Las chicas del Marqués

En un café de Ciudad Portal Oeste.
Marzo, 17:56 hrs.

Quisiera pensar que solo es un retraso sin importancia y que Valeria se halla atascada en un atochamiento producto del tráfico endemoniado de esta ciudad. Con ella nunca se sabe. Anoche me llamó muy agitada para que hoy nos encontráramos acá en el â??Letras Privadasâ?, un café literario de estilo romántico que, según ella, me iba a recordar nuestra primera cita, y claro, al igual que aquella vez, nuevamente me encuentro esperándola. Se supone que necesitaba mi ayuda para uno de sus raros trabajos-por-encargo y que además tenía una sorpresa extra, algo así como un bonus track solamente para nosotras dos. â??No todo va a ser solo trabajoâ? me dijo y luego me colgó con un â??no faltes, por favorâ?. Así, de improviso. Como suele ser su estilo, un estilo que me carga y me fascina al mismo tiempo. En eso somos súper distintas. Para ella todo es tan poco serio, tan light que no me explico como nos llegamos a gustar. Dicen que los polos opuestos se atraen, que es cuestión de Física…mmm…quizás haya algo de razón. Viéndonos a nosotras mismas todo apunta a mostrar que somos fieles representantes de aquella ley. Aunque saber eso no implica que me dejen de cargan las esperas. Si no fuera porque la quiero tanto me iba ahora mismo…

– Su capuchino, señorita…

La inesperada entrada del camarero casi me deja pegada en el techo del puro susto. Juro que había olvidado lo que había pedido…

– …Y su libro de Edgar Allan Poe â??agrega notando mi sorpresa.
– Eh…si…gracias…
– ¿Azúcar?
– Nutrasweet.
– No lo necesita, en serio â??me dice en su tono primitivamente seductor- Se ve muy bien, señorita.
– Gracias, pero prefiero ser yo la que decida…

En un segundo un repentino calor se apodera de mi rostro sin que yo pueda evitarlo. No se por qué me pasa. Me carga que la gente piense que soy una perna. Quisiera desaparecer ahora mismo. Menos mal que en ese preciso momento veo a Valeria que cruza la puerta de entrada casi corriendo, buscándome, saludándome con la mano. Yo le hago señas para que se acerque, agradeciéndole en silencio que me haya salvado. Sin mirar al camarero, sigo todos sus movimientos, uno por uno, hasta que llega a sentarse a mi lado.

– Perdona, pero me atrasé un poco â??me dice disculpándose toda amorosa- Quiero lo mismo que ella â??le pide al camarero.
– Con nutrasweet ¿Verdad? â??le pregunta él mientras me mira y sonríe.
– Si, claro â??dice Valeria al tiempo que me lanza una mirada en el momento en que el tipo se retira- Veo que ya tienes un admirador â??agrega divertida y como en secreto.
– Cállate, no seas pesada. Además llegas tarde.
– Te juro que se me presentó un imprevisto.
– Mmm… â??le respondo sin dejarme convencer tan rápido.
– No seas mala conmigo…
– Te aclaro que soy yo la que he estado esperando todo este tiempo.
– Lo sé. Y te prometo que valdrá la pena, pero no soportaría que estuvieras molesta conmigo.
– Mmm…depende…
– ¿De qué? Te prometo que hago cualquier cosa.
– Pues de lo rico que sea el beso que me des en este momento…
– Mmmm….para mi será un placer…

Entonces tomándome de la barbilla y acercándose lentamente hacia mi, mirando alternadamente mis ojos y mi boca, Valeria termina dándome un largo y exquisito beso apenas ocultas de la vista de la gente del café. Excepto de mi admirador, a quien alcanzo a ver mientras nos mira, se toma la frente y se ríe.

– Estas absolutamente perdonada â??la absuelvo sonriendo- Pero trata de ser mas puntual ¿ya? El que tardes me asusta un poco.
– Y a mi algún día no encontrarte…

Mas tranquila comienzo a interrogarla por su sorpresa, que me explique, que no aguanto mas la curiosidad, que no sea cruel. Me dice que de a poco, que no me apresure, que por el momento debo saber que se trata de una fotografía, una que tiene que tomar a una mujer que esta casada con un alto funcionario del gobierno.

– Ya sabes, él cuida mucho de su reputación.-me cuenta súper seria- Sobre todo ahora que estamos a un año de la asunción del nuevo primer ministro y está trabajando mucho por aquel puesto. Por ello, si su mujer está teniendo un affaire, considera que el asunto se está volviendo demasiado público y podría traerle complicaciones. Con las pruebas en la mano el podría manejar mejor la situación.
– Suena peligroso â??le hago ver preocupada.
– Solo tengo que tomar un par de fotografías y nada más…De ella y su amante. Ni siquiera tengo que acercarme.
– Entonces voy contigo para asegurarme de que estes bien.
– Me encantaría tu compañía.
– Supongo que no habías pensado dejarme fuera ¿verdad?
– Casi…no sabía si decírtelo o no.
– No te lo habría perdonado.

No quise decírselo, pero yo no estaba tan tranquila. Y podría apostar que la Vale en el fondo tenía algo de susto. Me miraba como distraída, con ternura, pero a mil kilómetros de este instante. Típica expresión suya cuando algo le preocupa.

– Espérame. Voy al baño y vuelvo â??me dice levantándose de la mesa- Aprovecha de leer el cuento de â??Bereniceâ?, te lo recomiendo.
– Me has recomendado todo lo de Poe â??le hago ver con una sonrisa.
– Si, verdad. Es que me encanta.

Me quedo mirándola mientras camina hacia los baños. Es linda, todo en ella es armónico. Súper atractiva. Me da terror pensar que un día tengamos que separarnos, o que le suceda algo. Es tan arriesgada. Por eso quiero estar siempre con ella, acompañarla en sus extraños trabajos, trabajos que van más allá de su actividad como periodista. Sé que lo hace solo por romper con la rutina, por su deseo de aventura, pero de verdad me gustaría que no se expusiera tanto, aunque debo reconocer que es precisamente aquello lo que me atrajo tan intensamente de Valeria. En el fondo debo desear lo mismo y por eso siempre termino acompañándola. Es súper raro, pero con ella me siento tan distinta. Completamente enamorada. Como tonta…sniff.

Como que Valeria tarda demasiado. En realidad ella siempre tarda demasiado en el baño, pero nunca en baños ajenos…Mientras pienso en ello un fugaz sentimiento de intranquilidad me posee, un mal presentimiento me recorre entera tomando la forma de un escalofrío. Tan fuerte que me hace levantarme y dirigirme hacia la puerta del baño. Una vez enfrente de ella, con el corazón en la garganta intento abrirla, pero está cerrada. Entonces me acerco lo suficiente y consigo oír una serie de ruidos y movimientos que provienen desde adentro. Lo intento una segunda vez, pero definitivamente la manilla no abre. Está cerrado por dentro. Un baño público, y eso lo sabe bien Valeria, es de â??uso públicoâ? y no de uso exclusivo, no necesita diez inodoros para hacer lo que tenga que hacer. Ella nunca lo habría cerrado, de eso estoy segura. Vuelvo a apoyar mi oído sobre la puerta y esta vez la llamo por su nombre â??¿Vale, estas ahí?â? Los ruidos se detienen, pero no hay respuesta. Insisto â??¿Vale?â? Esta vez se escucha el ruido del seguro y me hago hacia atrás mientras espero inquieta que la puerta se abra…

Antes que se abra completamente, una mano sale desde adentro agarrando mi cabello y me tira hacia adentro. En medio de la confusión y el dolor alguien vuelve a cerrar la puerta y se pone detrás de mi inmovilizándome y cubriendo mi boca con una gran, inmensa y helada mano.

Apenas puedo ver a través de mi cabello que cubre mis ojos, pero delante de mí se encuentra un tipo completamente vestido de negro que tiene a Valeria inclinada hacia adelante sobre el lavamanos y, detrás de ella, se dedica a cogerla furiosamente. No puedo creerlo. La Vale está amordazada y el tipo le da unas tremendas embestidas mientras le dice que así va a aprender a no meterse en los asuntos que no son de su incumbencia. Y luego ese sonido…¡Slap! ¡Slap! Que ahora que estoy yo, su amiguita, aproveche de…¡Slap! ¡Slap!… ver como le rompe su jodido culo…¡Slap! ¡Slap!…y que si no quiero que me pase lo mismo…¡Slap! ¡Slap!…que no me meta…¡Slap! ¡Slap!. Trato de soltarme, pero el tipo que tengo detrás me toma mas fuerte y apretada. Mientras con su mano se asegura por una parte que no grite ni pueda decir nada, y por otra, que no me pierda ningún detalle de lo que le hace su compañero a Valeria.

Desde acá no puedo ver el rostro del tipo, pero si como su monstruoso miembro de color oscuro entra y sale de la cola de la Vale que gime en cada brutal embestida. Parece increíble que una cosa tan grande pueda caber ahí dentro. Los gemidos ahogados de Valeria me desesperan, me duelen acá dentro, en mi pecho. Su cuerpo se estremece entero…y yo no puedo hacer nada…

– Esta vez es solo una advertencia para tu amiga, pero… -me susurra con una voz grave, de ultratumba, el tipo que me tiene inmóvil- …no me molestaría hacértelo a ti, pequeña ramera. Solo tienes que darme un motivo, un pequeño motivo, y tu hermoso culito será mío â??termina diciendo al momento que da una mordida al lóbulo de mi oreja.

Mientras el tipo se entretiene en pasar su asquerosa boca por mi cuello sintiendo como su miembro erecto comienza a presionar sobre mi cola, el otro comienza a jadear cada vez más fuerte, casi gritando que se va â??a correrâ?, que le va a llenar el culo a Valeria con su líquido. Entonces, en un brusco movimiento hacia arriba que le hace contraer todos sus músculos, se detiene dejando a Valeria suspendida como a dos centímetros del suelo, solo sostenida por su cosa negra dentro y pataleando de puro dolor. Para luego, un par de segundos después, volver a dejarla sobre el piso mientras deja escapar una larga bocanada de aire, casi tan larga como su miembro que pareciera nunca terminar de salir desde dentro de la cola de la Vale.

Una vez afuera se da vuelta y me mira fijamente…

– Debo confesar que este trabajo me encanta â??me dice irónicamente mientras le da un par de palmaditas a la cola de Valeria, que termina por caer exhausta â?? Ojalá tuviéramos tiempo para ti…

Sin terminar su frase da un rápido paso hacia delante, tan veloz que apenas alcanzo a distinguir su mano que me da una bofetada y me lanza al suelo. Desde ahí veo como ambas bestias salen tranquilamente por la puerta, incluso cuando uno de ellos imbécilmente me guiña un ojo.

Luego de ello mi primer impulso fue llegar hasta la puerta, seguirlos, denunciarlos, pero me fui hasta donde estaba la Vale. Me ocultaba el rostro. La conozco y comprendí que no quería que yo la viera llorar. Solamente la abracé y me quedé con ella hasta que pudo levantarse y la ayudé a vestir. Estoy segura que le dolía un montón, sumado a que se sentía súper humillada, pero aún así, haciendo un gran esfuerzo pudo caminar como si no hubiese ocurrido nada. Afuera preguntamos al mesero si había visto pasar a dos tipos grandes vestidos de negro. Nos dijo que no, que nosotras y la pareja sentada allá habíamos sido sus únicos clientes esta tarde. Nos miramos y no podíamos creerlo. Insistimos en que le preguntara a la cajera o a su compañero, pero ninguno de ellos había visto salir o entrar mas personas salvo nosotras y la pareja que aún seguía sentada y que, hasta ahora, no se había movido en ningún momento. Juro que en ese momento me recorrió un fuerte escalofrío. No sabía que pensar. Miré a la Vale y ella también estaba pálida.

Nunca había sentido tanto miedo caminando hacia los estacionamientos donde se encontraba el auto de la Vale. Yo iba temblando y mirando a todos lados. De pronto Valeria se detuvo en seco. Su vista estaba fija en el parabrisas del auto. Un extraño símbolo rojo estaba dibujado sobre él. Le pregunté que significaba, pero ella no tenía idea. Entonces puso su mejor cara de misterio y terminó diciéndome que había llegado la hora de hacer una llamada…

Continuará…

nikolesaez@hotmail.com

Author: osocachondo

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