Lety

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Relato enviado originalmente por JC el 3 de Abril del 2001 a www.SexoServicio.com

Lety es una vieja amiga, la cual no se a casado nunca. Eso nunca fue tan importante hasta que con detenimiento pude ver que atrás de la vieja costumbre de verla, había un cuerpazo que a los 32 años jamás había sido tocado por hombre alguno, lo cual le daba un sentido especial y haciendo un poco de cerebro se me antojaba para ser yo quién bebiera los jugos de esa rica fruta.Todo empezó en un cumpleaños, cuando llegó vestida con un vestido de una sola pieza, que la hacia verse como un maniquí, y pude admirar por vez primera sus deliciosas piernas, perfectas, sus nalgas y la breve cintura que hacia juego perfecto con el resto de su cuerpo.

Mas de una vez yo le bromeaba con cuestiones respecto al sexo, pero a manera de juego. Lo que sí, pasaba es que a fuerza de convivir en las reuniones entendí que ella necesitaba a un hombre, que ardientemente deseaba alguien para calmar esa sed que ya le atormentaba pero por sus prejuicios, le evitaba.

En una ocasión al bailar yo con ella, la estreche contra mi cuerpo, ya que la música era muy romántica, y jugando le insinué sobre cuando nos comíamos el pastelito, ella sonriendo me dijo que el pastelito quizás estaba muy rico, pero que quizás yo no reunía las condiciones físicas para hacerlo, más eso a mi no me importaba , ya que si hacíamos el amor o no también no era indispensable.

En una ocasión fuimos a la playa y pude admirar casi a plenitud su cuerpo y decidí que de alguna manera yo iba a ser el primer hombre que la tocara y la hiciera suya. Así que de alguna manera trate de estar cerca de ella para esperar la oportunidad. En una ocasión después de un partido de fútbol y de nosotros ganar un campeonato, celebramos en la casa de un amigo, y como íbamos los casados cada quién con su pareja y los que no llevaban novios e iban solos, le pedí al amigo que me dejara dar un baño, el cual me hizo pasar a su recamara para darme un baño y cambiarme. Después de un duchazo de agua fría, empecé a secarme cuando de improviso se abrió la puerta, y sin fijarse quién estaba entro Lety, con una minifalda que me dejo mudo, lo cual me provocó una leve erección. Ella al verme desnudo cambió colores, y yo sonreí ligeramente; se disculpó y salió de prisa y se reintegro a la fiesta.

Al poco rato me encontraba bailando con ella, y al estrecharla contra mí, le pedí disculpas por lo que había pasado al mismo que le decía que si le había parecido bueno lo que había visto, y me dijo que sí, pero que no era lo que había imaginado para ella, yo le dije esperaría hasta que ella lo considerara necesario, mientras le mordía el lóbulo de la oreja. Mas tarde la fui a dejar a su casa, no sin antes estacionarnos frente a su casa y decirle lo buena que estaba, mientras escuchábamos música romántica, jugando le tome la mano y sentí un ligero temblorcillo en su mano y me despedí dándole un beso en la mejilla casi rozando la orilla de su boca, lo cual hizo que se turbara levemente y penetró a su casa.

Los encuentros se fueron haciendo mas frecuentes, ya tenía la oportunidad de besarla e irla introduciendo al maravilloso mundo de las caricias, las cuales las gozaba tanto que al poco tiempo la fui llevando a lugares mas escondidos, y goce mas de su cuerpo sin hacerla mía.

Para no hacerla larga, en una noche que nos estuvimos acariciando estacionados en una calle obscura, la policía llegó y nos corrió de ese lugar. Nos tuvimos que marchar de inmediato, y le dije que esa situación se había vuelto insoportable, que quería estar a solas con ella. Ella me habló de sus miedos y lo que hice fue abrazarla tiernamente mientras ella me decía que la llevará a algún lado. Inmediatamente tome rumbo hacia las afueras del pueblo y la llevé a un motel, ella al ver adonde nos dirigíamos trato de evitar que entráramos, pero ya era tarde, nos estacionamos y la tuve que levantar entre mis brazos para poder meterla, ya adentro y con el seguro en la puerta puesto, trato de darme mil razones para no hacerlo, pero para calmarla le dije queque íbamos a hacer algunas cositas, que si no le gustaba me lo dijera y si le gustaba me entregara sin decir nada el condón que le puse en la mano.

Para que ya no hablara me posesioné de su boca y con besos prolongados le mordí la lengua, y ella me fue respondiendo, besé suavemente su cuello mientras susurraba cosas hermosas en su oído. Quise quitarle el vestido, pero me dijo que quería probar las cositas, que le había dicho antes de decidir si hacíamos el amor. Entonces la jale hacía mi agarrándole las nalgas y empecé a bajarle las pantaletas al mismo tiempo que decía que le iba a dar una buena chupada. La recosté en la cama, quitándole los calzones y vi por primera vez su agujetiro, me acerque y empecé a besar sus piernas, hasta llegar a el pastelito, el cual con lengueteos suaves y movimientos circulares fue produciendo en ella una sensación rica que arrancaba gemidos de placer, ella, jalaba mi cabeza hacía su coño y lo disfrutaba, cuando ya sentí que de alguna manera se venía, me separé bruscamente de ella, reclamandime de inmediato el porque de eso, le dije que la quería desnuda sobre la cama, para poder verla mientras la veía. A regañadientes, empezó a quitarse la ropa, hasta quedar totalmente desnuda, mientras yo la veía extasiado, le seguí chupando hasta que se vino. La dejé descansar desfallecida, con los ojos cerrados y tomando aire para descansar un rato, mientras la veía, comencé a desvestirme, me subí a la cama, ya desnudo, y le besé la boca, ella me atrajo hacia ella, cuando de repente se dio cuenta de mi desnudez, y se alejo de mi momentáneamente, yo la atraje suavemente, y empecé a besarle la boca, mientras pegaba su cuerpo al mío, al sentir mi piel, poco a poco tomo confianza y me fue abrazando con firmeza, apretando mis espalda, pellizcando con fuerza, (quizás por la espera de años de querer tener entre sus piernas un cuerpo de hombre), le empecé a bajar la boca por el cuello, chupando, hasta llegar a sus pechos, estrujándoselos y mamándoselos con fuerza, después por su cintura, ella metió las manos, entre nuestros cuerpos, rozando las partes cercanas a mi pene, hasta que fue tomando confianza y lo tomó entre sus manos, abriendo los ojos de sorpresa al mismo tiempo que le decía:

– ¿Es eso lo que esperabas?

– No sé, esta muy grueso y duro, me da miedo. Contestó

– Entonces vamos a verlo, para que lo conozcas, disfrútalo, bésalo, has lo que quieras.

Me senté en el respaldo de la cabecera, y ella nerviosa se sentó, entre mis piernas sin soltarme.

– ¿qué hago?

– Puedes besarlo, empezar a chuparlo

Se recostó boca abajo, parecía chiquilla traviesa, la cual acababa de descubrir el mundo, se lo acercó a su boca y lo empezó a chupar

– ¿así esta bien?

– Ummhu- repuse concentrado en las sensaciones que empezaban a recorrer mi cuerpo, sentí como empezó meter y sacar mi pene de su boca, mientras que con su mano, lo estrujaba, yo veía sus nalgas y pensaba en lo delicioso que me la iba a pasar. Después de un rato, cuando sentí venirme, la separé suavemente diciéndole-

– No sé va a acabar, ya habrá tiempo para más, levante su cara y la besé mientras la iba recostando en la cama, metí entre sus piernas una de las mías y antes que yo le preguntara si estaba lista, ella me puso el condón en la mano. Me hinqué abriendo el sobrecito y poniéndome el condón,

– ella me decía- hazlo despacito, porque la tienes muy grande y me vas a lastimar.

Me recosté sobre ella, mientras le tocaba su cosa, que estaba húmeda. Coloque la punto del pene en su agujerito, y le la empecé a dejar ir.

– Me lastima, más despacito- gemía- hasta que le sepulté totalmente la verga, haciendo que Lety se arqueara de gozo.

Sentí que algo corría por mis huevos, y pensé que ahí estaba la muestra del final de su virginidad. Empecé a moverme suavemente mientras la besaba suavemente. Lety se aferraba a mi con brazos y piernas, moviendo la cadera acoplada a mi ritmo, me aferré a sus nalgas, levantándoselas, lo cual hizo que la sensación fuera mas placentera viniéndose inmediatamente, se retorcía bajo de mí, me decía vente, vente, que ya no aguanto más. Seguí moviéndome hasta que me vine a chorros, y caí desfalleciente sobre ella. Me recosté sobre la cama, y ella se subió sobre de mí besándome el pecho, la cara, mordiéndome el cuello y tocandome. Después nos marchamos a casa y al dejarla en la puerta, me dijo que me amaba y se introdujo a su casa. Al oír que me amaba, ya me preocupo porque no quería enamorarme de ella, porque solo la deseaba y quería disfrútarla, pero esa ya es otra cosa, otra razón para continuar la historia.

Author: CuentosCachondos

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