La comida

LA COMIDA

Ella dormía plácidamente cuando yo me desperté, Su cuerpo desnudo descansaba en la cama de forma grácil, dejando vislumbrar su hermosos senos. No quería despertarla, la noche había sido agitada y deseaba que su descanso fuese completo.
Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina con el fin de apaciguar a mi ruidoso estómago, mientras tomaba un ligero café mire el reloj que se hallaba en la pared, marcaba la una de la tarde, habíamos dormido hasta tarde, la verdad que era lógico tras la noche tan animada que pasamos.

Decidí comenzar a elaborar la comida, así, cuando ella se levantase estaría todo listo. Miré el frigorífico para ver los víveres de los que disponíamos. Visto su interior opté por una cazuela de carne, acompañada por unos espárragos de Navarra y pequeñas rodajas de calabacín rebozado, de postre haría una fresas con plátano acompañado todo ello por una deliciosa nata.

Coloqué la cazuela en la vitrocerámica, a la que añadí un chorro de aceite y un poquito de fino, añadí los trocitos de carne acompañados de un poco de cebolla bien picados.

Una voz sonó a mi espalda.

– Hola cariño, que haces.
– Como vi que se hacía tarde decidí hacer la comida

Me giré para dar un beso a mi amada, y cual no fue mi grata sorpresa al verla completamente desnuda.

– Estas preciosa – dije dandole un beso en sus carnosos labios.
– Continua, no pares por mis- dicho lo cual se sentó en la mesa de la cocina.

Abrió ligeramente sus piernas dejando al descubierto su espléndido sexo, mientras apoyaba las manos sobre la mesa consiguiendo erigir sus senos al aire. Ante esa visión yo me puse a temblar de emoción.

-No se si podré cocinar en estas condiciones.
-Inténtalo – Dijo lanzándome una mira picara.

Mezcle bien los ingredientes que se encontraban el la cazuela, y me dispuse a prepara los siguiente. Saque unas zanahorias del frigorífico, mientras las lavaba y limpiaba no dejaba de echar una fugaz mirada a su hermoso cuerpo sobre la mesa.

-Por favor dame una zanahoria estoy hambrienta.

Le entregue una, y procedió a comerla, la dirigió a sus labios muy lentamente y comenzó a lamerla como si de un pene se tratase, dándole a la vez pequeños muerdecitos.

– !Hum..! que rica esta, que bien esta entrando en mi boca hambrienta.

La sola visión de semejante hecho hizo que mi estómago se encogiera de pura excitación.

-!Hum. ! que gordita y dura esta – siguió gimiendo

Como pude comencé a cortar una zanahoria en rodajas, mientras ella ente gemidos y conteneos dirigidos a mí se comió la que tenía.

– Ya me la he comido, sigo teniendo hambre, por favor me das una más gorda.

Cogí la que tenía mayor tamaño y me dirigí a ella mientras le decía.

-Me estas poniendo muy nervioso y no esta bien, eras una niña mala.

Ella contestó tan solo con un mohín e introduciéndose un dedo en su boca.

Me acerque, y dirigí la zanahoria a su sexo.

-Haber si la que tiene hambre es esta en lugar de tu boca.

-No se quizás, después de ayer noche, va a ser difícil consolarla.

Rocé ligeramente su pubis mientras ella daba un respingo, giré lentamente hacia los lados, entreabriendo sus labios, la humedad se había apoderado de ella mientras estaba comiendo la anterior, me imagino cuales serían sus deseos, los abría un poco más y comencé a introducir ligeramente la punta de la zanahoria, ella se abrió un poco más para facilitarme la labor, mientras lanzaba pequeños gemidos.

– Madre mía que gorda y dura esta, que gusto me esta dando

La introduje lentamente en su interior, mientras ella movía cimbreantemente su culo encima de la mesa, hasta que la llenó por completo.

-Esta si que está rica y no la anterior.

Cuando creí que estaba suficientemente satisfecha, la saque con suma lentitud para darle mayor placer. Una vez hecho la saque por completo y procedí a trocearla.

– Esta le va a dar un sabor muy especial a mi guiso.

– Ya lo creo.- me respondió picaronamente

Continué como buenamente podía con la ejecución de mi guiso, pero estaba en trances de convertirse en algo imposible. Saque el pequeño calabacín y me dispuse a trocearlo.

-Madre mía, ese si que es gordo

-Serás viciosilla – le contesté mientras me acercaba a ella.

Volví a acercar el objeto de su deseo a su pubis hambriento, rocé la punta sobre su abierta vagina, ella respondió con un pequeño embiste que hizo introducir unos pocos centímetros el verde objeto, asombrándome de la profunda voracidad que tenía mi amada.

– Llena que da gusto – decía mientras yo lo metía un poco mas.

– Hoy la comida va a tener un sabor maravilloso – respondí.

Retiré el objeto y lo preparé rápidamente, porque el objeto que ya no aguantaba era el que tenía entre mis piernas. Puse el guisado a fuego lento. Me giré lentamente mientras me deshacía del pantalón del pijama que todavía llevaba puesto. Me puse a su altura, mi pene quedaba en posición perfecta.

-Vaya, otra frutita con ganas de probar mi coño.

– Y no veas que ganas.

La penetre lentamente, ella meneaba el culo sobre la mesa, casi me pierdo dentro de ella debido a la dilatación que había producido el objeto anterior, en esta posición tenia todo cu cuerpo a mi disposición, comí sus pechos a pequeños mordiditos, saboreando cada pequeño suspiro que emana de su boca. Su cuello fue delicioso, mi lengua lo recorría hasta los hombros, de un lado a otro. Mis manos acariciaban sus muslos, obligándola al mismo tiempo a abrirse mas.

Ella se recostó sobre la mesa, mi pene comenzó a presionar debido a la posición en la parte superior de sus vagina, su cura era todo un poema del gozo que estaba sintiendo. Entonces comenzaron sus manos a competir con las mías, ahora eran cuatro las manos que acariciaban senos, brazos, abdomen y pubis, según se acercaba su orgasmo, ella comenzó a dedicarse por completo a su clítoris, el cual masajeaba con fruición, entonces la agarré por la cintura y comencé a deslizarla sobre la mesa consiguiendo que me pene entrase en su coño salvajemente, ahora sus gemidos se convirtieron en gritos orgásmicos mientras sus manos se centraban en acariciar su pubis, al mismo tiempo yo descargue dentro de ella todo el placer que estaba sintiendo.

La estaba besando por todo su cuerpo cuando me dí cuenta de que la comida estaba haciéndose, por fortuna no se había quemado y me dio tiempo a apagar el fuego.

– Cariño – le dije – hemos estado apunto de quedarnos sin comida.

– Pero vida mía, te parece poca la comida que hemos tomado – me dijo dirigiéndome una pícara sonrisa.

– Tienes razón, pongamos la mesa en el comedor.

– No, me apetece comer aquí encima, en el lugar en el que tanto he gozado, por favor.

– De acuerdo, ahora vistete para comer.

– Creo que comeré tal y como estoy, ¿Te parece un vestido bonito?

– Ya sabes que tu cuerpo me parece el vestido más encantador del mundo, yo también te imitare.

Ahí estábamos los dos comiendo completamente desnudos, lanzándonos pequeñas miradas insinuadoras. Sus pechos se movían al compás de los movimientos de sus brazos, hipnotizándome poco a poco.

– Ten cuidado que te vas a atragantar.

Al terminar de comer, saque el postre que tenia preparado.

Ella miró la tarrina que contenía las fresas y el plátano envueltos en nata.

– Vaya, que postre más estimulante.

Cogió un fresa lentamente, la untó bien de nata y con unos ligeros movimientos circulares la introdujo lentamente en su boca, empecé a sentir una nueva erección, cogió otra fresa con nata, ahora saco su lengua y comenzó a lamerla viciosamente. Me olvidé por un momento de mi postre y me dediqué a contemplarla. Ahora cogió la siguiente fresa, la unta don delicadeza y entonces la dirigió a su pubis, yo la seguí con la mirada, la introdujo lentamente en su vagina y la volvió a sacar, entonces me la dio.

-Toma, come, esta fresa es muy especial.

Estaba riquísima, su sabor inundó toda mi boca, mire su pubis, estaba lleno de nata, no pude resistir la tentación y me dirigí a él. Comencé a besar a la vez que iba comiendo nata mezclada con el sabor de ella.

– Uy! Ese postre no estaba programado – me dijo.

Yo seguí lamiendo esa sabrosa vagina, con una mano acerque mi tarrina de la cual tomé mas nata, unté más mi postre, ahora mi lengua recorría cada parte de su vagina logrando lanzar de su ama gemidos de placer.

-Pero que bien me la chupas, cariño.

Mi lengua comenzó a entrar dentro de ella envuelta en nata, era muy agradable en nuevo tacto; abrió las piernas más para que entrase mejor, su coño estaba dilatadísimo debido a los juegos anteriores. Acerqué la tarrina, de la cual cogí el plátano con nata, acerqué la punta a la abertura de su coño, dio un pequeño respingo al ver lo que me proponía, pero se abrió más.

Introduje el plátano en su coño hambriento, hasta que este se lo trago por completo. Abrí sus labios con mis dedos, hasta que afloró la punta del plátano, comencé a mordisquearlo a la vez que lo introducía y sacaba de su vagina, estaba excitadísima; la nata y el sabor del plátano se mezclaba con los jugos tan maravillosos que estaba segregando, jamás había probado un postre tan rico. Terminé de comerme el plátano dentro de su coño, que rico me supo.

– Ahora quiero otro plátano – me dijo

Cogió mi pene y lo lleno de nata, ahora ella era la que estaba tomando su postre. Su lengua esparcía la nata a lo largo del tronco de mi pene a la vez que daba pequeños mordisquitos. Chupaba con pequeños ruiditos que conseguían excitarme más aún.

La cogí por la cintura, la senté encima de la mesa y la penetré tal y como había hecho anteriormente. Mi pene y su vagina estaban llenos de nata produciendonos una agradable sensación; unté sus pechos con el blanco alimento y emprendí una sabrosa exploración entorno a ellos. Que ricos me estaban sabiendo sus pezones, sobre ellos apliqué una capa especial de nata que consiguió que se alzasen en busca de mi lengua. Mientras, ella asió fuertemente de mis nalgas, haciendo que mi pelvis golpease fuertemente dentro de ella. Sus uñas se clavaron dentro de mí mientras era poseída por un orgasmo que la bañaba por completo, me abrazó fuertemente mientras me besaba haciendo que yo la acompañase en el transcurso del placer que estaba sintiendo.

– Tesoro, verdaderamente la comida te ha quedado hoy estupenda. Espero que me prepares algún otra como esta.

Y por supuesto que yo estaba dispuesto a preparar mas comidas como esa.

Tus comentarios papillon1h@hotmail.com

Author: pentagrama

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