura que tanto la había impresionado hacia unos meses había quedado atrás, vestía sencillamente una camiseta negra a través de la cual se apreciaba la marca puntiaguda de sus pezones, los pantalones a la cadera y megajustados dejaba al descubierto una runa por encima de su ombligo al mismo tiempo que dibujaban la línea del elástico de sus bragas; completaba el juego con unas botas altas por encima del pantalón y una cazadora de mezclilla azul larga hasta casi las rodillas. Se había olvidado por completo del estereotipo en el vestir pues ahora ya no necesitaba aparentar ser un vampiro, lo era.
-Estoy bien de momento pero puedes acompañarme siempre que me digas tu nombre.
-Mi nombre es Lena, me recuerdas? te he estado buscando desde aquella vez en LaRua… nunca regresaste, vodka con quina…
Bearking que hasta ese momento había prestado discreta atención a la pareja se ocupó de servir y luego, confiado en que el encuentro correría en la completa cordialidad dejó a la singular pareja, una bruja y un vampiro atender sus asuntos. Haydee terminó de beber y tras vaciar el resto de la botella en el vaso agregó:
-Tuve mucho trabajo desde entonces y por lo que veo tu también estuviste ocupada…
-A que te refieres?.
-No te ofusques pero se lo que eres y si planeaste algo contra mi será mejor que lo olvides, no me gusta matar vampiros pero si insistes… por otro lado si solo quieres beber no tengo broncas con eso.
-No no no… solo quería verte… espera como lo…
-Que eres un vampiro? Tengo facilidad para esas cosas y ahora que lo recuerdo… vivías cerca de LaRua cierto? mira que casualidad mi edificio esta cerca de aquí quieres ir?.
-No te importa que sea un vampiro? Que mate para sobrevivir?…
-No me interesa lo que hagas o no para vivir, al menos no para lo que vamos a hacer…
Haydee era del tipo de gente que afirmaba una cosa al mismo tiempo que la observaba menos y nunca le faltaban razones legítimas para cohonestar la inobservancia pero lo cierto es que sabía y mejor que nadie que las bajas aunque repugnantes eran al mismo tiempo admisibles, se trataba tan solo del equilibrio biológico entre depredador/presa que mantenía a la vida funcionando, ella misma era parte del juego de la naturaleza y no podía reprocharle a un vampiro su estilo de vida, a menos claro, que tuviera algo personal que arreglar con él. Como eso no parecía ocurrir con la chica, la atrajo hacia sí, lo suficiente para que pudiera atrapar sus labios con los suyos en un beso apasionado. El vampiro separó los labios y la lengua de Haydee entró en su boca enredándose con la otra lengua, jugueteando con la punta de sus colmillos en un juego lo mismo peligroso que excitante. Lena instintivamente besó el cuello de Haydee.
-Aclaremos las cosas… dijo la bruja separándose intempestivamente del vampiro -Yo no te mato y tu no me muerdes a menos que yo no te lo pida… tu brazalete se queda fuera del juego y el paliacate en mi cabeza se queda en mi cabeza.
-Ok… Respondió Lena y acto seguido Haydee pago la botella de whisky y el vodka despidiéndose de Bearking agitando la mano. Fue cuando el vampiro supo que la mujer que había estado buscando por casi un año tenía por nombre Haydee y aunque anhelaba su sangre y quizás hasta su muerte desde el momento en que la conoció, aceptaba como propias las alternativas y si algo había aprendido de Gabriel era que existía el crimen sin víctima.
VI-IV. Por debajo de la camiseta Hanna.
-Ves esa lucecita sobre el techo? Preguntó Haydee cuando ya Lena había entrado en la habitación y cerraba la puerta.
-Si por que?. Contestó el vampiro intrigada por la vivacidad con que la entonces minúscula flama cobraba una peligrosa intensidad conforme Haydee hablaba.
-Olvide mencionar que soy una bruja y esa lucecita es un hechizo, si haces, dices o piensas algo que no me gusta incinero la habitación contigo dentro, por supuesto yo soy inmune a mi propia magia. Susurró la bruja divertida al oído de la perpleja Lena.
-No voy a hacer nada que tu no quieras. Respondió excitada deslizando los brazos por las mangas de su cazadora, permitiendo que ésta cayera al suelo junto con la camiseta y los jeans. Lena quedó solo cubierta por una tanga negra de lykra que contrastaba de mas con la palidez de su piel. El vampiro acarició sus pechos desnudos, entreteniéndose con sus pezones en un suave masaje alrededor de ellos y atendiendo la descarada mirada de Haydee sobre su cuerpo que ya se acercaba a ella.
La bruja deslizó la tanga por las caderas breves de Lena, corriendo por una pierna y luego la otra el elástico hasta que la prenda cayó al piso. Haydee se permitió desde su privilegiada posición admirar el cuerpo del vampiro para luego explorarlo con las manos, subiéndolas por sus pantorrillas hasta los muslos, aspirando en el proceso la fragancia que lentamente empezaba a destilar por entre sus piernas, acarició la cintura y sobó los senos del vampiro en masajes suaves y circulares tras incorporarse totalmente, viajando siempre con sus manos hacia los hombros y el cuello y de ahí hacia los brazos hasta finalmente entrelazar sus manos con las suyas.
Lena respondió a las caricias de Haydee deslizando una mano entre el pants Bose y la piel de Haydee, llegando hasta la caliente humedad del coño de la bruja mientras que con la otra, viajaba por debajo de la camiseta Hanna en busca de su pezón. Con sus manos doblemente ocupadas sobre el cuerpo de Haydee dejó que ésta irrumpiera nuevamente con su lengua dentro de su boca al mismo tiempo que sus dedos empezaban a buscar la abertura principal de su cuerpo antes de llevarla hasta la cama haciendo que se sentara.
Lena se sentó al borde del lecho abriendo las piernas de tal modo que Haydee se pusiera frente a ella y entre sus piernas. El vampiro se acercó a ella y besó todo el vientre, lamiendo el arillo metálico en el ombligo, cubriendo la curvatura de su abdomen con besos y lengíŒetazos, mientras que con las manos recorría las piernas desde la rodilla hasta el nacimiento de las nalgas.
Las manos de Lena se apoderaron de las nalgas de Haydee y tras apretarlas suavemente, dedicó un par de minutos a masajearlas antes de tirar de la prenda de algodón hacia abajo. Al momento el sexo depilado y cubierto de brillante flujo vaginal quedó totalmente a la vista del vampiro que de inmediato puso la cabeza entre las piernas de Haydee y con la punta de la lengua recorrió los labios hinchados de abajo hacia arriba, degustando la tibieza y dulce sabor de Haydee.
La punta de la lengua de Lena entró en Haydee y comenzó a empujar cada vez mas profundo dentro de ella, luego y ya que sus dedos seguían empapados, desvió las caricias sobre las nalgas hacia el valle entre ellas metiendo un dedo dentro del ano de la bruja. Luego y como parecía disfrutar tanto de la caricia anterior como de la posterior, introdujo un segundo dedo dentro del culo de Haydee. Así, la lengua de Lena masajeando con insistencia su coño y sus dedos entrando y saliendo en su orificio trasero pronto rindieron resultados y mientras sus caderas se movían incontenibles y el placer iba en aumento, Lena atrapó al clítoris con sus labios y se prestó a chupar con fuerza. Haydee se desvaneció por unos instantes presa del orgasmo y luego, por completo agotada se sentó sobre las piernas de Lena, abrazándola con sus muslos al mismo tiempo que el vampiro apretaba el cuerpo desnudo contra el suyo.
VI-V. La paciente insinuación del vampiro.
Lena rodeo con sus brazos a Haydee, sobando los senos con sus manos en masajes suaves y circulares antes de subir la camiseta empapada de sudor desnudándola por completo. Al instante, el vampiro se extasió con la dilatada vena corriendo a todo lo largo del pecho izquierdo de Haydee antes de perderse en la pigmentación marrón de su pezón. Despreocupadamente, masajeó con sus manos ambos pechos apretando entre los índices y pulgares los pezones, torciéndolos y jalándolos hacia arriba como probando cuan pesadas eran las tetas de la bruja antes de colocar una en sus labios, ofreciendo la otra a la propietaria.
Haydee aceptó gustosa y conforme ambas bocas empezaron a chupar al unísono, sintió como una nueva marejada le inundaba el coño. Lena lamía ambas tetas, confundiendo su lengua con la de Haydee en repetidas ocasiones y compitiendo con ella por el dominio de uno y otro pezón hasta que sin poder evitarlo, desvió la lengua en dirección a la pulsante y deliciosa vena que la ponía casi al borde de la histeria. La boca del vampiro comenzó a chupar a todo lo largo de esa línea azulada, intercalando besos suaves con masajes húmedos de lengua… Haydee dio un largo suspiro en tanto Lena acariciaba con sus manos alternando un seno con el otro, mientras seguía lamiendo con dedicación y delicadeza alrededor de la hermosa veta azulada promesa de deliciosa sangre.
-Está bien… está bien. Aceptó Haydee ante la paciente insinuación del vampiro. –Pero no quiero cicatrices de acuerdo?.
-Soy cuidadosa, no te preocupes… Dijo el vampiro para acto seguido desprender de su brazalete una cuchilla curva.
Haydee rodeo el cuello de Lena con sus manos, descansando en su hombro la teta derecha dejándole con esta maniobra acceso total a la izquierda. Con estudiada delicadeza, el vampiro lamió en línea y de arriba abajo justo donde pretendía hacer el corte, luego de tomar aire y cuando estuvo segura de que su ansiedad no interferiría con su exactitud, presionó el filo de la cuchilla sobre el pecho de la bruja.
Haydee suspiró cuando el acero quirúrgico atravesó su cuerpo. Luego de que el filo curvo cobrara un par de milímetros sobre su pecho, los discretos suspiros se convirtieron en jadeos y ruidosos gemidos. El vampiro había presionado hacia abajo, cortando la vena profundamente y mas de lo que podía revelar la minúscula marca en la superficie. Retiró con parsimonia la cuchilla e inmediatamente comenzó a correr un hilillo carmesí, los labios del vampiro temblaron de ansiedad al ver la fuerza con que la línea de sangre recorría la impresionante curvatura del pecho de Haydee hasta su pezón en donde empezó a gotear el preciado líquido. Lena presionó gentilmente los labios contra la teta, saboreándola antes de recorrer con la lengua la deliciosa ruta escarlata hasta el corte de la cuchilla colina arriba. Terminó por posar los labios en la herida abierta y tras chupar gentilmente, acariciando por completo la superficie con besos y lamidas se prestó a beber directamente de la fuente.
Al mismo tiempo, Haydee comenzó a girar las caderas frotando su sexo contra el pubis de Lena, que en esos momentos bebía del pecho de Haydee como una recién nacida y en un momento acompañó el movimiento de frotación de la bruja con movimientos de su cadera y masajes intermitentes sobre las nalgas para ayudarla a calmar su deseo… un segundo orgasmo que coincidió con el propio clímax del vampiro sacudió a ambas. Finalmente Lena relamió en repetidas ocasiones el pecho de Haydee ya que siendo tan joven, aún no poseía la disciplina para cerrar heridas mentalmente, aún así, su saliva sanadora no dejó cicatriz alguna sobre la piel.
Se abrazaron muy fuerte, respirando ambas ruidosamente antes de separarse definitivamente. Minutos después el vampiro abandonó el piso y Haydee observó detrás de la ventana como cruzaba la calle y le alejaba, perdiéndose rápidamente en la oscuridad. Lena probablemente se habría sorprendido por ello ya que la bruja, no parecía del tipo de persona que se tomara muy en serio las cosas “de una sola noche” aún tratándose de un vampiro. La realidad era que Haydee lamentaba que Lena fuera tan joven y descuidada pues cualquier vampiro en su situación, abría salido huyendo antes de compartir el piso con una bruja, seguramente le esperaría una reprimenda a manos de su sire si es que éste aún existía o había existido alguna vez. De cualquier manera estaba segura que la próxima vez que se vieran, sería por intermediación de Tageslicht y no existiría cordialidad alguna entre ellas.
El autor: nunlex@yahoo.com.mx