Fue una experiencia inolvidablePaula era una mujer muy hermosa, tenía el cabello largo hasta los hombros, era esbelta y de cuerpo firme y bien proporcionado, unos pechos muy bien delineados y unas caderas anchas rematadas en unas nalgas bien redonditas, sus piernas largas eran dos monumentos; aunque era castaña, acostumbraba teñirse el cabello de pelirroja, lo que le quedaba muy bien por su tez clara y fina. Ella estaba casada con Gerardo, un ejecutivo de alto nivel que trabajaba mucho y estaba poco en casa, con muy buena posición económica, tenían una casa grande en una zona exclusiva de la ciudad.
Gerardo continuamente salía de viaje de negocios y Paula se quedaba sola en casa con la sirvienta, se iba de compras o a tomar un café con sus amigas. Ese jueves eso había hecho, regresó a su casa como a eso de las 8:00 de la noche y decidió darse un baño; Rutilia, la sirvienta no estaba, pues había ido a su pueblo a visitar a un pariente enfermo y regresaría hasta el lunes; mientras que Gerardo había salido de viaje y también regresaría el lunes. Paula había bromeado con él diciéndole que si no estaría teniendo un amorío con la gordita Rutilia, pues casualmente iban a salir el mismo día y a regresar el mismo día también. Gerardo rió con las ocurrencias de su mujer y le dijo que no le fuera a decir eso a Rutilia porque se ofendería y se iría y era muy buena sirvienta.
Pues bien, que Paula preparó su baño de burbujas y se metió en la tina; se relajó tanto que casi se queda dormida; en eso estaba cuando tocaron el timbre de la puerta; Paula hizo un mohín de molestia, se puso una bata y fue a ver quien era, al asomarse por la mirilla vio a Mauricio, que era compañero de trabajo de Gerardo; asustada por creer que algo malo había sucedido, abrió la puerta; Mauricio la saludó y le dijo que había pasado a ver si estaba todo bien y si nada se le ofrecía; Paula se extrañó, pues Mauricio nunca había tenido un gesto así y además vivía casi al otro lado de la ciudad, por lo que su casa no le quedaba de pasada; ella contestó que todo estaba bien, pero vio que llovía un poco y se vio obligada a invitar a Mauricio a entrar, él vio que ella solo traía la bata y un bulto se empezó a levantar en la entrepierna de su pantalón, aunque Paula no lo notó. Le invitó un trago y él aceptó, cuando ella le dio la espalda, Mauricio contempló la hermosa silueta de Paula bajo la bata y la imaginó desnuda, pensó que Gerardo era demasiado afortunado teniendo una mujer como Paula y sintió envidia de él.
Paula regresó con el trago para Mauricio y al inclinarse para ponerlo sobre la mesita de centro, él alcanzó a ver los hermosos pechos de ella colgando dentro de la bata de baño; Paula lo notó y de inmediato se enderezó. Le dijo a Mauricio que regresaría enseguida, que iba a cambiarse; él le dijo que no era necesario que no tardaría en irse. Ella notó que el hombre sudaba copiosamente y lo notó nerviosos; le preguntó si había algún problema y que si ella podía lo ayudaría, Mauricio respondió que sí había un problema, pero que ella no podría ayudarlo; Paula insistió y se sentó en el sofá junto a él, inconscientemente cruzó las piernas, dejando ver buena parte de sus muy bien formados muslos; Mauricio sudaba más aún y apuró la copa. Le dijo que sería mejor que se fuera a cambiar, ella se molestó un poco, pues primero la detuvo y luego la mandó a cambiarse; pero aún así se levantó y fue hacia su recámara, sintió la morbosa mirada de Mauricio siguiéndola todo el tiempo.
Paula entró a su recámara y cerró la puerta, se quitó la bata de baño y se inclinó hacia delante para sacar del cajón del tocador unas pantaletas; al incorporarse vio por el espejo a Mauricio parado atrás de ella, rápidamente se volteó a reclamarle, tapándose con las manos sus partes privadas, sin embargo no le dio tiempo de nada, Mauricio la abrazó rodeándole los brazos y la besó metiendo su lengua hasta adentro de la boca de Paula, ella intentó zafarse, pero el la apretó muy fuerte, por lo que Paula intentó morderle la lengua, al sentir la resistencia de ella, el apartó su cara y le besó el cuello, Paula le gritó: â??¡Que te pasa, suéltame!â?. Mauricio con un rápido movimiento la arrojó boca arriba sobre la cama, Paula intentó voltearse y escapar, pero el ya estaba encima de ella; sintió el peso del hombre y se horrorizó de saber lo que iba a suceder, quiso gritar, pero ya una mano de él le tapaba la boca mientras su boca recorría el cuello y los senos desnudos de ella Paula sintió como Mauricio se quitaba con la otra mano los pantalones y sacaba su cosa, sintió como la obligó a abrir las piernas y puso su miembro en la entrada de su sexo, intentó gritar de nuevo pero ningún ruido salía de su boca tapada, la verga de Mauricio empezó a entrar y ella no podía hacer nada para evitarlo; el pene de él penetró totalmente y empezó a moverse, con una mano le tapaba la boca y con la otra le sostenía ambas muñecas por arriba de la cabeza, el cuerpo desnudo de Paula fue todo un manjar para Mauricio, mientras la violaba le decía que siempre la había deseado, que Gerardo no la merecía, que él era mejor para ella y que Gerardo se acostaba con su secretaria, que se la había llevado al viaje y que seguramente en ese momento estarían cogiendo â??como nosotrosâ? le dijo.
Mauricio le soltó la boca para agarrarle un brazo con cada mano y la besó, Paula asqueada se quedó inmóvil, ya no reaccionó, solo sintió el pene de Mauricio entrando y saliendo de su vagina; Mauricio le besó el cuello y las tetas y Paula ya no gritó, lo que Mauricio le dijo la dejó muy confundida, ¿sería cierto que Gerardo la engañaba con la secretaria?, se dejó hacer por Mauricio lo que él quiso, sentía un inmenso dolor físico, pero no se comparaba con el dolor sentimental que tenía.
Mauricio gozó todo lo que quiso a Paula hasta que tuvo su orgasmo y soltó un gran chorro de semen adentro de ella. Se levantó y rápidamente se fue, dejándola desnuda en la cama sin moverse, ella lloraba sintiendo su cuerpo sucio, pero más por la duda que Mauricio había sembrado en su corazón.
Paula terminó su baño pero sin disfrutarlo, al día siguiente contrató a un detective que le confirmó lo que Mauricio le había dicho, no le dijo nada a Gerardo, actúo como si todo fuera normal, pero el lunes siguiente sonó el teléfono de Mauricio en el trabajo y esta fue la conversación:
Mauricio: Bueno
Paula: Hola Mauricio
M: Hola, ¿quién habla?
P: Soy, yo, ¿no te acuerdas de la otra noche?
M: ¿P..paula?
P: Si soy yo, necesito hablar contigo.
M: ¿Conmigo?, ¿de que?
P: Necesito que vengas a mi casa el miércoles y te lo explico
M: ¿A tu casa?
P: Si
M ¿A qué hora?
P: A las ocho está bien
M: (Susurrando) Si sabes que Gerardo sale de viaje el miércoles ¿verdad?
P: Por eso quiero que vengas… a acabar lo que dejaste inconcluso
M: Está bien, ahí estaré.
P: Gracias, un beso, chao.
M Adiós.
Desde entonces, Mauricio y Paula se ven cada vez que Gerardo se va de viaje con su secretaria.
buena historia