Muchos sueños subyacen en los momentos casuales de la vida. Y estos momentos, a veces tan intensos y vehementes se tornan tan ardientes y apasionados que deseas se vuelvan eternos. Cris es una chica muy bella y dulce además de muy inteligente pero con un grave defecto, es adicta al trabajo. Su adicción ha hecho de su oficina su hogar y de su hogar su oficina. Su tiempo se desvanece entre la multitud de expedientes que analiza y corrige, y en sus largas jornadas de oficina no tiene más compañía que su computador. Aun así, no siempre está sola, hay alguien que la observa, alguien que se siente muy atraído por ella. Cris ignora lo que despierta en ese alguien pero pronto va a descubrirlo.
Uno de esos días de arduo y extenuante trabajo, se extendió hasta horas de la noche sin que Cris se percatase de que se había quedado sola en su fría oficina. Piensa que tal vez es hora de irse y justo en ese instante, las luces comienzan a apagarse lentamente, una a una, dejando el piso casi en penumbras pero con una tenue lucecita que le permite recoger sus cosas. Se levanta y rodea su escritorio dándole la espalda a la puerta. Se quita su chaqueta para acicalarse cuando percibe una presencia tras de sí.
Está asustada, sin reacción alguna. Trata de virar y al momento siente como una mano la rodea y cubre sus ojos mientras a otra la abraza fuertemente por su cintura inmovilizándola. Sólo un murmullo en su oído rompe aquel silencio tan siniestro. Eres tan bella!… Tal vez fue el tono tan sereno o la dulzura en las palabras, que la llenaron de sosiego mientras los labios que la adulaban la recorrían desde su oreja hasta su cuello. Eres tan dulce!… Cada halago iba precedido de un beso y una caricia sin el menor reparo de Cris. Tan Perfecta!… ya no sintió miedo ni preocupación, sino más bien una extraña sensación de arrobo y agitación en su cuerpo que la hizo estremecer… Y en ese instante, tal vez fugaz o tal vez eterno, su corazón latió tan lento y tan rápido al mismo tiempo que mezclando sentimientos de calma y sosiego con exaltación y frenesí la llevaron casi a la locura.
Vencidos sus temores, Cris movió lentamente su cuerpo y sus manos hacia atrás tratando de asirse a ese desconocido, de sentirlo, aprisionándose sobre él, permitiéndole que con sus manos la recorriera de arriba abajo y de abajo a arriba, acariciando lo que encontraban a su paso, su rostro, sus pechos, su vientre, todo su cuerpo, mientras sus labios se engolosinaban con su cuello.
No podía verlo, pero sí sentirlo… para Cris la agitación era cada vez mayor. Estremeciéndose con cada caricia y cada beso, se dejó caer en su escritorio con sus brazos extendidas hacia adelante, a merced de ese desconocido, de ese alguien que ahora sería su verdugo.
No quería mirar, sólo sentir esas manos recorriendo su cuerpo…. No quería pensar, sólo sentir esos besos sobre su cuerpo… No quería huir, solo esperar lo que le depararía el destino y el destino sería más que benévolo con ella pues le concedería uno de sus mágicos momentos…
Sus piernas le temblaban esperando ese momento… Se sentía acariciada de arriba abajo con exquisitez y gracia, con la delicadeza que ella deseaba… su corazón latía más rápido volviéndose más impetuosa, sus movimientos eran cada vez más sensuales… su excitación aumentaba pero no se sentía libre, quería despojarse de todo y a su vez no lo quería… deseaba que fuera su desconocido verdugo quien la despojara, quien la desnudara… lo estaba esperando…
Cris seguía apoyada en su escritorio mientras él recogía su blusa acariciando su espalda. Continuaba moviéndose cada vez más lasciva, y seguía esperando…
Mientras él recorría su espalda con sus besos, Cris se sentía más lujuriosa y seguía esperando… Mientras él recorría su cintura con su boca, Cris se estremecía y seguía esperando…
Su cuerpo tembloroso, con cada beso estremeciéndose, pero más ansioso, seguía esperando…
Hasta que su verdugo, tal vez entendiéndola, y tal vez complaciéndola, la tomó fuertemente por la cintura, introdujo sus manos entre sus pantalones y su piel y sin miramiento alguno tiró de ellos con tanta rudeza y con tanta avidez, que los arrancó de tajo llevándose consigo todo a su paso… dejando ver a flor piel de su hermosa desnudez.
Cris estaba conmocionada, sin embargo se sentía libre y despojada, y entre gemidos, sólo una palabra dejó salir de su boca casi como una orden…
Bésame!… repitiéndola insistentemente…
Bésame!… separando obscenamente sus bellas piernas…
Bésame!… y posando sus manos sobre su culo desnudo lo abrió impúdicamente para que fuera besado, musitando la misma palabra una y otra vez…
Bésame!… Abriéndose provocativamente cada vez más…
Bésame!… entregándose y casi rogando…
Bésame!… y fue besada… La espera había llegado a su fin… Los labios de su verdugo la recorrieron ardientemente mientras su tembloroso cuerpo sufría toda clase de convulsiones y su sexo, aun no tocado yacía empapado.
Las manos de Cris seguían aferradas a su bello culo abriéndolo impúdicamente para que su verdugo lo disfrutara tanto como ella disfrutaba ese momento; para que se aprovechara de ella, indefensa; para que la contemplara, expuesta sólo para él… y él, regocijado con la belleza divina de ese provocativo culo, se deleitaba recorriéndolo de arriba abajo y de abajo a arriba con sus besos…
Por un instante, las manos de él se posaron sobre las de ella, acompañándolas en su abnegada misión, la de ofrecer ese maravilloso regalo a su desconocido verdugo, sólo que él lo quería todo para sí y retirando las manos de Cris se apoderó de su obsequio hurgando con su lengua dentro de él, lamiéndolo y chupándolo con el encanto de una golosina, mientras Cris sin voluntad y con tal fascinación, soportaba y gozaba cada uno de esos consentidores y deliciosos antojos de su verdugo…
El seguía aferrado a su regalo con agrado… Y ella, complaciente, aferrada a su destino con deleite… Ahora eran las manos de su verdugo las que apretaban fuertemente su incitante y seductor culo, abriéndolo gustosamente… estaba atrapada pero emocionada, sentía como esas manos que la apretaban la abrían lascivamente más y más, sentía como esos labios que le daban los besos más intensos le succionaban sus entrañas y como esa lengua tan inquieta se incrustaba dentro ella.
Cris, agarrada de su escritorio, presionaba placenteramente su hermoso culo contra los insaciables labios de su verdugo… quería más… quería sentir esas manos apretándole el culo con delicia, abriéndolo gustosamente para él, para sus besos… quería más… quería que esos labios no dejaran de besarla, quería sentirse el fruto del deseo, de los deleites carnales de su verdugo. Quería más… quería que esa lengua siguiera dentro de ella y mientras más se aprisionaba hacia él, más se estremecía… Llena de gozo, con su culo ardiendo, con su culo al rojo y deliciosamente expuesto,
Entusiasmada y provocadora, sintió como esas manos, aun apretándole el culo, la levantaban y sintió como esos labios, que la besaban con vehemencia, ahora iban en busca de algo más… iban en busca de su sexo… Bastó un instante para ser invadida por los labios y la lengua de su amante desconocido que la acariciaron, la besaron y se ensañaron con su sexo… que más podía pedir… Su culo y su sexo, devorados apasionadamente. Cris se fundía en su deseo. Su cuerpo y su mente eran uno sólo totalmente entregados a ese desconocido y su belleza desnuda saltaba a la vista. Su culo y su sexo totalmente expuestos, encendidos y ardiendo, provocadores y vulnerables a todos los caprichos de su verdugo. Era contemplada y era besada. Era acariciada y era besada. Su culo y su sexo ya tenían dueño y ella lo deseaba. Ese era su momento, y lo estaba disfrutando con tanto deleite y regocijo que un fuerte gemido fue testigo del más intenso y sublime apogeo de sus sentimientos.
Adormilada y serena disfrutó de los últimos besos de verdugo quien desapareció en medio de la oscuridad… y con el deseo de otro fugaz encuentro.