desperté caliente, completamente erecto y con la respiración agitada, como si hubiese tenido sexo.
La cama estaba limpia … menos mal, pensé, todavía no quiero cambiar sabanas. la ducha no ayudó, y la verdad, que no andaba con ganas de masturbarme, así que salí a la calle a pesar de la erección. los quehaceres del dia me aplacaron esa calentura en lo fisico por lo menos, pero en la cabeza seguí un hervidero de sexo que me estaba volviendo loco. toda mujer era una puta en potencia, sentía que podía meterme entre las piernas de cualquiera de las que caminaba por cerca mio, así llegué a casa, cansado de trabajar y agotado de tanto pensar en ponerla.
telefono, “ella”, invitandose a tomar un plato de sopa (el invierno es generoso, pensé). “ella” es una amiga de años, esa que ya no es mujer en el verdadero sentido de la palabra, ya que no se la mira como mujer propiamente dicha; es amiga, y punto. llegó un rato mas tarde, vestida como siempre con sus ropas anchas, como una adolescente que odia mostrar sus curvas, y con la sonrisa tatuada en la cara. llegó y se puso a cocinar, como ama de casa, delantal, pañuelo en la cabeza y un perfume a rico de la sopa por todo el departamento.
confieso que el día “sexual” me había dejado alterado, y que empecé a mirarla ya como a mujer, y que la misma erección con la que desperté volvió a acompañarme. no uso ropa interior, así que al mirarme … ella tuvo que darse cuenta que algo me pasaba, sin embargo se hizo la tonta y sirvió la sopa. tomamos la sopa como hermanitos, hice mis cumplidos y fui a lavar los platos (parte del trato cocinera-hambriento que teniamos). mientras lavaba los platos se me acercó por atras y me puso el delantal, al pasarlo por “ahí” rozó la dureza y alcancé a ver su sonrisa complice; ató el delantal por atrás y se volvió a ver televisión.
terminé con la cocina, cerré el agua y al darme vuelta para salir, ahí estaba ella, parada en la puerta con mirada “simpatico/caliente” dirigida a mi entrepierna. me acerqué y ella me abrazó; “mi amiguito”, dijo apretando fuerte su pelvis contra la mia, ya ahí se quedó, frotandose y apoyando su cabeza en mi pecho. bajé la mano hacia su cola y la empecé a acariciar por sobre los jeans anchos que tenía, no dijo nada; seguí. metí la mano por debajo de la tela y noté que tampoco llevaba ropa interior, pasé el dedo medio por la raya hasta el ano, que al tocarlo, se contrajo y sentí que sus pulmones se contraian al mismo tiempo en un suspiro profundo. metí la mano mas abajo y empecé a sentir la humedad de su conchita, y ese calor tan rico que mis dedos le transmitieron directo a la pija, que empezó a convulsionarse como loca, queriendo acabar.
la aparté para no pasar papelones y la llevé hasta el sillón; la acosté boca abajo y le saqué los pantalones, dejandole las medias de lana roja puestas y empecé a besarle las nalgas, avanzando lentamente hacia la entrepierna. ella abrió las piernas y levantó la cola con un almohadón bajo la pelvis, dejandome frente a la cara esa concha rosada y humeda, con un olor indescriptiblemente delicioso. me lamí le pulgar y se lo metí despacio, haciendolo temblar, mientras sentia que ella empezaba a gemir despacito.
con el anular le empecé a acariciar el ano, que se abria y cerraba con espasmos suaves. saqué la mano y lamí suave toda la concha, estaba muy caliente y muy mojada, con la lengua busque el clitoris que todavia estaba escondido en su capullo y lo empecé a empujar despacio, hasta que empezó a hincharse y ponerse rojo. le pedí que se de vuelta. la expresion de su cara era de placer extremo, la boca y los ojos entrecerrados, los cachetes rojos y el cabello despeinado; abrí sus piernas y ahí estaba el clitoris esperandome, despierto, erecto. lo empecé a chupar despacio, rítmicamente y mientras hacia eso, con el dedo medio entraba y salia de su concha caliente.
sentía como se contraia toda con ritmo desesperante y sentí tambien como su respiración y sus gemidos delataban un orgasmo intenso. me regaló sus jugos y quedó lista para mas. supe que no aguantaría ni una embestida dentro suyo, así que mientras chupaba su concha, le levanté el buzo y sus pezones estaban rosados y duros; fuí a ellos como un oso al salmon crudo y mientras los chupaba, llevé su mano a mi pija para que me masturbase despacio. entendió mi mensaje y se movió hacia abajo, yo me puse boca arriba y me dijo: “te voy a chupar hasta la ultima gota de leche”, a lo que empezó a chupar la cabeza de mi pequeño tesoro, que estaba dura y morada. jugó con su lengua y empezó a metersela y sacarsela de la boca, mientras me pajeaba con la mano. duré poco, y le llené la boca con chorros poderosos, pero no dejó salir nada. y siguió como si nada hubiese ocurrido. el poder de la succión volvió a traer la sangre que se queria escapar, y en cosa de 5 minutos me tuvo con la pija dura y muchas ganas de meterla en el lugar que habia estado preparando antes. se dio vuelta, recostada, con la almohada bajo la pelvis y me hizo seña de que la agarrase por detrás. la metí en esa concha deliciosa, al angulo exacto y empecé a moverme, sintiendo como el calor aumentaba.
bombee unas 40 veces, despacio y la di vuelta, me puse sus piernas al hombro y la metí, primero despacito y despues con furia, entrando y saliento completamente hasta que la sentí acabar en medio de gemidos suaves. me tiré boca arriba y ella se sentó encima mio, moviendose de adelante para atras, con una agitación terrible hasta que acabó de nuevo y se me quedó tirada encima. la di vuelta, parecia una muñeca, se dejaba manejar, y pasé mi mano completa por su concha, hasta llegar al ano. lo mojé con sus propios fluidos y se la metí despacito, suave, como temiendo romper algo (nada por romper, amigos, nada), y empecé a moverme despacio. vi que con su mano derecha se masturbaba, frotandose el clitoris, eso me puso mas loco y empecé a moverme mas rapido, hasta que los dos acabamos juntos, intensamente. terminamos y ella se fue a la ducha. volvió y yo fui a lo mismo. cuando volvi, me saludó ya vestida, con un beso en la mejilla y se fue, agradeciendo la compañia, con un guiño complice.