Las hermanitas de mi Novia Rosita (3) Con Isabel

En aquellos tiempos Isabel, era la más joven de las 5 hermanas, había crecido un tanto, me llegaba hasta

la altura del tórax, una trigueñita con un buen cuerpo, pelo largo, pequeños senos suaves, unas piernas

bien apetitosas, unas nalgas duras y firmes y voluminosas de acuerdo a su contextura.En aquellos tiempos Isabel, era la más joven de las 5 hermanas, había crecido un tanto, me llegaba hasta

la altura del tórax, una trigueñita con un buen cuerpo, pelo largo, pequeños senos suaves, unas piernas

bien apetitosas, unas nalgas duras y firmes y voluminosas de acuerdo a su contextura.
Había planeado durante largo tiempo como comerme a está figurita. Un día, llego de visita a casa de mi

novia, y le hago recordar los favores de las tareas de colegio que un sinfín de veces le había ayudado a

Isabel, en un descuido, cuando mi novia se va al baño, le alcancé a Isabel 2 monedas de 5 pesos, y una

pequeña nota que decía: â?? Quisiera por favor me hagas masajes mañana a las 10 a.m., te espero en tal calle

de la ciudad, te voy a pagar por que es un trabajo, asiente con la cabeza si aceptas o no, – no le digas a

nadie – graciasâ?. Ahí estaba yo sentado que me palpitaba el corazón y me daba un frío de miedo, y ella me

hizo un gesto como diciendo no entiendoâ?Špero yo le entendí como ¿cuánto me darías? Y le dije 20. Ella me

asentó la cabeza y guardaba el papelito en su diminuta y ajustada short, que casi siempre llevaba puesta.
Al otro día había llevado muchos implementos, mi mente estaba muy libidinosa, presté una cámara de filmar

digital, una toalla, aceite para el cuerpo, una crema para frotar, una toalla un jabón de tocador, todo

metido en una mochila.
Subí a un taxi y me dirigí presuroso a nuestro punto de encuentro, al llegar la divisé a lo lejos, vestida

con una chompa y un pantalón jean, aflojado (en esos tiempos era invierno).
Bajé del taxi, y fui a saludarla.
Le dije: Hola!
Ella: Hola Luchito! Muack.
Yo: Todo bien?
Ella: Si, nomás con un poco de frío.
Yo: Vamos entonces?
Ella: Ya, vamos
Estiré la mano para llamar a un taxi, – â??al sauna la perlaâ? cuantoâ?Š? Ok â?Švamosâ?Š.
No hablamos más en el camino, Isabel miraba por la ventana como si se tratara de un paseo, en 10 minutos

llegamos al edificio.
Nos esperaba el recepcionista,
Recepcionista: Si señor?
Yo: por favor una habitación privada
Recepcionista: Sonâ?Š
Yo: Ok,
Recepcionista: Por favor suba al tercer piso en la habitación 305, tome la llave, es habitación ya esta

preparada, siga las instrucciones dentro del cuartoâ?Š
Yo: Ok, gracias
Yo: Vamos Isa(bel)
Al llegar al cuarto, tuve que enseñarle en que consistía o funcionaba un cuarto privado de sauna. Ella ahí

parada como viendo algo extraño por primera vez y con los brazos como tocándose la boca.
Mira – le dije: Ese cuartito es de vapor, con eucalipto es bueno para los pulmones, ahí entraremos

primero, luego iremos al ladito, ahí es el cuarto para sudar se le llama cuarto en seco, luego iremos al

Taburete, ese que parece cama pero no es cama y mientras miramos TV cable, me hace los masajitos; he

traído las cremas, y el aceite para el vapor.
Ella me sonreía, y â?Šme decíaâ?Špero nos vamos a mojar, así como estamosâ?Š o como es ¿ no sé ¿ jajaja – y se

reía
Le dije, – bueno entiendo que no hallas venido antes, ves esas dos toallas grandes y gruesas, esas cubren

todo el cuerpo, en la repisa esa que está allí colocas toda, toda tu ropa. Me miró como abriendo la boca,

diciendo ah?, esto es normal – le dije, así funcionan y funcionarán todos los saunas privados. Bueno le

dije â?? No estés con esa cara, y si tanto lío te haces, ve al baño cierra la puerta y ahí te cambias, al

poco tiempo se fue al baño con la toalla.
Apenas entró me saqué toda la ropa y me puse la toalla, y llamé: Isabel ya?. Ella salió normal del baño,

con su ropa en brazos, y
Me dijo: bueno me he saco casi todo y se reíaâ?Š
le dije : Pero, si vamos a entra al cuarto de vapor te vas a mojar,
se regreso al baño y salió con el calzón y su sostén en sus manos y los puso en la repisa y a los lejos me

sonreía
Ella entró al cuarto de vapor conmigo, y me dijo: Yap!
Ahí sentados, los dos en un asiento de mayólica, no hablábamos mucho (antes había sacado el pomo de aceite

para el cuerpo).
Le dije: Mira éste aceite es especial se pone en todo el cuerpo, es buenoâ?Š(le dije un montón de mentiras

que ni yo conocía si eran reales).
Le dije: Bien, me voy a echar para que veas como se hace, y luego me lo echas tu a mi y luego te ayudo,

ok?
Ella observaba con naturalidad (yo tenía como es normal la toalla de la mitad cubriendo la mitad del

cuerpo hacia abajo, en otras ocasiones en casa de mi novia ella me había dado masajes en su cama, aparte

de la anterior historia que vivimos los dos que lo relaté en la primera historia, pero que no volvimos a

mencionar siquiera), le dije: Ves, así! a ver ayúdame!
Isabel acercó sus manos y untó el líquido en su manos como enjuagándose y empezó a frotar mi pecho y mis

brazos, mi espalda y así, mis piernas, la cual las abrí un poco, pero no tenía aún ninguna erección.

Isabel se salteaba esas zonas y miraba arrodillaba en el piso, hacia otro lado.
Sin decir nada, unté al igual que Isabel mis manos, y empecé a frotar su cuerpo por los costados (Isabel

tenía como es normal toda la toalla desde los senos, hasta las rodillas cubiertos)
Sagazmente, pude separar sus piernas un poco y untarles debajo de la toalla (ambos nos untábamos

mutuamente). Le pasé la mano varias veces siempre rozando o tocando su rica conchita (ningún pelito aún

tenía y su rayita era prominente).
De la misma forma que me cogí a mi novia y a su otra hermana (Daisy), traté de calentar la situación, pero

que se tuviera una forma normal o natural de desenvolverse, Le dije: ya está creo que ya estuvo, vamos al

cuarto en seco, y ella sonriendo alegre, me acompañó, ahí estuvimos que nos quemábamos, pero era propicio,

ya que afuera en la ciudad hacía un frío atroz!
Le dije: aquí me puedes masajear la espalda, fuerte por favor, porque me duelen los huesitos.
Isabel, se puso a hacer su labor, por 20 minutos aproximado
Le dije: Bueno creo que ésto ya esta quemando la piel
Ella: si
Yo: Vamos al taburete y me sigues masajeando a la vez que miramos TV Cable.
Puse unos dibujitos pensando que le iba a gustar, pero no quería ella ver Novelas, bueno asentí para que

cambiara de canal.
A los 15 minutos me percaté que se había cansado, y se fue al baño
Ella: Un ratito, voy a lavarme las manos ya regreso.
Tuve que abrir el cuarto de calor en seco, para que el ambiente se tornará más cálido, al minuto,

regresaba Isabel y siguió 5 minutos, ella cansada, de las manos.
Le dije: échate te voy a mostrar como es la forma correcta de hacer masajes.
Ella se acostó (con su toalla encima)
Le dije: Mira mueve la toalla mejor cubriéndote hacia arriba, así podré moverla y cubrirte después que te

frote cada zona con le crema, ella normal, se sentó (mirando hacia delante, yo detrás de ella) se

desabrochó la toalla, siempre mirando hacia delante y la abrió protegiéndose la espalda, hasta las

rodillas.
Así empecé, como la anterior historia, a frotarle el cuerpo de manera normal y de vez en cuando

libidinosamente. Empecé con su espalda e iba bajando hasta donde colindaba la espalda con sus nalgas

(hacia en el amiente un sopor o calor bien agradable). Bajé por los pies, se los froté como un masajistas

profesional, le hablaba de lo que hacia en ese momento explicando cada movimiento (tampoco ni yo me las

creía). Así de a pocos, iba sobando sus partes más íntimas, primero como convenciéndola de no estaba

tocando nada íntimo, le decía: Date la vuelta para frotar tu estómago y tórax. Y así como tres veces

(espaldaâ?Štórax).
Empecé entonces a cambiara el ritmo y la forma, de mover mis manos (ella siempre semi-cubierta con la

toalla., empecé por su espalda, iba bajando hasta sus grande nalgas, y le sobaba casi moderadamente, luego

sus piernas, la hice voltearse hacia arriba y ya no le cubría el tórax de lo más normal la empecé a mover

los senos pero mirando con ella la TV (novela), ella no decía nada, así que me fui a sus piernas y las

empecé a untar con aceite, y así le pasé por su conchita y por debajo de ella también.
No decíamos nada, le puse una almohada debajo se su columna y le dije date vuelta (hacia abajo) ya no la

cubría, mi corazón empezó a latir y mis manos a enfriarse, al ver semejante colita de piel trigueña bien

jovencita y durita, empecé a permutar con los movimientos de manos, hasta que en una se esas, le empecé a

sobar su conchita, varias veces, y ella se contorsionaba levemente y como dejando de respirar en cierto

instantes, ya se me había parado la pichulota. Así que empecé a meterle un dedito y sobrar frenéticamente

pero permutando mi mano y dedos en su suave conchita, a lo que ella, hacia sonidos guturales, como si

tuviera pujando algo, y pude ver y palpar como se orinaba, de su pequeña conchita salía orina, con flujos

suaves.
Aproveché el momento con una mano masajeaba o pajeaba mejor descrito a Isabel, y con la otra me saqué mi

toalla, la tenía entonces bien parada, ya no sentía miedo de nada.
Me puse detrás de Isabel, y le fui sobando mi cabeza de mi pene, contra su pequeña rajita, a lo que ella

hacía sonidos como mmmmmjjjgjj!! Como ahogándose, y de vez en vez miraba para atrás!. A la tercera vez que

volteó le di un beso, ella asentó también.
La puse boca arriba, y me puse encima. La diferencia de tamaños era evidente, tenía un mástil para su

pequeña y aún virgen vagina, así que unté con aceite para el cuerpo, su vagina, siempre sobando pero ya

con la cabeza de mi pene.
Le dije: así todo excitado,: Me quieres?
Ella, si luchito y me besaba despacio los pectorales.
Ese encuentro no puedo ser más bestial, le metí todito, casi a la mitad, sentí un sonidito como ruptura,

ay, luchito â?? ella temblando â?? sácalo por favor, un momento voy al baño me decía.
Fue bestial porque a pesar del aceite untado, sentí como las paredes de ésta pequeña conchita estaba

apretada, pero asentí un momento y se fue al baño a lavarse, la acompañé entonces, por sus piernas corrían

gotas de sangre.
Isabel: Ay.. ay auu, discúlpame Luchito, es mi primera vez,
y me miraba y sonreía (sentaba ella en el inodoro). Me acerqué y nos dimos un beso cálido. La ayudé a ir a

la ducha para lavarle la conchita, le froté con jabón,
Me decía: ayyyy – me arde, no sólo agíŒita nomás, por favorcito!
Como siempre yo más astuto, le dije : cariño, pero aún no terminamos, tengo que venirme y hacerte el anal,

sino me sentiré mal
Isabel: Ahhh? Que aún hay más? Es que no sé Luchito, no sé de éstas cosas!
Y besándola la pude llevar de nuevo al taburete
Ella me decía: Pero un ratito por mi cosita todavía, las otras que faltan por favorâ?Šsi?
Yo: Ya Bebé, date la vuelta, coloca tus manos contra el taburete, abre tus piernitas, suéltate vamos

tranquila, abre tus nalguitas
Ella: Ayyyâ?Š ¿No me va a arder? Porque me arde mi cosa
Isabel volteaba la cabeza hacia atrás así, como era muy baja, había un pedestal para subir del taburete y

la puse ahí, con las piernas poco abiertas.
Le empecé a masajear su conchita por los costados, , unté mis dedos con el aceite, y le fui masajeando el

culito(que rico que estaba), y metiéndola despacio un dedito, para acostumbrarla.
Ella se reía y se quejaba, Ella: Yaaaa ¿ me estoy cansando aquí
Así se la empecé a meter despacio por ese culito que estaba hinchadito (parecía de vedette) y se me fue

difícil más aún que su conchita. En un momento se resbaló dentro de su culito todito se lo comió la

nenita, Isabel se movía hacia atrás muy rápido, estaba de nuevo excitada, haciendo sus sonidos guturales,

y unos pequeños aa AHH AHH AHH!.
La levanté la puse en la cama bocabajo con la almohada a la altura de la pelvis, y me subí en ella, y me

la culeé, por 10 minutos, Isabel, hacia gestos como de dolor y de gusto, al sentir que me venía ella no se

movió, la saqué de su dilatado culo, y se lo puse en la ensarté en la concha.
Ella: AYYYYY!!! Zzzzzzas za za, auuu mju mju. Medio como llorando, se tapaba la boca, como queriendo y no

querendo zafarse, en unos momentos llené de leche a Isabel, pude observar el cambio de rostro que hizo,

sonreía con los ojos cerrados mirando de lado hacia el taburete.
Yo : ay ay que rico, que rica estaba cariño, te gustó?
Ella : también sudando y jadeando: sip
Dormimos luego como 1 hora y nos preparamos para irnos (nos bañamos, y besamos).
Antes conversé con ella: Porfa, Isabel, ningún comentario si?
No te preocupes Luchito como piensas así, (ella me sonreía), y me abrazó.
Ese fue un bonito recuerdo que tuve de las más joven de todas las hermanas, le llevé lo más cerca de su

casa. Hasta nos olvidamos los dos de los 20 pesos.. :-p

Author: p_vzqz

1 thought on “Las hermanitas de mi Novia Rosita (3) Con Isabel

Leave a Reply

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.