Me gustaría haber amanecido a tu lado, y empezar a tocarte dormida, tenerte en mis brazos y restregar mi verga contra tu culo.
Mi verga ya estaría dura, lista para ti. Bajar, por debajo de las cobijas y encontrar tus bragas, quitártelas despacito con los dientes y luego comenzar a lamerte el monte de venus, tus labios vaginales, el clítoris. Mover mis labios, mi lengua, en pequeños espirales.
Me gustaría despertarte así, darte los buenos días así, con el mejor cunnilingus de tu vida. Luego subiría a tu vientre, a tu ombligo, a tus pechos. En cada pezón envolvería mi lengua, y les daría pequeñas mordidas, acariciando con la punta de mi lengua toda la circunferencia de tus deliciosos senos.
Subiría por tu cuello y tu tráquea, tu quijada, y desembocaría en un beso en tus labios, tierno, dulce, casi infinito. Luego unos besos más apasionados, con mi lengua jugueteando dentro de tu boca, como un tango, como un blues, como la música que mueve todo el cosmos.
Te besaría y te mordería los labios mientras te masturbo. Primero mi dedo indice y medio harían tiernos círculos sobre tu vagina, metería mis dedos hasta inundarlos de ti, hasta que tengas un orgasmo de esos que hacen encurvar la espalda y deshabilitar el tiempo…
Después, en una acrobacia inaudita, metería mi pene en tu boca, que se vaya poniendo grueso y duro dentro de tus papilas gustativas. Le das pequeños golpecitos con tu lengua, lo chupas ávida, deseosa; me excita tanto estar así que por poco eyaculo en tu boca, pero me contengo y te subo sobre mí, para que me cabalgues… y sientas mi miembro hinchado de vigor en la calidez hipnótica de tus paredes vaginales; lo aprietas, lo haces tuyo, me coges rápido, me cabalgas como una puta o como una diosa, da igual, sobre mí, cabalgándome, me haces tuyo.
Hay un vértigo espiritual que se desliza en nuestro sudor. Siento que tu vagina envuelve mi verga como un capullo de eternidad. Tus tetas rebotando son la visión del paraíso, un abecedario de perversión que embruja los sueños. Tu boca entreabierta, tus gemidos.
Aprieto tus nalgas y te atraigo hacia mí para que mi pene entre cada vez más profundo en tus abismos, en tu jardín de delicias. Muerdo tu boca, acaricio tu espalda; luego bajo para morder violentamente tus pezones. Comienzas a cabalgarme ahora mucho más rápido.
Estoy a punto de venirme cuando te quito, me siento a la orilla de la cama y te pongo sobre mi regazo, baca abajo… Y comienzo a nalguearte. Tu culito se va poniendo rojo, comienzo con nalgadas suaves y voy gradualmente aumentando la intensidad.
De vez en cuando meto mi mano derecha buscando tu clítoris, lo acaricio, lo agito, lo estimulo. Hago una combinación de sensaciones. Te pellizco los pezones, te nalgueo, tu masturbo. Luego no dejo de masturbarte, cada vez más fuerte, cuando llega el cenit del éxtasis comienzo a asfixiarte… así, te vienes, dejas mis piernas inundadas con tus jugos, con un río de deliciosos gemidos.
Después te pongo en cuatro, comienzo a chupar tu culo, a masajear tu ojo de Sodoma, a estimular tus nalgitas rojas y paradas. “Eres mi putita” te digo al oído, friccionando mi verga en tu culo. Luego, de tajo, penetro tu ano, despacio, suave, como una ola que va y viene en el mar. Agarro tus caderas, me aferro a tu espalda…
Comienzo a cogerte más y más duro, esquizofrénico, ido, perdido. Suelto toda mi energía y mi ímpetu, me siento como Moisés abriendo el mar. Me siento poderoso empalándote. Tus gritos rompen el universo para volverlo a crear al instante. Jalo tus cabellos, apachurro tus pechos y acaricio tu vagina.
Paso mi cinturón por tu cuello y lo jalo… Al fin, exhausto, eyaculo espeso semen en tu espalda… Perlas blancas que se deslizan por las coyunturas de tu espalda baja…
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buenisismo me la hizo poner dura estoy en skype jorge.esquivel.frasser